DESAPARECIDOS EN ESPAÑA …

“…cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían…”

Mario Benedetti.

Hoy, día 30 de Agosto del 2010, como cada año se celebra el “ Día Internacional de los Desaparecidos y Desaparecidas.”

En España, lamentablemente aún seguimos teniendo más de 150.000 personas asesinadas y arrojadas en fosas comunes, parajes desconocidos y cunetas. Mas de 12.000, solo en la provincia de Córdoba.

A pesar de que el estado Español, ratifico sus compromisos internacionales contra las Desapariciones Forzadas, sus instituciones no mueven ni un solo dedo para encontrar a sus “desaparecidos”, a pesar de estar obligado a ello, según recoge el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Detrás de cada desaparecido, hay una familia. Personas que sufren dolor y que lloran la perdida de sus seres queridos. Y ese dolor y llanto, con el paso de los años, no hay quien se lo quite, pesando sobre ellos, como una losa cada vez mas grande, cada vez mas pesada.

Decididamente, todos han esperado que por fin se haga justicia. Las normas que regulan todo este fenómeno ya existen y ahora lo que debiera darse es una clara y decidida voluntad política y judicial para aplicarlas. Como ejemplo decir que en el 2003, la modificación del Código Penal, contemplo por primera vez los delitos de lesa humanidad.

Y a renglón seguido manifestar que los ciudadanos confiamos plenamente en que nuestros derechos están garantizados. Y que parte de esa garantía de derechos, es el derecho a la justicia.

Una justicia, que tarda mucho tiempo en llegar. Y que cuando por fin hemos pordido acudir a ella, tras más de setenta años de completa y total ausencia , nos dice literalmente “ … que hemos llegado tarde.” , “… que los crímenes han prescrito, por lo cual el estado no tiene obligación legal de buscar a nuestros “desaparecidos”.

Que gran hipocresía. Nadie debe estar por encima de la ley, ese es uno de los principios básicos del derecho”. Pero tampoco nadie debiera ser excluido del derecho a que se aplique la misma. La justicia no siempre esta a la altura de las circunstancias, sobre todo cuando se trata de interpretar las garantías. Y eso nos sigue causando dolor.

Un dolor, profundo, permanente y desgarrador. Como el que siguen padeciendo Raimundo García Moreno, de 79 años y su primo Miguel Moreno Gámiz, de 74 años de edad.

Ambos, llegan más de 60 años, casi toda su vida, buscando a un “desaparecido”. Su abuelo Miguel Moreno Antequera. Asesinado en la localidad cordobesa de Monturque, el día 24 de agosto de 1936. De profesión panadero contaba 52 años de edad. Fue detenido y fusilado, formando parte de un grupo numeroso de personas, en las inmediaciones de la casilla de Cubero.

Herido de muerte, pudo huir de sus asesinos y encontrar refugio junto a una familia conocida en un cortijo cercano, donde lo atendieron y cambiaron sus ropas ensangrentadas. Alertado por la búsqueda que se produjo tras su primera huida, hubo de abandonar y el cortijo, siendo visto por una persona que denuncio su presencia. Capturado de nuevo por sus asesinos, volvió a ser ejecutado. Esta vez la suerte no le acompaño. Miguel Moreno Antequera, fue arrojado junto a otras 16 personas más, ese mismo día a una fosa común, en un paraje cercano a la carretera nacional 331 en dirección a Lucena.

Sus nietos, Raimundo y Miguel, han dedicado toda su vida a encontrar el lugar donde yacen sus restos mortales.

“… en la cantera de piedra, junto al poste número 33, en dirección al arroyo, contando cinco olivos.”

Conservan la ropa con la que fue disparado la primera vez, ( la familia del cortijo, se la hizo llegar, junto con sus objetos personales). En la chaqueta puede todavía apreciarse, los agujeros ocasionados al impactar las balas en ella, y la sangre que surgió de la herida abierta.

Una herida que marcaría para siempre sus vidas y las de toda su familia. 60 años, llevando flores al lugar de la desaparición. Muchos, demasiados años pidiendo favores y permisos. Años suplicando que alguien devuelva los restos mortales de su abuelo Miguel Moreno, al aire puro de vivir.

