La Sentencia del TS absolviendo al Juez Garzón es, sobre todo, un acto de justicia. Para restaurar su dignidad profesional, tan maltratada por dicho Tribunal, y para derrotar a las acusaciones fascistas. Pero no ha resuelto de forma definitiva cual es la viabilidad de las denuncias ante los Tribunales de las víctimas de los crímenes franquistas.
La Sentencia parte de presupuestos conservadores y muy formalistas en la interpretación de las Leyes y Tratados Internacionales que favorecen a dichas víctimas. Bastan unas consideraciones.
En primer lugar, no contiene ninguna referencia a uno de los hechos criminales objeto de la investigación del Juez Garzón, los “niños perdidos”.Una muestra preocupante de la falta de objetividad en el análisis de los hechos objeto del Sumario 53/2008.
Tampoco hace referencia a la cifra , al menos provisional, de desaparecidos que consta en los Autos, cual es la de 114.266 personas y sus restos. Es, sin duda ,una forma de relativizar la gravedad de los hechos denunciados e investigados.
Mantiene esa equidistancia tan conservadora de no citar para nada la II República, como institución legítima destinataria del “golpe de Estado” de 1936. Y, paralelamente, referirse a los “dos bandos” durante la Guerra Civil o, lo que es peor, al “bando republicano”.
Y parte de un presupuesto falso sobre las pretensiones de los denunciantes ante la Audiencia Nacional en Diciembre de 2006.No pretendían, como sostiene la Sentencia, “juicios de la verdad”. No, en absoluto. Denunciaban hechos criminales, la detención y posterior desaparición de sus familiares, presumiblemente fallecidos.No era solo “el derecho a saber” o la “verdad histórica” sino, como decía una de la entidades denunciantes, “requerir a la Administración de Justicia para que asuma un papel activo en la localización de las fosas, exhumaciones…”. Es decir, que el Juez procediera, como se pretendió hacer, en aplicación de la Ley Procesal que le obliga a descubrir los delitos, haya o no autor conocido.
Los denunciantes deseaban que, por fin, los Jueces cumplieran con su deber de investigar los hechos denunciados.
El TS continúa rechazando, como ya lo hizo el Juez Varela, aplicar el Derecho Internacional Humanitario. No lo podemos aceptar. Porque genera abandono y la máxima indefensión de las víctimas, aún muy numerosas, de la dictadura.
Y que no se nos diga que la transición significó “el abandono pacífico del franquismo”, como pretende el TS, porque es completamente falso.
Pero, sobre todo, porque ya es hora de que el TS, sin más dilación, tutele y proteja los derechos de las víctimas de violaciones masivas de derechos humanos. Porque si no lo hiciera, estaría alineándose con el olvido y el silencio y la completa impunidad de la dictadura franquista.
1.204 fosas comunes extendidas por toda España exigen una clara e inequívoca respuesta. Y la respuesta solo puede estar en la reapertura del Sumario 53/2008 que abrió legalmente el Juez Garzón.
Es la única respuesta humanitaria y democrática que esperamos y exigimos.

Todo el mundo ha sido testigo de los tres procesos abiertos en el Tribunal Supremo contra Garzón. Hemos asistido a una persecución política, mediática y judicial contra el juez que tuvo el coraje de iniciar la instrucción sobre la trama de corrupción partidista Gürtel. También, contra uno de los pocos jueces españoles que ha osado investigar los crímenes de la dictadura franquista, atendiendo así la demanda de tutela judicial de numerosas asociaciones ciudadanas al iniciar un proceso sobre los desaparecidos como consecuencia de la represión y exterminio franquista.

El 16 de octubre de 2008 Garzón se declaró competente para investigar los crímenes del franquismo. Y lo hizo en base a la evolución del Derecho penal internacional dirigido a proteger y sancionar las violaciones de los derechos humanos más elementales. Según este Derecho, los crímenes contra la humanidad, los crímenes de guerra y el genocidio integran una categoría de delitos que se caracterizan por la prohibición de toda impunidad y prescripción. Delitos que no pueden ser objeto de amnistía, olvido y perdón. Invocando ese derecho se anuló la «Ley de punto final y obediencia debida» en Argentina, y se permitió a la Audiencia Nacional procesar a Pinochet y juzgar a Scilingo, entre otros. La Ley de Amnistía española de 1977, como ha indicado el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, tampoco puede amparar la impunidad y la falta de investigación de estos tipos delictivos.

