1 de Agosto. 76 años después … a la memoria de mi abuelo Antonio Espino Jiménez.
Autor: Rafael Espino Navarro

“ No creo que haya pueblos ni hombres que nazcan sólo para morir.”

Antonio Gala

Antonio Espino Jiménez y su hermano Manuel Espino Jiménez, asesinados el 1 de agosto de 1936

¿Donde están?. Esta ha sido la pregunta que nuestra familia se ha estado haciendo durante mas de 75 años. Estaban en algún sitio pero nadie sabía donde. Esta misma pregunta nos la hemos estado haciendo los familiares desde el mismo día que se los llevaron un 1 de agosto de 1936, los asesinaron y no volvieron. Nunca más supimos de ellos.

Su búsqueda comenzó con sus viudas, sus padres e hijos y ha continuado con sus nietos. Jamás hemos dejado de buscarlos. Nunca les hemos olvidado.

76 años después aún seguimos buscando a alguien a quien se quiere. Queriendo saber lo que sucedió y obtener respuestas a estas y otras preguntas. ¿Quien?, ¿Como?, ¿Cuando? , ¿Donde?. Estos han sido y continúan siendo los interrogantes a los que todas nuestras familias buscan respuestas.

Unas respuestas que nunca hemos conocido, por que las preguntas nunca se pudieron formular. Aún hoy, tras el tiempo transcurrido se alzan voces que gritan … que los dejemos en paz. Dicen esas voces ¿que para que sirve ya buscarlos? y que ya esta bien de remover el pasado.

A todas esas voces quiero decirles que jamás hemos perdido la esperanza de conocer lo sucedido y de encontrar sus cuerpos, por una sencilla y humana razón. Son parte del eslabón perdido, de nuestro pasado reciente. Nuestra cadena genética se quebró con su asesinato y hemos de volver a recomponerla. No, no removemos nada con ello, en todo caso desempolvamos la capa de olvido y silencio que sobre sus desapariciones se impuso oficialmente y aún hoy sigue cubriendo injustamente su existencia.

¿Donde están?, nos hemos preguntado una y otra vez. Y una y otra vez hemos tenido que renunciar a regañadientes a poder recuperarlos físicamente. Los verdugos hicieron muy bien su trabajo. Jamás supimos donde buscarlos, jamás supimos donde encontrarlos, jamás supimos donde llorarlos

Entre sollozos y llantos de dolor durante muchos años hubo que callar y no hacer preguntas. Se prohibido hablar de ellos, llorarlos o recordarlos. Pretendiendo con ello que su existencia jamás se conociera. Hubo que correr un tupido velo y olvidar por imposición a nuestros familiares, olvidar también todo lo demás.

La vida, la injusta vida, fue así de terrible para centenares de miles de familias, que solo pretendían cerrar el duelo, y tener así un lugar donde poder honrarles y tributarles un último recuerdo.

Pero jamás aceptamos por completo la desaparición sin más.

Nuestras familias se vieron sometidas a décadas de silencio y ocultamiento de la verdad, y hoy solo buscan respuestas a un pasado amordazado y secuestrado por el intento de hacer desaparecer de la memoria colectiva, las vidas y las historias personales de unas personas que fueron asesinadas injustamente, por el solo hecho de querer y pretender vivir en una sociedad mas igual para todos, mas justa y mas libre.

Nuestra búsqueda ya se ha convertido en un objetivo primordial y prioritario para acercarnos al conocimiento de esa verdad que demandamos después de estar sometidas a guardar silencio y a no hacer demasiadas preguntas, a soportar en incontables ocasiones el rechazo social, la exclusión e incluso la humillación personal.

Como familiar de represaliados, esta misma pregunta ha sonado dentro de mi cabeza, marcando durante muchos años mi vida. Siempre me inquieto, desde muy pequeño, desde el primer momento que tuve constancia de lo acontecido, me animo el deseo irrefrenable de saber ¿porque los asesinaron?, ¿en que lugar se perpetraron los asesinatos? y ¿donde se ocultaron sus cuerpos?.

Todo este proceso de búsqueda ha sido largo, duro y a veces tremendamente complicado. Muy complicado diría yo. Pero por fin ha dado sus frutos.

Para ello ha sido fundamental la intervención de personas que tanto a través de la aportación de sus testimonios como con su compromiso personal y humano han contribuido de forma notable a que este proceso pudiese comenzar a tomar forma.

Hace ya casi siete años , a finales del año 2005 mi inquietud y determinación personal hicieron que me embarcara en la noble y loable tarea de conocer la verdad. A lo largo de todo este tiempo he trabajado denodadamente con un claro y decidido objetivo: en primer lugar para que se conozca la verdad y se conozca lo sucedido y en segundo lugar para deshacer lo que los verdugos y asesinos hicieron y que así … la muerte no tenga la última palabra.

Conocer la otra parte de la historia. La que nunca se contó. La que se oculto y no interesaba que nadie conociera nunca.

Conocer lo que les ocurrió a mas de doscientas personas de esta localidad ( entre las que se encontraban 7 miembros de mi familia el alcalde José María León Jiménez, mi abuelo Antonio Espino Jiménez, su hermano Manuel Espino Jiménez, el sobrino de ambos Manuel Jiménez Espino, su primo Francisco Jarabo Espino y los hermanos de mi abuelo materno, los hermanos Navarro, Antonio Navarro Navarro y Francisco Navarro Navarro) ha marcado el ritmo de las horas de mi investigación y el trabajo que he venido desarrollado durante estos últimos años.