Hoy ellos no celebran, el Día internacional de los Desaparecidos. Para ellos todos los días de su vida se convirtieron en este día. Ellos, lo saben bien. Muy bien.

Su abuelo Miguel Moreno Antequera, no es sino uno de esas 150.000 personas, asesinadas y arrojadas a una fosa común, en un país donde ellos solo son familiares de un desaparecido, que buscan y reclaman justicia. Otro ejemplo desgarrador más que da fe de la tragedia que vivieron cientos de miles de personas, que aún hoy siguen buscando.

Rafael Espino Navarro.-

AGUILAR DE LA FRONTERA AREMEHISA HABIA REALIZADO LA PRUEBA DEL ADN A UNA SOBRINA DEL FALLECIDO.
Entregan al primer represaliado identificado en Andalucía
El cuerpo de Antonio Manuel Palma fue uno de los cinco encontrados en la primera fosa abierta.Sus nietas han recogido los restos de su abuelo en un acto emotivo celebrado ante 150 personas.

Los familiares del mulero Antonio Manuel Palma ya han recuperado su cuerpo y podrán darle digna sepultura, llorarlo y llevarle flores. Casi 74 años después de su violenta muerte, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar (Aremehisa) les entregó ayer sus restos ya identificados con la prueba del ADN, en un acto tan simbólico como emotivo, celebrado en la zona de acceso al cementerio y apoyado por numerosos asistentes.

El presidente de Aremehisa, Rafael Espino, abrió el acto, exponiendo todo el proceso y el trabajo desarrollado por la asociación hasta llegar a este momento tan esperado y satisfactorio. En nombre del equipo técnico que ha llevado a cabo las exhumaciones, intervino la arqueóloga Virginia Barea que se mostró orgullosa de «trabajar para dar a conocer la verdad de lo que ocurrió y recuperar la dignidad de todas estas víctimas». Barea añadió además que «la recuperación no reabre nuevas heridas, ya que es solo cuestión de sentido común y de humanidad» . También mostró su pesar porque el Estado no se estuviera haciendo cargo de estos trabajos, delegando la labor en las familias, a través de la concesión de subvenciones. «Esta situación –dijo Barea– provoca que haya personas y entidades cuyo fin no sea otro que la caza y captura de ayudas, desacreditando el movimiento memorialista, cuando lo esencial son las familias y las víctimas». Por su parte, Antonia y Mari Carmen Palma, nietas del represaliado, agradecieron con lágrimas la labor desarrollada por Aremehisa: «Su trabajo nos ha permitido recuperar los restos de nuestro abuelo, al que la vida no nos permitió conocer, y poder cumplir el sueño de nuestra abuela, Carmen Reina, fallecida hace 14 años: que sus restos y los de su marido descansaran juntos». El acto concluyó con el poema A quien corresponda , acompañado de violín; la reseña de la biografía de Antonio Manuel Palma y el testimonio de una voluntaria que trabaja en las exhumaciones.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (Aremehisa) entregará el próximo 28 de agosto los restos de Antonio Manuel Palma Moreno a su familia en el cementerio de Aguilar de la Frontera a partir de las 10.00 horas.
En declaraciones a Europa Press, el presidente de Aremehisa, Rafael Espino, explicó que se trata del primer represaliado de la Guerra Civil identificado por análisis genético de ADN en las exhumaciones que esta asociación realiza en la localidad cordobesa desde el pasado día 3 de mayo.
Además, junto a Palma Moreno han sido ya identificadas otras tres personas más a través de pruebas de ADN, cuyos restos también serán entregados a sus familias, aunque aún no se ha fijado fecha para ello.
Con los trabajos que la asociación está desarrollando en el cementerio de Aguilar de la Frontera, se han descubierto nueve nuevas fosas comunes de represaliados de las que se han exhumado más de 50 cuerpos, cuando sólo esperaban encontrar diez o 12.
Para la primavera del 2011 se acometerá la excavación de algunas de las ocho fosas comunes que se preveía que existían de la explanada del fondo del cementerio, donde se espera encontrar unos 70 u 80 cuerpos.

