Desde el pasado día 1 de noviembre, puede contemplarse en el antiguo cementerio de San Rafael de Monturque una placa dedicada a la memoria de todos los naturales o vecinos de esta población que perdieron la vida con motivo de la guerra civil española de 1936-1939, tanto por la violenta represión ejercida en el transcurso de la misma, como por las heridas o enfermedades padecidas durante su presencia en los distintos frentes de batalla.
De las cuarenta y tres víctimas mortales de las que por el momento se tiene constancia y que aparecen relacionadas, tan solo tres de ellas se encuentran realmente enterradas de forma digna en este camposanto; otras dos también lo están, pero en una fosa anónima; varias más yacen en cementerios de los diversos municipios donde les sobrevino el fatal desenlace; y otro numeroso grupo permanece en lugares indeterminados y sin identificación alguna. Cabe también resaltar que de gran parte de ellas, y pasados más de setenta años desde que ocurrieran, todavía no figuran inscritas sus correspondientes defunciones en ningún registro civil.
La colocación de esta placa obedece a un proyecto promovido por la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico y Artístico de Monturque; y su coste ha sido sufragado, casi en su totalidad, con una subvención concedida por el Excmo. Ayuntamiento de la localidad, que a su vez ha dado todas las facilidades posibles para que se lleve a cabo.
Según Francisco Javier Rueda, presidente de referida Asociación, “con esta iniciativa se ha pretendido rescatar del olvido a las víctimas de la barbarie que supuso la pasada contienda civil, para que sus nombres sean conocidos por la actual y las futuras generaciones de nuestro pueblo; y, a la vez que sirve como sencillo pero emotivo homenaje a todas ellas, tal como se indica en el encabezamiento de la placa, que los familiares que lo deseen dispongan también de un lugar adecuado donde puedan rendirle el debido culto a su memoria”. Que así sea.

FRANCISCO LUQUE JIMÉNEZ