Vosotros que teníais padres y madres
que os amaban más que a sus propias vidas.

Vosotros que teníais hijos e hijas que os necesitaban

como se necesita para vivir el pan o la risa.

Rafael Calero.-

El próximo sábado día 9 de Junio del 2012, a las 11 de la mañana, en la explanada de entrada del Cementerio Municipal de Aguilar de la Frontera (Córdoba), AREMEHISA (Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera, hará entrega a las familias de las personas “desaparecidas” , en esta localidad tras los acontecimientos desatados a raíz del alzamiento militar del 18 de julio de 1936. “Desaparecidos” que han sido buscados, localizados, exhumados e identificadas genéticamente por esta Asociación a la largo de los últimos seis años.

Con la identificación y la entrega de los restos mortales a las familias, estas pueden poner fin a un tiempo de dolor que parecía no tener fin. Con este acto se alcanza también , la conclusión del luto prohibido. Muchos de ellos podrán públicamente llorar a sus padres, llorar a sus abuelos, sin miedo, sin vergüenza. La emoción abrillantara por fin sus ojos secos.

Recuerdos, imágenes, palabras, sentimientos distantes, sin duda alguna someterán ese día a la memoria, a esa memoria que nunca han perdido, (al igual que la esperanza de que alguna vez pudiesen vivir este día), a una tensión extrema, pues todos ellos serán conscientes de que ha llegado ya el momento de firmar la paz, firmar la paz consigo mismo.

Una paz, que de nuevo traerá aires de dignidad y respeto, de tolerancia y libertad. Sin ira, sin rencor. Sin miedo.

Por fin, podrán dedicar cada día de lo que les quede de vida a memorizar una lección. Una lección que sin duda alguna ellos han protagonizado durante estos tres cuartos de siglo últimos. Una lección que ellos han dado a este país superando viejas deudas pendientes.

Todos ellos se acordarán siempre de este día con orgullo, dando de nuevo otra vez más, las gracias. Manteniendo el llanto, mimando las lágrimas … se acordarán del día que dejaron atrás la tristeza, la incertidumbre y el dolor, para pasar a ocupar un lugar definitivo en la memoria.

AGUILAR EN LA II REPUBLICA. (1933)

Siete mil fanegas de tierra en Aguilar de la Frontera, esperan la Reforma Agraria

Autor: Rafael Espino Navarro

Jornaleros trillando en el cortijo de la Cañada de la Cima, Aguilar de la Frontera

Fotografía: Archivo AREMEHISA

La tensión social en Aguilar de la Frontera, en el transcurso de 1933, se mostrará cada vez mas irreconciliable entre los jornaleros y los patronos agrícolas y fruto de la misma aparecerá otra de las dificultades a las que han de enfrentarse en esos días las agrupaciones obreras. Nos las detalla Antonio Prieto Alvarez, quien por esas fechas continuará con su campaña de denuncia pública de incumplimiento de las leyes dictadas por la Republica. Esta vez denuncia públicamente el incumplimiento por parte de la Guardia Civil de Aguilar (en concreto su comandante de puesto) a la hora hacer cumplir las sanciones dictadas por la máxima autoridad civil (el alcalde).

La guardia civil desde el comienzo, no ocultó en absoluto – a pesar del acatamiento a la misma- su animadversión al régimen republicano, y siguió a las ordenes de los señoritos y caciques del pueblo, observando sus intereses particulares. Cuando las sanciones por incumplimiento de alguna ley republicana tenían que llevarse a cabo, no había ninguna autoridad (a excepción hecha de la alcaldía) que las hiciese cumplir. (Gobernadores civiles, guardia civil y terratenientes continuaban en su intento de derrocamiento por activa y por pasiva).

El día 7 de febrero, publica en el diario El Sur, un artículo titulado “Los que incumplen las leyes de la República”, que de nuevo nos hace comprender la situación por la que se atravesaba en aquellos momentos.