Pero cuando la mirada de la justicia española se ha querido proyectar sobre nuestro pasado histórico, la realidad política se ha desenmascarado. Y así, una demanda de herederas directas del franquismo -Manos Limpias, Libertad e Identidad y la Falange- contra el juez Garzón, acusándolo de prevaricación por pretender investigar los crímenes de la dictadura, ha sido aceptada por el Tribunal Supremo.

Esto ha comportado, por ahora, la interrupción de esta investigación, la separación del juez y su condena.

La reciente sentencia del Tribunal Supremo supone una denegación de justicia particularmente grave para las víctimas del franquismo que el juez Garzón había amparado. También, y por extensión, la denegación de justicia y de restablecimiento de la verdad para todos los actos criminales y violaciones de los derechos humanos perpetrados por la dictadura de Franco. Entre otros, el exilio y la represión republicana, el secuestro de miles de niños, o bien la legítima pretensión de anulación de las sentencias de los consejos de guerra y de otras jurisdicciones franquistas, como el TOP. En resumen, una intolerable contribución a la impunidad de la que ha disfrutado durante tanto tiempo la dictadura franquista.

La persecución contra Garzón tendrá un efecto intimidatorio en la magistratura, pues supone un menosprecio de la necesaria independencia de los jueces en su función de interpretar las leyes -y en general frente a otros poderes estatales- y una conculcación del derecho penal internacional, instrumento indispensable para ofrecer una protección frente a violaciones de los derechos humanos. Se puede afirmar que el Tribunal Supremo con su actuación está dañando el Estado Democrático y de Derecho previsto en la Constitución española.

Quienes entendemos la democracia como un proceso que debe avanzar en materia de derechos, participación ciudadana auténtica e igualitaria, pensamos que examinar públicamente los crímenes del franquismo contra los defensores del régimen legítimo republicano, hacer justicia y reparar el daño a las víctimas es un camino del todo imprescindible. Como también lo es restablecer la memoria de la resistencia antifascista en vistas a una cultura que merezca ser calificada como democrática.

Por todo ello, manifestamos nuestro apoyo a Baltasar Garzón por su lucha contra la corrupción, el crimen organizado y las tiranías. Exigimos la continuidad en la instrucción de las causas por los desaparecidos y los niños secuestrados del franquismo, de acuerdo con el derecho penal internacional. Verdad, Justicia y Reparación.

Pertenecen a la Plataforma:

AREMEHISA
Asociación Germinal de Bujalance
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Nueva Carteya ‘Disipar tinieblas’
CCOO
Foro Ciudadano para la Recuperación de la Memoria Histórica de Andalucía
Foro por la Memoria de Córdoba
SOS Bebés robados
UGT
Víctimas del franquísmo.
Muchas ciudadanas y ciudadanos indignados por los juicios de la vergüenza.