Antonio Manuel Palma Moreno, nace en la localidad cordobesa de Aguilar de la
Frontera, el día 23 de Agosto de 1902, en el seno de una familia campesina, siendo también esta la
actividad profesional a la que dedicaría toda su vida.
Era el tercer hijo de Manuel Palma Carmona a / “La Liebre” y de Purificación Moreno
Postigo. El único varón de este matrimonio, sus tres hermanas se llamaban Clara, Teresa y
Francisca.
En 1922, es reclutado y enviado a la Guerra de Marruecos, formando parte de aquellos que
llevaban el peso de la campaña: las clases económicamente más débiles. Tres duros años de vida
militar, tras los cuales volvería de nuevo a localidad de nacimiento, condecorado por su valor en las
acciones en las cuales tomo parte.
Tras su regreso del Servicio Militar, Antonio Manuel, recupera de nuevo su vida de
trabajador del campo ejerciendo su antigua profesión de mulero.
No tardara mucho tiempo en contraer matrimonio. El día 20 de abril de 1930 unirá su vida
de forma definitiva a la de Carmen Reina Casaña, hija de Juan Manuel Reina Urbano a/
“Pechineras” y de Francisca Casaña Carretero. Serán dos hermanos casados con dos hermanas, la
hermana mayor de A. Manuel se casará también con un hermano de su mujer Carmen.
A. Manuel y su esposa establecen su domicilio en la calle Los Pozos, número 23, en el
mismo domicilio de sus suegros.
De esta unión, nacerán en menos de cinco años tres hijos, Clara, Manuel y en noviembre
de 1935, su último hijo Juan.
Durante todo este tiempo y coincidiendo con la llegada de la Republica, se vivirán años
marcados por un tiempo convulso y revuelto para el campesinado de Aguilar. Años marcados por
la explotación, el hambre y la injusticia social, que verán como surgen en la sombra las primea
agrupaciones obreras y sindicales en la localidad.
La unidad de movimiento y la defensa de derechos legítimos harán recomponer a
comienzos de 1931, el antiguo sindicato “ Sociedad de Muleros y Arrieros y Similares “La
Constancia” desaparecido y sin actividad a lo largo de la Dictadura de Primo de Rivera.
Sello del Sindicato “La Constanza”
Este sindicato de ideología socialista, afecto a la UGT e inserto en la Federación Nacional
de Trabajadores de la Tierra, defenderá durante los siguientes años los intereses de los trabajadores
que lo integran.
El carácter y la personalidad de Antonio Manuel harán que ingrese en el mismo desde su
fundación, compaginando su militancia con el trabajo en el campo y en las tierras familiares.
La proclamación del estado de guerra del 18 de julio por parte del teniente de la guardia
civil, desato en la localidad las detenciones y los encarcelamientos de los dirigentes locales afectos
al bando republicano. Dirigentes políticos, obreros y sindicales estuvieron en el punto de mira
desde el primer momento. Primero las detenciones, luego vendria todo lo demás.
El día 22 de julio de 1936, ya se produce el primer asesinato en esta localidad de apenas
trece mil habitantes. Antonio Onieva Pedraza, seria asesinado en aplicación del bando de guerra.
Apenas había cumplido su último hijo Juan los ocho meses de vida, cuando todos estos
acontecimientos, sorprenden a Antonio Manuel trabajando en el campo. En las inmediaciones de
la Laguna de Zoñar.
Acudia junto a otros compañeros el día 24 de julio de 1936 al caño de agua existente en
esos parajes, para llenar los cantaros de agua, cuando escucharon el ruido del motor de un camión
que avanzaba por la carretera desde Aguilar de la Frontera en dirección a Puente Genil. Al ver
llegar el camión los demás compañeros asustados hulleron, dejando solo a Antonio Manuel Palma,
quien sin nada que temer, pues nada habia hecho, recogio su cantaro de agua y comenzo a andar