“Hemos luchado por un régimen que nos reconociera los derechos que a la clase trabajadora tanta falta nos esta haciendo; cumplimos con el deber como ciudadanos de apartar a una tiranía borbónica para que en los centros oficiales nos representaran hombre netamente del régimen republicano y no hombres que viven entre cortinas; las leyes a todos nos amparan en la Constitución de la República, pero nos dejan al margen a los que verdaderamente trajeron con sus esfuerzos un cambio de régimen, a causa de que muchas autoridades fingiendo su acatamiento a las leyes republicanas, con el propósito de que los pingües sueldos no se les concluyan y mientras tanto conspiran en callada contra el régimen que tantas luchas y sangre nos ha costado.

Los obreros, que hoy les ampara la legislación social publicada por el Ministerio de Trabajo y aprobadas por las Cortes Constituyentes emanadas del pueblo trabajador, se encuentran verdaderamente defraudados por completo del amparo de éstas, en lo que todos creíamos haber conquistado una parte de justicia para los que en realidad hemos vivido bajo el yugo de la tiranía capitalista y de la explotación del hombre por el hombre durante siglos y siglos.

La obra realizada por el Ministerio de Trabajo en apoyo moral de la clase trabajadora es una verdadera joya de fuente cristalizada para los hombres que, en conciencia sepan apreciarla, el cumplimiento que esta legislación pudiera tener para su defensa era sólo la preparación cultural en los trabajadores, que supieran conocer de ella las realidades del presente y del futuro. Sin esto y sin el apoyo de las autoridades, es una Ley corrompida; sería lo mas hermoso que los trabajadores pudiéramos apreciar, a pesar de estar hechas en un régimen republicano burgués, que en definitiva con nada podemos contar, pero ante todo sabríamos defenderlas a pesar de la hostilidad que para vulnerarla se sabe la clase capitalista valer, con el apoyo de ciertas autoridades que el Gobierno de la República aun tiene por confianza en desprestigio de ella misma, ya que para estos individuos no hay más valor que el de la propiedad.

El decreto de 28 de abril de 1931 publicano en la “Gaceta” del 30 del mismo mes, define bien claramente la observancia que en este decreto debemos los ciudadanos cumplir, máxime las autoridades, que son las obligadas a imponerlas.

Yo, que algo estoy documentado de la legislación, pregunto si el decreto de referencia se cumple en toda su integridad o es letra muerta para los representantes del Gobierno, que se desplazan de esta obligación. No; yo digo que en muchos sitios se defraudan a los trabajadores por la misma autoridad, y como es cierto que en muchos lugares no se da cumplimiento a las leyes sociales, pregunto si esta culpa es de los trabajadores, que no obligan a los que les corresponden o, en caso contrario, ¿de quien es?. Los obreros no son los culpables de este incumplimiento; no tienen suficiente cultura para interpretar las leyes, ni su remuneración es lo bastante desahogada para adquirir estos libros que a ellos les afectan, para saber exigir de un modo concienzudo sobre la marcha legislativa los derechos que les corresponden a aquellas personas que les trae sin cuidado los intereses de los trabajadores. Estos, en tal caso, sabrían poner al frente a las fuerzas de orden publico para vencer a la razón por la sin razón. La responsabilidad de que no se cumplan las leyes vigentes es de las mismas autoridades, unos de los que siguen administrando los pueblos con el mismo antifaz; otros son los jefes de línea en los pueblos rurales donde aun no ha llegado la República. Esta es la verdad, pese a quien pese. Aun se vive en los pueblos y en las capitales de provincia regidos por personas que jamás sintieron la palpitación republicana y hoy nos minan los centros oficiales enmascarados por el apoyo de ciertas amistades. Hay mezclada una farsa con perjuicio de todos, que sólo la están aprovechando los amigos del carnaval; no quiero con esto generalizar; tengo mis respetos para los que supieron exponer sus vidas en tiempos de la monarquía para levantar a un pueblo escarnecido, pero lo que no se puede permitir son los jalones de la monarquía que se han pegado al cuerpo de la República, aunque juren acatamiento a ella. Esto es lo que debe desaparecer para contar con la confianza de los representantes del pueblo. No sorprenderá mi rebeldía a quien sea republicano, pues se pueden comprobar casos y este es de los muchos que conozco de los cometidos por la misma autoridad que representa la línea de esta ciudad como jefe, que es evidente su desafecto al régimen republicano, por cuento no acata las ordenes de la primera autoridad local respecto al cumplimiento del artículo 1º y 2º del decreto de 28 de abril de 1931, como las infracciones que se vienen observando referente a la base 2ª de las tarifas en vigor.