Plataforma Cordobesa por una Justicia Democrática

VIDA NEGRA, LUTO PERPETUO

febrero 26, 2012

VIDA NEGRA, LUTO PERPETUO
Hace solo alguno días, una persona mayor,( hijo, por cierto de un rojo), me preguntaba que
estaba ocurriendo con el juez Baltasar Garzón. Se acerco a mi, aquí en mi pueblo en Aguilar de la
Frontera. Mientras lo hacía dejo ver que entre sus manos llevaba una vieja fotografía. Era la
fotografía de su padre, desaparecido y asesinado en los primeros días del mes de Agosto de 1936.
Después de escuchar mi respuesta y entender (por que creo que así lo hizo) lo que esta ocurriendo
con Garzón, el anciano que sobrepasa ya los noventa años de edad, sonrió. Era la sonrisa más triste
que he visto en mi vida. Jamás, por mucho tiempo que transcurra la olvidare. Fue un gesto en el
cual a la vez se entremezclaba la sonrisa , la pena y un dolor que jamás había contemplado hasta ese
mismo instante. Ni tan siquiera supe lo que hacer, ni que decir. Manuel, (este es su nombre) besó la
vieja fotografía de su padre y la devolvió de nuevo al bolsillo de la chaqueta de pana, de la que
había salido.
Sin apenas conciencia de su estupor, se alejo algunos metros, solo, pensando que quizás no
tendría mucho mas tiempo, ni oportunidad de saber lo que le ocurrió a su padre, de encontrar su
cuerpo, de hallar las respuestas necesarias a las preguntas que llevaba haciéndose, toda una vida .
Llorando, entre sollozos, dejo escapar un quejido, ese que sale del fondo de todos los sentidos, de la
desesperación, de la impotencia de alguien que sabe que esta agotando ya los últimos plazos del
dolor y que más allá del hoy, quizás no haya un mañana .
No pude menos, que fijarme nuevamente en él. En su rostro marcado a fuego por la vejez y
curtido por el sol de esta tierra , pude reconocer junto a la tristeza y una pena honda y negra, la
imagen mas cruel de España. Una imagen de una España antigua, pero no por ello menos actual e
injusta ahora. Pues los signos de la vejez avanzan más despacio que el olvido, la memoria y la
injusticia a la que de nuevo se están viendo sometidos tantas personas como Manuel.
Me acerque a él. Siempre, me dijo, he querido ir al encuentro de la ausencia de mi padre. Se lo
debía a él y a mi madre. ¡ Me lo arrebataron, siendo muy pequeño y no hemos sabido nada más de
él¡.
Dicen algunos que todos los muertos son iguales, pero yo se que no es verdad. No en la memoria
de los que no han podido enterrar a los suyos. No en el dolor de los que aún buscan la verdad, en un
país de mentiras.
Hay muchas cosas, que no sabemos (continuó diciendo Manuel) . Yo por lo menos no las sé, a
pesar de haberme pasado media vida haciendo preguntas. Ahora me queda la sensación de que
tendríamos que haber hecho muchas más preguntas. Solo así , tal vez hubiese llegado el momento
de firmar la paz conmigo mismo.
Tengo la sensación de que hemos tenido que decidir entre el olvido y la memoria. Durante
muchos años nos taparon los ojos y la boca. Pero nosotros solos hemos decidido ver y hablar.
Porque el pasado siempre se vio. Por que el pasado siempre se supo, creo firmemente que tenemos
derecho a saber lo que ocurrió con nuestros seres queridos. Y empezar a decir lo que necesitaba ser
dicho. Recuperar nuestro derecho.
Construir la memoria y recordar a pesar de que ya no me queda ni una gota de lagrimas que
derramar. Pero si me queda y quedara siempre la dignidad y la sensación de que muchos días han
valido más que mi vida entera. Unos días llenos de esperanza, unos días llenos de justicia, unos días
llenos de razón, cuando creímos por fin que este país iba a saldar la deuda pendiente que tiene con
los desaparecidos del franquismo.
Ahora como entonces la justicia nos humilla de nuevo, dejándonos solos otro vez, mientras
morimos sin respuestas. Nos deja solos y en la estacada.
Manuel sabe perfectamente que su padre no se equivocó de bando y que tampoco fue un héroe
inútil. Su muerte sirvió para afianzar su vida. Para denunciar a los que habían ganado la guerra y
ahora eran dueños de todo, de esa misma vida y de la muerte también. De la ley, del cielo y de la
tierra. Sabe también muy bien que ha sido hijo del hambre, de la inquietud y de la incertidumbre.
De la indignación, de la impotencia, de la amargura, del miedo, de la rabia y del dolor. (Un dolor
que hoy vuelve a aparecer de nuevo). Su predestinado destino le obligo desde muy joven a tener que
elegir un camino, sembrando su personalidad de un orgullo y un dolor, que aún hoy no puede
entender.
Me dice, cuando… mataron a mi padre, nos mataron un poco a todos. A mi madre y sus cuatro
hijos. Nos clavaron el dolor en la memoria, un dolor que aún hoy no he logrado superar del todo.
Lo que esta ocurriendo con Garzón, es para nuestra desgracia, una gran vergüenza. No
podemos mirar para otro lado mientras esto ocurre, sin más.
¡País de mierda¡ que aún sigue llevando el yugo y las flechas en su solapa, donde los enemigos
del derecho han comenzado a alzar la voz. Quieren de nuevo poner vendas en nuestros ojos y en
nuestras bocas. Combaten, la memoria, la justicia y la verdad. Defienden el silencio y el olvido.
Juegan con palabras como fosas comunes, secuestro, tortura y desaparición. Y nos siguen pidiendo
paciencia y resignación. De nuevo más humillación.
A pesar de que el polvo de la dictadura aún sigue impregnándolo todo y eliminando como
antaño a los que son peligrosos para sus intereses. A pesar de que ser valiente aún sale muy caro.
Mas tarde o más temprano, vencerá la razón, vencerá la justicia y vencerá también la libertad. Una
libertad que nos hará aprendernos de memoria, la verdad de lo sucedido, para estar seguros de que
nunca más nadie la volverá a olvidar.
Rafael Espino Navarro
Presidente de AREMEHISA
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba)

La oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha pedido este viernes a España la derogación de la ley de amnistía de 1977 porque incumple la normativa internacional en materia de Derechos Humanos.