por la carretera. Al alcanzarle el camión y ponerse a su altura, del grupo de carlistas y falangistas
que portaba en su parte trasera, se incorporaron varios de ellos, cargando sus armas. Disparado por
la espalda, a la altura de esta y de la cabeza, Antonio Manuel Palma, fue alcalzado de muerte y
caia rodando a la cuneta de la carretera, mientras las risas y los vitores de sus asesinos se alejaban
con el ruido del motor del camión.
Los impactos recibidos de armas cortas y escopetas de perdigones a quemarropa
resultaron letales.
Los compañeros que alertados por la llegada del camión huyeron de este, al escuchar los
disparon volvieron sobre sus pasos y encontraron a A. Manuel herido de muerte. Temiendo
tambien por sus propias vidas y sin saber muy bien lo que hacer, recogieron el cuerpo y lo
escondieron bajo la sombra de las higueras que escoltaban el camino. Dos días, dos días enteros
pasarón antes de que nadie se atreviese a acercarse al paraje para poder recoger el cuerpo de
Antonio Manuel Palma.
Paraje donde se produjo el asesinato de A, Manuel Palma Moreno
La familia alertada de lo sucedido, movio el cielo y la tierra para poder recuperar su
cuerpo. A escondidas, en la oscuridad de la noche recogieron el cuerpo y lograrón acercarlo al
cementerio de Aguilar de la Frontera, para que recibiera sepultura a lo que en un primer momento
se negaron los sepultureros. En condiciones de semiocultación en la soledad y el silencio de la
noche, el cuerpo de Antonio Manuel, fue enterrado en una fosa familiar identificada con el número
50 de la Zona 3 del cuartel 8 del cementerio de Aguilar de la Frontera. En su última despedida solo
un familiar allegado. A la familia le indicaran el lugar exacto del enterramiento y la creencia de
que solo él permanece en aquella fosa. (Algunos años más tarde su viuda comprobaría que esto
último no era cierto).
El asesinato de Antonio Manuel Palma Moreno, seria el segundo documentado, tras el
alzamiento militar en esta localidad. Se registrara de forma inmediata, al día siguiente de su
entierro. Apenas pasadas veinte y cuatro horas, en el Registro Civil de Aguilar de la Frontera.
Una inscripción repleta de errores, nombre incompleto, apellido inexacto, etc.. ( ya por esas
fechas los funcionarios del Juzgado no se molestaban al igual que lo haría con el resto de las
personas asesinadas en esta localidad en documentar de forma metódica y exacta, sin errores los
asesinatos que se cometieron).
No seria esta la primera y última vez que se registrara su muerte. De nuevo en febrero del
año 1942, se volvería a producir la inscripción en el Registro Civil, esta vez fuera de plazo legal,
pero ahora algo mejor documentada.
Trascurridos algunos años, su viuda Carmen Reina Casaña, conseguiría identificar con una
humilde lapida, el lugar donde se encontraba el cuerpo de su esposo. En ella quedarían inscritos su
nombre, la fecha de su muerte y el dolor que a toda la familia les produjo su perdida. (Ningún
derecho sobre la propiedad de la misma le permitirían con posterioridad realizar ninguna otra
acción sobre la misma). Al intentar adquirir en propiedad ese lugar de enterramiento, sería
informada de que en la fosa número 50, no solo se encontraba Antonio Manuel, sino varias
personas más.
Viuda y sola, con tres bocas a las que alimentar, el apoyo de sus padres intentaría aliviar y
mitigar, sin apenas conseguirlo su sufrimiento, en una familia rota por el dolor del asesinato de su
marida y la huida de sus dos hermanos Juan José y Manuel ( ambos militantes socialistas) a zona
republicana durante la guerra.
Pero Carmen, jamás desespero y mantuvo viva la esperanza de poder recuperar algún día el