Estos incumplimientos por dicha autoridad se vienen menudeando, pero sin embargo de todo esto y al margen de la ley sí sabe este jefe de línea patrocinar recomendados de él para que trabajen como en los tiempos del caciquismo, y mientras continuemos desobedeciendo a las primeras autoridades locales, que quieren hacer cumplir a los infractores las leyes de la República, debemos tener en cuenta que ésta será desvirtuada.

Espero como ciudadano, de quien corresponda, haga saber a este oficial que como agente de la autoridad que es, observe la Legislación social.-

Antonio Prieto Alvarez.-

Y de nuevo en su articulo “Pan, Justicia y Trabajo”, publicado en El Sur, el día 17 de febrero de 1933 volvería a denunciar la situación de abandono en la que se encuentran los obreros, por parte de los propietarios locales. La situación de desesperanza y el hambre física que padecen ellos y sus familia.

“ Estas son las tres partes principales que afectan al obrero bajo el punto de vista humanitario y lógico, no ya en el aspecto que la clase burguesa quiera interpretar nuestra razones, es un derecho que nos corresponde a los trabajadores, adquirido a fuerza de sudores derramados en el surco de la tierra, hambre e injusticias a cambio de nuestra producción para vicio de la humanidad, al obrero del agro, debe concedérsele la tierra , no como limosna, sino suya en derecho propio por que la trabaja, sin necesidad de la imposición como fuerza bruta, ya que a la razón no se la puede desplazar por la fuerza de la sin razón, quieran o no reconocerlo, la tierra no es una propiedad privada, ésta es patrimonio del que la trabaja y no del egoísmo individual que la ambición, por el dominio, hizo vencer al débil, apoderándose de ella para convertirla en instrumento de explotación humana y deshonra de nuestra casta.

El campesino no pide la tierra para monopolizarla, ni menos para crear a su alrededor una casta privilegiada que vida a costa de la esclavitud humana, la quiera para trabajarla en beneficio de la humanidad, de la producción y de la riqueza mundial, son estos trabajadores, ante las leyes de la naturaleza, tan seres humanos que nadie podrá discutirles los mismos derechos a ostentar que aquellos otros que sin producir a la naturaleza nada, tienen el pan, la justicia y el trabajo.

¡Pan¡ Esto busca el obrero, pan piden ejércitos de pequeñuelos que con ayés de dolor que solo saben sentirlo los trabajadores que ven la triste sombra de la desesperación al no poder ofrecer al pequeñuelo lo que en justicia le corresponde, el principal sustento, el que buscan y ni aún ese que es nacido de la tierra que labran con sus propios brazos, lo encuentran para dar satisfacción al que gime por la necesidad sin ser responsable del despotismo humano, ¿Qué menos se puede conceder que un pedazo de pan?. Es lo que por ley natural debiéramos tener para alimentar a esos hijos del trabajador que en realidad son los acreedores al fruto que produce la tierra, madre de todos los seres que en sus entrañas nos guarda el sitio cariñoso que hemos de ocupar rociando sobre todas sus plantas ternura, gracia e igualdad, sin distinción de clases que nos separe de su seno, virginal, esta es la tierra, la de todos, la mejor de las madres, que a nadie negó su fruto para que unos hombres ambiciosos nos apartaran a otros de este derecho maternal.

¡ Justicia¡ Esta es la cimentación del derecho ciudadano que nos debe controlar las injusticias que se cometen con los desheredados de la fortuna por la oprobiosa avaricia del capitalismo, millares de humildes demandan justicia para que sus aspiraciones de derecho se vean coronadas al fin de las más justas reivindicaciones de clase emanadas de un pueblo que supo emanciparse de las torturas de la esclavitud para que ésta llegue hasta la última rinconada de la aldea en auxilio de estos obreros que aún viven bajo el dominio caciquil, despótico y fanfarrón de la monarquía que, disfrazados de nombre, en muchos lugares se rigen los destinos de la justicia por estas gentes que nada aportan a la humanidad y si impiden que el desarrollo social tenga su desenvolvimiento entre esa masa esclava por su incultura, que hoy se encuentra sedienta de justicia.