El portavoz de Pillay, Rupert Colville, ha descartado comentar la sentencia que inhabilita al juez Baltasar Garzón por ordenar escuchas telefónicas en la investigación de la trama de corrupción Gürtel, pero ha recordado las otras dos causas abiertas sobre el magistrado y, en alusión a la relativa a los crímenes del franquismo, ha defendido este tipo de pesquisas.

«España está obligada, bajo la ley internacional, a investigar las graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todavía están vivos», ha afirmado Colville, durante una rueda de prensa en Ginebra. Además, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, existe un deber hacia las víctimas, que tienen «derecho de reparación».

Colville ha recordado que, conforme a una recomendación de 2009 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, «España debe derogar su ley de amnistía, puesto que no es conforme con las leyes internacionales de Derechos Humanos». Dicha recomendación, elaborada por 18 expertos de la organización internacional, toma como base el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Político, ratificado por España en 1985.

JUICIO A GARZÓN

Colville ha asegurado, en alusión a Garzón, que «los jueces no deberían ser objeto de una investigación penal por hacer su trabajo», habida cuenta de que sus investigaciones, según la ONU, tratan de cumplir los estándares internacionales en la medida en que no cabe amnistía «para graves crímenes internacionales». La norma puesta en cuestión «podría violar el principio de independencia judicial».

En declaraciones recogidas por Reuters, el portavoz de Pillay ha comparado el caso español con el de otros países y ha subrayado que debería aplicarse «el mismo principio» que la ONU ya ha expresado para lugares como Yemen o Haití, donde también han defendido el procesamiento de autoridades responsables de violaciones de Derechos Humanos.

“Los tiraban a la fosa vivos y los mataban. Cada noche. Yo lo vi”

Natalia Junquera. EL PAIS 8 febrero 2012

Manuela Molina Castro en su casa de Aguilar de la Frontera (Córdoba)

“Con los argumentos de Garzón se podrían abrir procedimientos por los fusilamientos del 2 de mayo”, declaró ayer el abogado de Manos Limpias en la última sesión del juicio contra el juez por la investigación de los crímenes del franquismo. El abogado del magistrado explicó luego que en este caso había víctimas y testigos vivos. A lo largo del juicio, el letrado y el representante de una asociación de represaliados, Rafael Espino, mencionaron, sin citar su nombre, a una nonagenaria que había presenciado multitud de crímenes. Se llama Manuela Molina. Tenía 16 años cuando vio cómo durante meses los falangistas mataban a poca distancia de su casa, frente al cementerio de Aguilar de la Frontera (Córdoba) a decenas de personas.

“Lo vi todo escondida detrás de un árbol. La única luz era la luna, así que no distinguía caras. Los que mataban eran a veces cuatro y otras tres. Y los que morían iban en grupos de siete u ocho personas. Los llevaban atados, les hacían cavar la fosa, los tiraban vivos y luego les disparaban desde arriba. Fue así cada noche durante varios meses. No sé calcular a cuántos mataron. Yo estaba muy asustada, pero a más de 100 seguro”.

A Manuela, que ahora tiene 92 años, le impresionó mucho una mujer que se enfrentó a los asesinos. “La mayoría no hablaban o yo no les oía. Pero a esta mujer sí la escuché. Le decían que o les confesaba dónde estaba su marido o la mataban. ‘Ni aunque lo supiera os lo iba a decir. Me vais a matar igual’, les dijo ella. ‘¿Por qué no dejáis los fusiles, los desatáis [a los que llevaban a matar] y peleáis cuerpo a cuerpo? ¡Sois unos cobardes!’. Antes de que le dispararan gritó ‘¡Viva la República!’. Me impresionó muchísimo”.

Manuela relata que a los pocos meses los asesinos cambiaron de sitio. “Los empezaron a matar dentro del cementerio, y entonces yo, lo que veía, era cómo los llevaban en carretillas dentro. Me acuerdo mucho de un chico muy joven porque llevaba un pantalón blanco que brillaba mucho en la noche”.

Su padre había huido al principio de la Guerra Civil. “Había un falangista dueño de una taberna que le tenía mucho odio porque mi padre siempre iba a la de enfrente y además sabía de unos tejemanejes que se traía con los animales: los compraba robados, los aseguraba, los mataba y cobraba el seguro”, explica Manuela. Temiendo que fueran a por ella para que dijera dónde estaba su padre, se escondió tres meses en un melonar. “¡Tenía tanto miedo!”. Al terminar la guerra, su padre volvió y lo metieron en la cárcel, pero salió a los nueve meses. Manuela cuenta que a lo largo de su vida ha tenido muchas pesadillas. No le contó a nadie lo que había visto hasta que sus hijos fueron mayores. “Me hubiera gustado decírselo a un juez y que investigara. Mi familia tuvo mucha suerte, pero hay muchísimas que no saben aún dónde están sus muertos”.