cuerpo de su esposo para poder completar definitivamente el duelo que se le negó y dar por fin
digna sepultura a sus restos.
A finales de la década de los años setenta, con la recién llegada y estrenada democracia,
volvería de nuevo a sufrir las consecuencias de los errores administrativos en el laberinto
burocrático y nada favorable de la vieja administración franquista, al tener que volver de nuevo a
revivir todo el drama humano y personal, de los acontecimientos que sacudieron un día su vida.
Con el objeto de acceder a la concesión de una de las pensiones de viuda de guerra, se vio
de nuevo obligada a solicitar una vez más la inscripción de la muerte de Antonio Manuel en el
Registro Civil, ya que el expediente de solicitud de pensión, se vio paralizado por que los
funcionarios de este informaron “ … de la inexistencia de partida de defunción alguna que
acreditase el asesinato de su esposo.” A pesar de haberse realizado esta inscripción en el año
1936, con el número 545 y en el año 1942, con el 662, el registro de la muerte de Antonio Manuel
Palma Moreno, volvería a realizarse otra vez en el año 1980, por tercera y última vez.
El recuerdo de Antonio Manuel, vivo por siempre en la memoria de su esposa Carmen
Reina, hicieron más fuerte si cabe su voluntad y dignidad, acrecentando su enorme tolerancia. Y
fue transmitido con todas sus fuerzas de forma generacional a sus hijos y estos a su vez a los
suyos y a los hijos de sus hijos, sin que jamás se cerrase el ciclo y sin desistir del intento de la
búsqueda de la verdad.
Una búsqueda de la verdad que llevó a sus nietas a solicitar a AREMEHISA (Asociación para
la Recuperación de la Memoría Histórica de Aguilar de la Frontera) (Córdoba) la localización y
exhumación de los restos de su abuelo a finales del año 2009.
La exhumación comenzó a realizarse el día 3 de mayo del año 2010, tras una búsqueda
documental y oral de la localización del lugar de enterramiento y de los nombres de las personas
que en el se encontrabán.
Apenas dos días después, la tierra, nos devolvía la memoria, cuando el personal de
AREMEHISA extrae de la fosa la cuerpos de dos hombres, ambos de carácteristicas físicas muy
parecidas, en complexión y estatura. Ambos con claros e inequívocos síntomas de muerte por
violencia.
La fosa número 50 arrojo fuera de la misma tres cuerpos más. Fueron cinco las cuerpos
extraídos de nuevo “al aire puro de vivir”, cinco cuerpos recuperados del ocultamiento, la
ignominia , la barbarie y la sin razón.
Cuatro de ellos ya han sido identificados por AREMEHISA. Antonio Manuel Palma Moreno,
Ana Lucena Martinez, Concepción Cecilia Córdoba y el hijo de esta Miguel León Cecilia.
El hallazgo de otro varón (sin documentar) en la fosa, junto al cuerpo de Antonio Manuel,
hizo más complicado, resolver sobre la identidad de ambos, determinando que identificación
habría de llevarse a cabo a través de las pruebas géneticas de ADN.
Su identificación ha supuesto todo un reto tanto para la familia como para AREMEHISA,
llegandose a completar con pruebas concluyentes de relación familiar a través de los análisis de
ADN mitocondríal y nuclear el pasado día 21 de julio del 2010. 74 años después del asesinato.
Desde ese mismo dia Antonio Manuel Palma Moreno, recupero su nombre, su familia, su
historia y se ha convertido en todo un símbolo de esperanza y perseverancia. Es una de las
primeras personas represaliadas de la guerra civil española identificado y cuyo cuerpo ha podido
ser recuperado por sus familiares.
El caso de Antonio Manuel, es ya un simbolo, que traera esperanza e ilusión a cientos de
miles de familias que al igual que la suya, esperan recuperaar algun día, no muy lejano los restos
de sus desaparecidos.