¿Trabajo¡ Esto es lo que recaba el obrero, ese obrero que a despecho de la ley lo tienen apartado del trabajo, trabajo es lo que pide para bien estar de su hogar, ¡ que menos se le puede conceder a este obrero, si no trabajo¡, hay que dar ocupación al hombre para que el mundo progrese con el rendimiento máximo del hombre, hay que apartarlos de la mendicidad, germen de la corrupción mundial y llevarlos a que exploten la tierra, la industria y la escuela, únicos factores para llegar a la paz universal.

Antonio Prieto.-

En la misma línea Gabriel Morón manifestará por esa misma época:

“… el pueblo español tiene una libertad recién estrenada, pero no le basta para el desenvolvimiento de su vida material. Y este pueblo que no entiende de sutilezas metafísicas en orden a gradaciones de conciencia, al sentirse defraudado, sustituye la medida de aquella libertad con una dosis agriada de indisciplina.”

Volviendo de nuevo a las palabras de Antonio Prieto cuando nos dice que “… al obrero del agro, debe concedérsele la tierra , no como limosna, sino suya en derecho propio por que la trabaja, sin necesidad de la imposición como fuerza bruta, ya que a la razón no se la puede desplazar por la fuerza de la sin razón, quieran o no reconocerlo, la tierra no es una propiedad privada, ésta es patrimonio del que la trabaja …”

… hay que recordar que efectivamente, la Ley de Reforma Agraria, aprobada por el gobierno de la Republica, el día 15 de septiembre de 1932 afectará en Aguilar a mas de “ siete mil fanegas de tierra”. Casi todas ellas o al menos la gran mayoría eran propiedades de los ex duques de Tarifa y Medinaceli y del ex marques de Viana.

En Aguilar el 69,4 % de la población activa en esos años eran jornaleros. Y 2.035 Ha. de tierra se catalogan como expropiables (Solo de las fincas de la grandeza) Existía según los datos recogidos en el Registro de la propiedad expropiable del año 1933, solo una finca en el término que superaba las l.000 Ha. ( La finca era un pro indiviso y sus propietarios los hermanos Téllez Girón, Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, Fernández de Córdoba y Salabert, Luis Silva y Fernández de Córdoba.) Esta sola finca tenia 2.735,5 Ha.

Incluso, paradogicamente se llegaron a producir situaciones de algunos empresarios agrícolas locales, los cuales de forma totalmente privada y particular, solicitaron a finales del año 1932, al Ministro de Agricultura y Presidente del Instituto de la Reforma Agraria en Madrid, el señor Marcelino Domingo, la adjudicación a su persona de algunas de las fincas pendientes de expropiación, y propiedad del ex Duque de Medinacelli, a cambio de la promesa de la creación de determinadas empresas relacionadas con el sector agrario y prometiendo también la creación de empleo, si esta circunstancia se resolvía en su favor de forma favorable.

Ante la situación de paro, cada vez mas alarmante en la localidad, había que sobreponer la existencia de estos latifundios, de los arrendamientos y la presencia de la Grandeza, harán de Aguilar un terreno abonado para que este pueblo se incluya desde el principio en los planes de aplicación de las propuestas de la Ley de Bases de septiembre de 1932.

DISTRIBUCION DE LAS TIERRAS EXPROPIABLES EN AGUILAR DE LA FRONTERA SEGÚN LA CAUSA DE EXPROPIACION

APARTADO
SUPERFICIE (Ha.)
DESCRIPCION

Apartado 1
1655
Ofrecidas por los dueños

Apartado 7
74
Mal cultivadas

Apartado 10
54
Situadas a menos de 2 km.