SOLO QUEREMOS JUSTICIA

febrero 8, 2012

Justicia es un derecho que cuando está vacío se llama impunidad. Justicia es una conquista que les costó a miles de hombres y mujeres el padecimiento de muchas injusticias. Justicia es la esperanza del débil escrita con sangre humilde de montones siglos en los libros de leyes. Justicia es el límite que impide los abusos del fuerte, los desmanes, la prepotencia. Justicia es lo más cerca que se puede llegar para reparar lo irreparable, lo irremediable, lo irresucitable.
Justicia no es un mundo que pierde sus derechos a golpe de talón. Justicia no es un mundo que esconde en sus cunetas a los defensores de la justicia, a los que la soñaron, a los que la necesitaron, a los que alfabetizaron a la violencia, los que murieron por su ausencia, los que extendieron su conciencia. Justicia no es la amnesia con la que quisieron educar este país. Justicia no es un
parlamento que decide que por decreto que ya no hay víctimas ni hay verdugos, que dejar a unos con todos sus privilegios y a otros con todo el daño sufrido nunca puede ser algo ejemplar. Justicia no es llamar padre de la democracia a quien disfrutó con su ausencia. Justicia no es la agonía de miles de hombres y mujeres que lucharon contra la injusticia y mueren condenados al olvido.
Justicia es el control de calidad de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad. Justicia es saber que no vas a quedar a expensas de la injusticia. Justicia es verdad, es reparación, es la solidaridad que nos damos todos para curarnos las heridas.

Juan Diego Botto./ Carlos Picasso
¡Viva la justicia!