El próximo día Viernes 20 de Agosto, AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) (Córdoba, entregara a la familia los restos de ANTONIO MANUEL PALMA MORENO, primer represaliado de la guerra civil identificado por análisis genético de ADN, en las exhumaciones que esta Asociación realiza en esta localidad cordobesa desde el pasado día 3 de mayo. Junto a Antonio Manuel han sido ya identificado otras tres personas más a través de estas pruebas de ADN, cuyos restos serán entregados a sus respectivas familias en los próximos días.

El acto de entrega será publico y se celebrara en la explanada de entrada del Cementerio Municipal de Aguilar de la Frontera, a las 20:30 horas de la tarde del día 20.

«Antonio Manuel Palma Moreno, recupero su nombre, su familia, su historia y se ha convertido en todo un símbolo de esperanza y perseverancia. Es una de las primeras personas represaliadas de la guerra civil española identificado y cuyo cuerpo ha podido ser recuperado por sus familiares.

El caso de Antonio Manuel, es ya un símbolo, que traerá esperanza e ilusión a cientos de miles de familias que al igual que la suya, esperan recuperar algún día, no muy lejano los restos de sus desaparecidos.»

52 cuerpos a la espera de sus nombres
 
Las excavaciones en Aguilar de la Frontera destapan la primera represión de la Guerra Civil
 
MANUEL J. ALBERT, Córdoba
El 24 de julio de 1936, un mes antes de cumplir 34 años, el mulero Antonio Manuel Palma fue muerto a tiros mientras recogía agua de una fuente, en un camino cerca de Aguilar de la Frontera (Córdoba). Acababa de comenzar la guerra civil y Palma fue la segunda persona asesinada por los sublevados en su pueblo. 74 años después, se ha convertido en el primer represaliado republicano cuyo cadáver ha sido identificado, en la campaña de extracción de cuerpos de varias fosas comunes del cementerio de Aguilar. Se han rescatado otros 52 cuerpos que, almacenados dentro de cajas en un depósito, esperan a que se les devuelvan sus nombres.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) inició los trabajos de excavación en mayo. Contaba con el permiso y apoyo del Ayuntamiento (PSOE) después de que la jueza de Aguilar archivase la petición de abrir las sepulturas pero diese vía libre para que la asociación se pudiese acoger a las subvenciones de la Ley de Memoria Histórica. El Ministerio de la Presidencia aportó finalmente 49.000 euros.
Los familiares contaban con testimonios orales que indicaban la presencia de fosas comunes en el cementerio. Aunque la pista más importante para saber dónde comenzar a trabajar fue el registro del cementerio en el que se indicaban qué fosas habían sido ocupadas, por orden de la autoridad militar, para depositar a las personas a las que se les había aplicado el bando de guerra de agosto del 36. Un eufemismo para referirse a los fusilamientos sin juicio.
En los 90 días de trabajo que llevan, los técnicos contratados por Aremehisa han abierto seis fosas, donde han encontrado a las cinco decenas de cadáveres, con signos claros de haber sido ejecutados: manos atadas con alambres, orificios por arma de fuego en el cráneo, así como balas y casquillos. Estos últimos son especialmente valiosos para reconstruir los hechos.
La munición empleada da pistas a los investigadores sobre quiénes eran los que apretaban el gatillo. “Hemos encontrado balas, casquillos y cartuchos del tipo que empleaba el Ejército o la Guardia Civil, como los Mauser. Pero también otros más raros. Por ejemplo, un cartucho adaptado para ser disparado por un fusil Winchester, americano. Se trata de armas poco comunes, más de coleccionista”, advierte Rafael Espino, presidente de Aremehisa. Ello indicaría que en la represión participaron no solmente fuerzas del Ejército, Falange o Carlistas (con fuerte presencia en la zona), sino también personas bien situadas, con acceso a armas más caras y exóticas.
Las víctimas fueron arrojadas en nichos de ladrillos abiertos en el suelo del cementerio. Estos espacios -de 2,20 metros de largo 60 centímetros de ancho y tres metros de profundidad cada uno-  todavía quedaban libres después de ser habilitados en el año 29, cuando se creó el camposanto. Allí apiñaron los cadáveres hasta que no cabían más. En otros casos, por encima de los fusilados, volvieron a enterrarse a personas de manera legal a las que se identificó con una lápida.
“Los asesinos simplemente aprovechan lo que tienen más a mano. Cuando se llenaba el cuartelillo, traían aquí a los detenidos, los ponían de rodillas al borde de la fosa, disparaban y los tiraban como si tal cosa”, explica junto a uno de las sepulturas Rafael Espino, presidente de Aremehisa. A casi tres metros por debajo de él, asoman los huesos de varios cadáveres. En otro punto del cementerio, se quiere abrir otras fosas, donde se han encontrado evidencia de fusilamientos (casquillos y munición de diverso calibre). Allí, en largas zanjas, se entremezclaron a las víctimas del terror con otros vecinos fallecidos de muerte natural.
En total, Aremehisa calcula que hubo 196 republicanos fusilados durante la guerra en Aguilar, que entonces contaba con unos 13.000 habitantes. La asociación tiene registrados asesinados de entre 17 y 72 años, la inmensa mayoría hombres, aunque también hay cinco mujeres (dos de ellas muertas por un bombardeo aéreos franquista). “También se mató a gente de otros municipios. Y hubo vecinos fusilados en diversos pueblos y en la capital, Córdoba”, dice Espino. Asociaciones como Aremehisa esperan que el Ayuntamiento de Córdoba (gobernado por IU y PSOE)  permita de una vez la apertura de las fosas del cementerio de la Salud, donde se cree que se enterraron a centenares de fusilados durante la represión franquista. Paradójicamente, el Consistorio de Málaga, regido por el PP, sí dio licencia y financiación para que se desenterrasen a los asesinados en el cementerio de San Rafael.
 