Apartado 11
204
Pertecenientes a un solo dueño

Apartado 12
2131
Explotadas en régimen de arrendamiento

Apartado 13
2691 Ha
Las que excedan de las cifras que señale la Junta provincial

Fuente: B.I.R.A. 1933 número 16

En total serán 5.963 Ha. Las afectadas por la distribución municipal de las tierras del Registro de la propiedad Expropiable, según las causas de expropiación contenidas en la base 5º, de la ley de la Reforma Agraria de 1932.. Estas serán incluidas dentro de unos límites expropiatorios según los aprovechamientos establecidos por la Junta Provincial Agraria de Córdoba.

LIMITES EXPROPIATORIOS SEGÚN APROVECHAMIENTO DE TIERRAS DE LA REFORMA AGRARIA EN AGUILAR DE LA FRONTERA (Córdoba)

EXTENSION (Ha.)
CONCEPTO

380

Tierras de cultivo herbáceo

517
Cultivo directo por el propietario (Herbáceo)

175
Olivares

231
Cultivo directo por el propietario (Olivares)

100
Cultivo de la vid

133
Cultivo directo por el propietario (Vid)

450
Dehesas de pasto y arbolado

593
Cultivo directo por el propietario (Dehesas)

Fuente: B.I.R.A. 1933 número 16

La contratación preferente del obrero local y la ley de laboreo forzoso proporcionaron a las sociedades de obreros la oportunidad única en la historia de poder cambiar el control del mercado de trabajo a través de los Jurados Mixtos, hasta esos momentos en manos de los patronos agrícolas, pues ya hemos hecho referencia anteriormente a que hasta la llegada de la República, los patronos podían contratar donde, a quien y por cuanto quisieran, sin ninguna limitación legal ni penal. Por el contrario, ante el nuevo marco de relaciones laborales surgido e implantado en el campo, como consecuencia del cambio político, al perder los terratenientes el control comenzaron a asustarte por miedo a la reforma agraria y de forma planificada procedieron a sitiar por hambre a los obreros que más destacaban en su lucha sindical y para ello comenzaron a restringir la mano de obra a través de la discriminación laboral. Situación esta que agravó manifiestamente la situación en el campo aumentando como consecuencia directa el numero de parados.

Si ello unimos el boicot sistemático de los latifundistas, grandes propietarios y terratenientes a la aplicación de la Ley, y las propias trabas políticas para su desarrollo, encontraremos el motivo por el que Aguilar quedara a pesar de todo al margen de la Reforma Agraria, en principio de forma temporal y pasado el tiempo la situación se retrasaría definitivamente, sin que jamás se llegara a materializar ninguna intervención en este sentido

PALABRAS PARA VENCER A LA MUERTE

Autor: Rafael Espino Navarro

“… nos lo robaron todo, las palabras, los nombres, los cuerpos, el dolor, el luto, el deseo de vivir, la crítica, la historia, pero no consiguieron robarnos la memoria .”

Villafranca de Córdoba, ha sido hoy el nuevo escenario donde AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) (Córdoba), ha logrado reunir el ayer y el presente, la memoria y la historia.

En el cementerio municipal de esta bella localidad cordobesa, han podido por fin ser inhumados los cuerpos de José María Tubino Montesinos, (San Roque, Cádiz 1872-1936) represaliado de la guerra civil española en la localidad de Aguilar de al Frontera, asesinado por la sin razón y la barbarie el día 16 de agosto de 1936 y encontrado, exhumado e identificado a través de las pruebas genéticas de ADN, por AREMEHISA, a lo largo de los dos últimos años y el de su hija Carmen Tubino Tubino (Sevilla, 1900-1968), junto a su viuda Luisa Casasolariega de Tienda.

José María Tubino Montesinos, fue asesinado, como tantas otras personas inocentes, por las hordas de asesinos, que desinhibidos , exaltados y excitados por el poder que sobre la vida y la muerte, les confirieron los famosos bandos de guerra publicados en los primeros días del alzamiento militar, convirtiendo las noches y el alba de los días de aquel caluroso verano de 1936, en un aquelarre de sangre. Asesinos, gente que mataba por el padre de matar, entregada con servil entusiasmo a la abyecta tarea de hacer desaparecer a sus vecinos y paisanos, por el solo hecho de no poder soportar que la localidad fuera gobernada por partidos y personas con proyectos y sueños de progreso, de justicia e igualación social, de convivencia y de un mejor reparto de lo mucho o lo poco que era necesario para no morir de hambre y también como no portadores de sueños de revolución.