MOCIÓN DE APOYO AL JUEZ BALTASAR GARZÓN REAL
AREMEHISA, (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la
Frontera) (Córdoba) quiere presentar la siguiente moción de apoyo al juez Baltasar Garzón Real,
para que la misma sea sometida en el próximo Pleno Municipal al concenso de los grupos
politicos muncipales.
ANTECEDENTES Y MOTIVOS
Ante el descontento y el desamparo legal y jurídico en el que se encuentran los familiares de
las victimas de las “desapariciones forzadas” del franquismo por la situación creada en este país al
procederse`próximamente a iniciar el juicio contra el juez Baltasar Garzón por su investigación de
los crimenes del franquismo, una vez mas de forma manifiesta y reiterada, la justicia de este país
asesta un terrible golpe a las esperanzas de cientos de familias, a su dolor y dignidad, depositadas
en el único juez que ha tenido la valentía de intentar hacer justicia y exigir responsabilidades en
este país, el único juez que nos ha tratado como personas ante un tribunal de justicia.
Una historia de impunidad ya convertida en paradigma por que con acciones como esta se
ataca de nuevo a las victimas en lugar de defenderlas ante la vergüenza y la indiferencia del estado
de derecho.
Desde AREMEHISA, hemos mantenido siempre que “pedir justicia, no es reclamar
venganza”. Y esa petición de justicia hoy más que nunca ha de ser “… debe ser y es, ya una
exigencia “ por que desgraciadamente en este país esa petición durante mucho tiempo no pudo ni
tan siquiera ser planteada o ejercida por las victimas.
Victimas a las que de forma sistemática en este país se les ha negado a lo largo de muchos
años, una y otra vez el derecho a conocer la verdad. Un derecho intrínsicamente unido a la
obligación del Estado de investigar y facilitar precisamente “… ese derecho “, en cumplimiento
de sus obligaciones prescritas por el derecho internacional de los Derechos Humanos. Y de alguna
forma todos somos responsables cuando permitimos que esto suceda.
El estado Español no ha cumplido con la obligación de investigar los crímenes contra el
derecho internacional perpetrados durante la guerra civil española y el régimen franquista, ni ha
tutelado judicialmente los derechos de las víctimas ni antes, ni durante ni después de la transición.
Durante la guerra civil y la dictadura, simplemente la justicia y el código penal no fueron
sino instrumentos al servicio de la ideología dominante y agentes necesarios para la imposición de
un determinado orden moral y social. Y una pieza más en el gigantesco mecanismo de la
represión. Una represión negada por muchos. El más claro exponente y denominador común de
cómo el franquismo logró amordazar a una buena parte de la sociedad de este país, que sentía y
que aún hoy siente miedo.
A causa precisamente de ese miedo, ha sido un hecho casi inexistente el que los familiares de
las víctimas, de las personas que habían sido asesinadas y hechas desaparecer pudiesen acercarse a
los juzgados, solicitando información del paradero de sus seres queridos “desaparecidos“, o que
se les permitiese incluso inscribir su muerte en el registro civil. La justicia, (simplemente) ,
durante muchos años en este país siguió brillando por su ausencia.
Personas “desaparecidas” y “asesinadas” ( no lo olvidemos). Personas omitidas por la historia
y el paso del tiempo y que hoy a través de su retomada presencia y su recuerdo nos imponen la
memoria. Personas hechas desaparecer física y documentalmente. Como si nunca hubiesen
existido. Personas con nombres y apellidos. Nombres que en muchos casos comienzan a aparecen
ahora por primera vez impresos en un papel después de décadas de desapariciones forzadas. Unos
nombres que aluden a víctimas concretas, con ideas y sentimientos, revividos en sus familiares, y
que reclaman con su solo recuerdo, con su ya inexistente presencia que se haga de una vez por
todas JUSTICIA.
Personas “ desaparecidas” que aún hoy continúan siendo objeto del desamparo legal más
absoluto en nuestro país, en un estado de derecho que constantemente ha vivido de espaldas a sus
responsabilidades, durante mucho tiempo desatendiendo las peticiones de justicia de los familiares
de víctimas de la dictadura y la represión franquista, un estado que continua dejándolos también hoy
en la mas cruel de las indefensiones.
Una indefensión que se ha convertido ya en oficial y que ha llevado y continua llevando
dolor, sufrimiento, crueldad y un trato inhumano a nuestras familias. Una situación, que también ha
sido como digo prolongada en el tiempo. Pues ha pasado de generación en generación, de padres a
hijos y que pesa como una losa cada vez mas grande sobre nuestras espaldas. Pero aún así nosotros,
los familiares, estaremos siempre ahí, denunciando,exigiendo y recordando que la dignidad debe de
alzarse de forma permanente y con la fuerza de la razón, por que no podemos jamás construir un
futuro olvidando el pasado.
El estado permite y prolonga de forma consciente la impunidad de los verdugos, desoyendo
de esta forma los mandatos de las Naciones Unidas y los Convenios y Protocolos de Ginebra, a
pesar de haber sido España un referente mundial en la aplicación de esos mismos convenios para
investigar crímenes de lesa humanidad en otros países.
Y hace pues oídos sordos a un incontable número de voces y organizaciones nacionales e
internacionales que constantemente han advertido y recordado la obligación de perseguir y
condenar los crímenes de lesa humanidad perpetrados en su territorio.
Esto, no hace sido poner en tela de juicio la credibilidad de las instituciones
democráticas y la mas que probable parcialidad del poder judicial en nuestro país, al negarse de
forma sistemática a aplicar las leyes que regulan estas intervenciones humillando aún más a toda la
sociedad democrática de este país.
La Justicia española abandona de nuevo a las victimas y mira para otro lado. La justicia
vuelve a perpetúar la impunidad, la impunidad de un total de 114.266 casos de personas
desaparecidas forzadamente entre el 17 de julio de 1936 y diciembre de 1951, y de las que más
de 12000 personas corresponden a nuestra provincia.
Dejando en total indefensión a los familiares de estas personas. Que han de repararse por
sus propios medios y lo que es peor habiendo perdido la única oportunidad que la justicia española
ha brindado desde que se cometieran las asesinatos. Y en modo alguno restituye la justicia buscada
durante más de 75 años, pues solo vuelve a poner de manifiesto la impunidad que la transición
impuso en este país.
El poder se apoya en el olvido y la ausencia de memoria para hacer recaer en las propias
victimas la responsabilidad de esta situación.
Solo el juez Garzón, ha tenido la determinación y el coraje, de aplicar la ley en este
país. Siendo el único juez en España que se ha atrevido a lo largo de 75 años a iniciar la
investigación sobre la responsabilidad del régimen dictatorial franquista, poniendo en marcha para
ello los mecanismos del estado en la búsqueda oficial de todos nuestros familiares .
Mientras tanto los restos de 152.000 personas aún permanecen en cunetas, descampados y
cementerios, sin que nadie mueva ni un solo dedo para deshacer esta vergonzosa situación, que nos
sitúa a la cabeza mundial de los países donde las desapariciones forzadas permanecen impunes y lo
que es peor aún amparadas por el estado. Y las víctimas vamos a ver cómo se va a juzgar al único
juez que las ha escuchado y atendido.
Con ello el deber de conocer la verdad y el derecho a la reparación de los crímenes
cometidos por la dictadura, seguirá quedando impune y las victimas, las asociaciones de familiares
que han aventado este problema y denunciado las desapariciones, tendrán que volver a esperar una
vez más a pesar de que el Estado tiene la obligación y el derecho interno e internacional que le
obliga a investigar hasta sus últimas consecuencias las denuncias de violaciones de los derechos
fundamentales y los crímenes de lesa humanidad, facilitando todas y cada una de las medidas
necesarias, para que las victimas en el ejercicio de sus derechos puedan conseguir que en este país
de una vez por todas se haga justicia por que no sólo la integridad de la legislación española está en
juego, sino también el concepto mismo de justicia democrática en España.
Solo pedimos conocer un pasado que nos concierne a todos; y que paralelamente a esto
se de una repuesta de justicia democrática a las miles de familias que continúan esperando poder
recuperar y enterrar a sus seres queridos, consolidar definitivamente la democracia en España y
asentar una cultura democrática que algunos se empeñan en ignorar y despreciar.
No queremos volver al pasado, sino de asumirlo de una vez por todas.. No se trata de
vengar nada, sino de reparar daños y heridas. No se trata de enfrentar a nadie, sino de, en el
reconocimiento de unas vergüenzas pasadas, llegar al consenso de que esas vergüenzas han sido
reconocidas, redimidas y superadas en vista a un futuro democrático común y plural.
En cualquier caso será finalmente la mirada objetiva de la historia la que terminará por
darnos la razón algún día y la que también juzgará a esa justicia española que sienta en el banquillo
a Garzón.
Por todo lo anteriormente expuesto AREMEHISA (Asociación para la Recuperación
de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) (Córdoba), solicita a todos los grupos políticos
con representación municipal la siguiente
PROPUESTA DE ACUERDO
1/ Mostrar una vez mas la solidaridad y apoyo al juez Baltasar Garzón, ante la
campaña de persecución, acoso y derribo a que esta siendo, sumándonos de esta forma a la
defensa de una justicia democrática, tal y como están haciendo numerosos ayuntamientos,
diputaciones, organizaciones y colectivos y personalidades nacionales e internacionales, en
defensa de la verdad y la justicia universal.
2/ Exigir a la justicia española que actué con absoluta y total imparcialidad en
el proceso abierto contra el Juez Baltasar Garzón llamado de “La Memoria Histórica” ,
garantizando con ello el derecho y la protección de las victimas del franquismo.
3/ Remitir el presente acuerdo a AREMEHISA, al juez Baltasar Garzón Real,
a la Audiencia Nacional, al Tribunal Supremo, al Consejo General del Poder Judicial, al
Excmo. Sr. Presidente del Gobierno y al Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Andalucía.-
Aguilar de la Frontera, a 18 de enero del 2012
Fdo. Rafael Espino Navarro.-
Presidente de AREMEHISA