 
El segundo asesinado, el primer identificado
 
M. J. A., Córdoba
Los restos del mulero Antonio Manuel Palma ha recuperado su nombre. Sus familiares ya saben dónde dejar flores para él. Han tardado 74 años pero ya pueden completar su duelo. Palma murió el 24 de julio, seis días después del golpe. Eran días de confusión. En Aguilar, tras un primer momento en el que parece que el comandante de la Guardia Civil no se alinea con los sublevados, finalmente vence la rebelión. Pero nadie suponía que aquello iba a derivar inmediatamente en una matanza.
A pesar de que el 22 de julio ya se produjo la primera aplicación del bando de guerra en Aguilar con el asesinato de Antonio Onieva Plaza, el mulero Palma no temía por su vida. Él era un veterano de la guerra de Marruecos, donde había prestado el servicio militar. De vuelta a España, reanudó su oficio de mulero y simpatizó con las ideas de izquierdas. De hecho, en su gremio existía un sindicato socialista.
Pero su confianza no estaba justificada. Rafael Espino, presidente de Aremehisa reconstruye el día de su muerte. “Antonio Manuel fue con otros compañeros a recoger agua a una fuente, cerca del pueblo. Oyeron el sonido de un camión acercarse y todos decidieron esconderse por precaución, excepto Antonio Manuel. Al paso del vehículo le dispararon sin ni siquiera frenar. Al parecer eran carlistas y falangistas”, cuenta Espino.
Según el mismo relatos, los compañeros de Palma escondieron su cadáver bajo una higuera y lo abandonaron allí, sin saber qué hacer. Dos días después, la familia se atrevió finalmente a recuperar sus restos a los que dieron sepultura en el cementerio de Aguilar.
Así pues, la fosa de Palma estaba identificada pero, en la misma, se arrojaron otros cadáveres de víctimas de la guerra. Por ello, al abrir la tumba ha habido que hacer uso de los análisis de ADN. Tras contrastar su perfil con el de una sobrina se ha podido descubrir finalmente qué huesos correspondían a Antonio Manuel Palma.

AGUILAR DE LA FRONTERA (CORDOBA): LA ASOCIACION AREMEHISA HA EXHUMADO YA MAS DE 50 CADAVERES.
Descubiertas nueve fosas comunes de represaliados
Los cuerpos están ocultos bajo los enterramientos normales.La pruebas de ADN logran identificar los tres primeros restos.

http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=576199

Una voluntaria limpia los huesos de uno de los cuerpos exhumados. Foto:JOSE SIERRA

La aparición de nuevas fosas comunes y de un inesperado número de cuerpos de represaliados ha obligado a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (Aremehisa) a reorganizar los trabajos de exhumación que viene desarrollando desde mayo en el cementerio de Aguilar de la Frontera y a prorrogarlos en el tiempo, dividiéndolos en dos fases. En la primera de ellas, que abarcará hasta la llegada del otoño, se excavarán las nueve fosas comunes encontradas en la zona próxima a la entrada del cementerio. De estas nueve fosas, descubiertas gracias a un estudio de planimetría y al análisis comparativo entre la antigua y la moderna distribución de enterramientos de la zona noroeste, han sido ya exhumados más de 50 cuerpos, cuando solo esperaban encontrar 10 ó 12.

Según señala Rafael Espino, presidente de Aremehisa, «los cuerpos de estas personas, asesinadas brutalmente a finales de julio o principios de agosto de 1936, fueron ocultados bajo enterramientos civiles en una zona muy angosta, lo que está haciendo muy difícil la intervención de los técnicos». Al parecer, la mayoría de los cadáveres presentan síntomas evidentes de violencia física como manos atadas, tiros en la nuca o de haber sido quemados y, posteriormente, trasladados en sacos. De los cuerpos encontrados hasta ahora tan solo tres son mujeres.