José María Tubino Montesinos, sin militancia política ni sindical alguna conocida, fue detenido en la fábrica de “Las Puentes”, de la cual era apoderado algunos días antes de su asesinato. Sería encarcelado en la cárcel local y sacado de la misma en una cuerda de presos al alba del día 16 de agosto de 1936. Todos ellos serían reunidos en la curva de la antigua bascula, junto al río en dirección a Montilla a otro grupo de presos procedentes de las localidades vecinas de Montemayor y Fernán Núñez para ser asesinados en ese mismo día.

Todos ellos, diez y siete personas de la saca de ese día, entre los que se encontraban dos mujeres (una de ellas embarazada de cinco meses) trasladados en un camión, requisado en la misma fábrica algunos días antes al cementerio municipal de Aguilar de la Frontera.

Arrojados, todos ellos caerían a la gran fosa común de la imnominia española, abierta por la guerra y ampliada por la victoria. Una gran fosa común mandada excavar por una gran parte de la sociedad, para albergar, sin nombre, sin vida, los restos de las personas asesinadas, convirtiendo a este país en general y a esta localidad en particular en un campo sembrado de sepulturas secretas, sin permitir durante más de tres cuartos de siglo recobrar su nombre, recobrar su dignidad.

Para la familia de José María, su viuda, sus hijos/as, sus nietos/as, el tiempo detuvo su reloj vital, un día 16 de agosto de 1976. Las circunstancias de su desaparición física, significó, al igual que para otras muchas familias,no volver a verlo jamás, por lo que en su interior comenzaron a regañadientes a entender que ya nunca más se produciría un reencuentro.

Pero nunca, nunca pudieron entender ni aceptar el imposible atemperamiento de la memoria, la imposición social y política del olvido, por que el derecho a la memoria, al contrarío de lo que la justicia española nos dice de estos delitos … jamás … jamás prescribe.

Y a eso es a lo que hemos tenido el inmenso placer de poder asistir hoy. Al reencuentro de la memoria. A la negación del olvido.

En la nave laboratorio, ubicada en el interior del cementerio local de Aguilar de la Frontera, y ante numerosos representantes de la actual corporación municipal, encabezada por su alcalde Francisco Paniagua Molina, y concejales de los grupos políticos de UPOA, Izquierda Unida y Partido Andalucista, que han asistido al acto para rendir un último y sencillo homenaje a su persona y conocer y trasladar el respecto y la consideración a la familia.

Posteriormente, los restos mortales de José María Tubino Montesinos y los de su hija Carmen Tubino Tubino , han sido trasladados por la familia y miembros de AREMEHISA al Cementerio Municipal de Villafranca de Córdoba, donde han sido inhumados a las doce y medía de la mañana junto a los de su viuda y madre política.

El camino ha sido largo, con tiempo para la reflexión y el recuerdo para muchas personas que no han podido hoy estar aquí, pero que han contribuido con su trabajo y pleno compromiso a que de nuevo se restituya la reparación de unos acontecimientos que jamás debieron de ocurrir. Y la reflexión profunda de saber que con este nuevo acto de hoy volvemos a cerrar otra página de la historia de esta localidad, donde nos hemos atrevido a tomar decisiones que otros no se atreven todavía a tomar, por miedo aún o recelos del pasado. Una localidad, Aguilar, que cierra páginas hasta ahora desconocidas, y lo hace de acuerdo con la normalidad que se supone ha de ser hoy, enterrar de una vez a todos los muertos y “desaparecidos”, victimas de la represión del franquismo.

Sus frágiles cuerpos han sido inhumados en un espacio rodeado de muros de piedra, junto a los suyos, como siempre debió de ser. He de decir que contemplando su inhumación los olores me han traído aromas del tiempo y el pasado lejos ya de un posible futuro de dolor, sin nadie a quien llorar ni enterrar.

José María Tubino Montesinos y su hija Carmen Tubino Tubino, descansan por fin en paz.