Garzón, en el banquillo. El Tribunal Supremo, degradado

Carlos Jiménez Villarejo

31-01-2012 – 14:00

Hace unos momentos, el Tribunal Supremo, en el proceso por los crímenes del franquismo, acaba de desestimar las solicitudes, mas que fundadas, de la defensa del Juez Garzón y del Fiscal del Tribunal Supremo de considerar nula la fase de instrucción contra el mismo dirigida por la extrema derecha española con la activa colaboración del Juez (¿) Varela y de la Sala, luego recusada y destituida por su evidente parcialidad. Ahora comenzarán los interrogatorios, primero del acusado Garzón y de los escasos testigos propuestos por su defensa que fueron admitidos. Ayer, el Presidente de la Sala que hoy inicia el juicio contra Garzón, el magistrado Carlos Granados, apadrinaba -es decir, respaldaba- al nuevo Fiscal General del PP, el ultraconservador Eduardo Torres Dulce. No es una coincidencia. Es la expresión de la alianza conservadora que domina el aparato judicial y ofrece las claves necesarias para entender la implacable persecución del Juez Garzón, persecución a la que se han añadido, por un efecto cuando menos corporativista, los magistrados supuestamente progresistas. ¿O es que alguien pensaba que el TS iba a desautorizar la “encomiable” labor instructora de Varela, de un miembro destacado de la casta a la que todos pertenecen?.