De la identificación se está encargando un antropólogo forense y de la pruebas de ADN un técnico de un laboratorio sevillano. Las pruebas de ADN hechas en junio a los tres primeros cuerpos extraídos y a sus familiares han resultado positivas, por lo que Aremehisa les entregará los restos en un acto que se celebrará el próximo 20 de agosto.

La segunda fase de esta intervención, prevista para la primavera del 2011, acometerá la excavación de algunas de las ocho fosas comunes de la explanada del fondo del cementerio, junto a la tapia. Los 70 u 80 cuerpos que se esperan encontrar en esta zona se encuentran mezclados con los enterramientos de caridad o beneficencia del primer tercio del siglo XX. En cada fosa podrían encontrarse entre 150 y 200 personas. Aunque la exhumación está prevista para el 2011, los técnicos ya estudian cuáles son las fosas con más probabilidad de contener los cuerpos de los represalidados.

Espino se muestra muy satisfecho de la evolución de los trabajos, del equipo técnico y de los 64 voluntarios que colaboran en las exhumaciones. Durante estos tres meses doce nuevas familias han contactado con la asociación a través del punto de información permanente.
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Espanha: Exumações das vítimas da guerra civil vão além de fins científicos, diz arqueólogo.

agencia angola press.
http://www.portalangop.co.ao/motix/pt_pt/noticias/internacional/2010/6/29/Exumacoes-das-vitimas-guerra-civil-vao-alem-fins-cientificos-diz-arqueologo,0c764b79-d03d-4ed1-a911-486a5ab7cd05.html

Córdoba – As exumações dos mortos da guerra civil espanhola não têm «um mero fim cientifico», declarou à Lusa o arqueólogo

Jorge Cepillo, para quem os trabalhos vão «mais além, porque é uma forma de compensar as vitimas da ditadura de Franco».

Jorge Cepillo, um dos técnicos da AREMEHISA (Associação para a Recuperação da Memória Histórica de Aguilar de la Frontera) trabalha nas escavações do cemitério de Aguilar de la Frontera, na província de Córdoba, iniciadas a 3 de maio de 2010, onde foram localizados 47 esqueletos, dos quais 35 já foram recuperados das valas comuns.

O arqueólogo considera «um contrassenso que não exista uma normativa de âmbito nacional» aplicável «a todas as intervenções» e destaca que, no caso das exumações de Aguilar de la Frontera, o protocolo de atuação, aprovado pela Junta da Andaluzia em setembro de 2009, «não seja aplicável porque o subsidio foi concedido pelo Ministério da Presidência».

Cepillo exemplifica dizendo que o Comissariado para a Memoria Histórica da Junta da Andaluzia «não exige que se cumpra o protocolo, a não ser que dê um subsídio», e que «se deram casos em que não aplicou o devido rigor cientifico, nem se consultou os familiares» das vítimas.

No caso de Aguilar de la Frontera, o arqueólogo afirma que «a intervenção está a ser realizada com parâmetros científicos e provas periciais, que, no futuro, poderão ser utilizadas como provas» de que em Espanha se cometeram crimes contra a humanidade.

No entanto, Jorge Cepillo pensa que o país «teria que mudar muito para que se abrisse uma causa judicial» sobre os crimes do franquismo.

Referindo-se à investigação que afastou o juiz Baltasar Garzón da Audiência Nacional em relação a este tema, diz que «a justiça não desempenhou o papel desejado pelos cidadãos».

Cepillo, neto de uma vitima da repressão, salienta que «o objetivo principal [destas intervenções] é ressarcir os familiares das vitimas», mas defende que «crimes desta magnitude não podem ficar impunes e praticamente ausentes dos livros de história».

Por essa razão considera que «é um tema que devia ser assumido pelo Estado» e «não devia ter sido deixado nas mãos dos familiares, que só querem a reparação». Nessa linha de pensamento, defende que «as associações de memória histórica não se podem converter em empresas para autogerir dinheiro para se dignificarem a si mesmas».