Hoy es un día de vergüenza para nuestra democracia, que no es la de ellos, hoy es un día en que el valor constitucional “justicia” ha perdido todo su significado; hoy es un día en que los jueces -así con minúscula- del TS se han alejado del pueblo, del que, dice la Constitución, emana la justicia; hoy es un día en que esos jueces no están sometidos únicamente a la Ley porque quien realmente ha impuesto su voluntad y ha ganado la batalla ha sido el franquismo representado por ese grupúsculo que desde el principio, adulterando la acción popular, ha conducido y sigue conduciendo el proceso contra Garzón.

Decía Rousseau. “No hay libertad sin justicia”; la celebración del juicio oral contra el Juez Garzón, es la máxima expresión del profundo deterioro del Poder Judicial, es un signo más de la crisis de la libertad y el Estado de Derecho en España.

Vuelvo a decir, respecto al juicio contra el Juez por la investigación de los crímenes del franquismo, lo que dije el 13/4/2010 en el Auditorio Ramón y Cajal de la Universidad Complutense, el TS se constituyó y sigue constituido “como instrumento de la actual expresión del fascismo español”.

Y reitero lo que dijo un ilustre jurista, el Profesor Capella: “El acoso jurisdiccional al juez Garzón es el acoso fomentado por la ley del olvido, una norma de la constitución tácita del actual sistema político español”.

El TS debe saber que ya se ha iniciado el juicio popular contra el mismo, el juicio de los ciudadanos libres y demócratas. El pueblo ya no confía en el, pero seguirá exigiéndole que actúe y resuelva de forma acorde con la Constitución y los valores democráticos, lo que en este caso representa, frente a lo que no han hecho hasta ahora, la rigurosa aplicación de los Tratados internacionales respecto de los Crímenes contra la Humanidad cometidos por la dictadura y la definitiva tutela judicial de las víctimas de dichos crímenes.

El TS debe saber que estará bajo la mirada muda, doliente y desesperanzada de los familiares de las víctimas de la dictadura y de éstas mismas. La mirada, entre otras, de los familiares de las 192.684 personas que, según las autoridades franquistas, murieron, la mayor parte de ellas fusiladas, en las cárceles entre 1939 y 1944, de los 1.717 fusilados en el Camp de la Bota de Barcelona entre 1939 y 1952 o de los 6.748 condenados por el Tribunal de Orden Público. Familiares y víctimas que contemplan, incrédulas, la total impunidad del pasado totalitario de España mientras desde otro país nos piden cuentas.

Y todos los ciudadanos, que van a observar y valorar al TS durante el juicio al Juez Garzón, no olvidan que el Juez Varela y dicho tribunal han tomado posiciones, manifiestamente erróneas, para impedir la persecución del genocidio franquista y justificar así la persecución del juez Garzón.

Porque el TS ha quebrantado el derecho internacional que regula las obligaciones de los Estados ante las desapariciones forzadas, ha reforzado la impunidad de dichas conductas y ha incumplido el deber de todo tribunal de proteger a las víctimas y proporcionarles la satisfacción adecuada a la gravedad de los delitos que se cometieron contra ellas y sus familiares.

Ya no sabemos si aún puede esperarse que cambie el preocupante posicionamiento del Poder Judicial dentro de la “lógica de los Estados”, “la lógica hobbesiana del poder”, frente a la “lógica de las víctimas” abriendo una gran brecha en la confianza de los ciudadanos en los jueces que deberían tutelar y amparar sus derechos.

Ante esta terrible realidad, las “Asociaciones (denunciantes) para la Recuperación de la Memoria Histórica no pretenden solo identificar a los abuelos asesinados por el franquismo y darles una sepultura digna. De paso, quiéranlo o no, están haciendo un juicio político al franquismo, a la transición y a la democracia que, sucesivamente, ocultó, se desinteresó o tardó en entender el alcance de la responsabilidad en una democracia”(Reyes Mate). Es por ello, que el proceso contra el juez Garzón, sobre todo desde hoy, debe ser analizado como un juicio político al TS, que emprendió la persecución del único juez que se ha atrevido a calificar como criminales a quienes inspiraron y ejecutaron el golpe militar de 1936 y la subsiguiente política de exterminio llevada a cabo con una frialdad y terror sin límites.

Con la efectiva celebración de este juicio se consuma un atropello a las garantías y derechos democráticos del Juez Garzón y, sobre todo, como dijeron tres magistrados de la Audiencia Nacional, “la investigación a la que tienen derecho las víctimas, según el derecho internacional,… ha sido clausurada”.

Como dijeron un grupo de Jueces y Fiscales, estamos ante “un hecho doloroso e injustificable que quiebra nuestra cultura de la legalidad y de la posición del Juez en el Estado Constitucional de Derecho”. Pero la quiebra del Estado democrático es mucho mas profunda.