Mi abuelo Antonio Espino Jiménez, nació en Aguilar de la Frontera, el día 9 de enero de 1901, en una familia campesina, era el primero de cinco hermanos. Contrajo matrimonio con Francisca Pavón Guerrero, del que nacieron cuatro hijos.

El comienzo de la guerra civil, le sorprendió en Aguilar. Era Aguilar en el año 1936, un pueblo sin conflicto alguno entre patrones y obreros, prueba de ello es que las bases para el trabajo de ese año, se firmaron sin ninguna dificultad. Los acontecimientos que ocurrieron en Aguilar en el mes de Agosto de 1936, cambiarían por completo su vida y por ende la de toda su familia. El 18 de julio de 1936, tras la noticia del alzamiento militar, los obreros agrícolas tomaron el pueblo, encarcelando a la directiva local de Falange Española y Acción Popular, y a algún que otro patrono.

El teniente de la Guardia Civil, hizo promesa expresa ese mismo día de fidelidad a la Republica ante el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera en pleno. No fue así, el día 19 de agosto, la Guardia Civil, publico en bando de guerra y tomó el Ayuntamiento, dejando libres a todas las personas encarceladas y encarcelando a la mayor parte del pleno del Ayuntamiento, entre ellos el alcalde socialista José María León Jiménez, que fue fusilado el día 2 de agosto. La Guardia Civil de Aguilar, se destacó enormemente en la represión llevada a cabo durante esos días, fusilando a mas de un centenar de personas.

Todo se mantuvo en este ambiente hasta el día 24 de julio, fecha en que Aguilar, fue bombardeada por la aviación nacional procedente de Sevilla, en la creencia de que los «rojos», se habían hecho fuertes en Puente Genil y se dirigían a Aguilar, para sitiarla y tomarla. Mucha gente murió en el bombardeo, y otros muchos huyeron al campo. Antonio Espino Jiménez, se encontraba entre estos últimos, toda su familia, esposa, hijos, hermanos, padres, huyeron a un cortijo propiedad de un patrón donde habitualmente todos trabajaban la mayor parte del año. Esto ocurría el día 24 de julio, día en que la Guardia Civil de Aguilar pidió refuerzos a las localidades vecinas, Lucena, Monturque, de donde llegaron más guardias civiles y se entabló un tiroteo que duró varios días, entre éstos y algunos obreros armados de escopetas, que llegaron procedentes de Aguilar y Montilla. La Guardia Civil tomo el pueblo.

Pasaban los días y el de julio, Antonio Espino, acompañado de su hermano menor Manuel Espino Jiménez y varios hombres más, decidieron ir a Puente Genil para aprovisionar de alimentos y otros menesteres a sus familias, que llevaban varios días en el campo. Descartaron acudir a Aguilar, porque tenían noticias de los tiroteos acaecidos días antes.

Su llegada a Puente Genil no pudo ser en peor momento. El día 31 de julio, Puente Genil estaba siendo tomada por tropas del comandante Castejón, que el día 28 de julio, salieron de Sevilla con un único objetivo «tomar Puente Genil «. Atacaban Puente Genil, una bandera del tercio, una compañía del Regimiento de Granada, un escuadrón de a pie, una compañía de sanidad, una sección de zapadores, otra de asalto, otra de requeté y otra de falange, además de varias baterías y vehículos blindados, a las que posteriormente se unirían otras columnas de guardias civiles procedentes de Ecija y que se nutrirían de más efectivos al pasar por las localidades de La Rambla ,Fernán Núñez, Montilla y Aguilar. La ocupación de Puente Genil fue rápida. La represión salvaje.

A todos los hombres que encontraban en la calle, en sus casas, en las afueras se les fusilaba inmediatamente. Los aviones no cejaban en su bombardeo. Fue horrorosa la matanza, y se cuentan en mas de mil los fusilamientos que se llevaron a cabo ese día. Antonio Espino, su hermano Manuel y varios acompañantes más, fueron detenidos y encarcelados posiblemente en la improvisada prisión del «Molino del Marqués». Reconocidos ambos por algunos guardias civiles de Aguilar, de los que se sumaron a las fuerzas procedentes de Ecija, los maniataron y fueron conducidos a la cárcel de Aguilar de la Frontera, en la tarde noche del día 31 de julio de 1936.

La madrugada del día 1 de Agosto, apuntando el día, fueron junto con algunas personas más, subidos a un camión y conducidos al cementerio de Aguilar de la Frontera. El sitio ideal para perpetrar el crimen que tenían pensado sus verdugos. Delante de las tapias de la zona sur del cementerio, esa misma mañana fusilaron a Antonio Espino Jiménez (36 años), Manuel Espino Jiménez (26 años), Manuel Jiménez Espino (17 años) José María Alba Olmo (30 años) y Manuel Espada Casaña ( 33 años).

Recuperar sus restos, encontrar sus cuerpos y dar digna sepultura a estas personas, se convirtió en todo un desafío, un deber solidario que creo que todos hemos de apoyar. Sus nombres, su historia, recuerdan las personas que fueron, transmiten su legado histórico y nos hacen poder recuperar la memoria perdida. Sus cuerpos han sido encontrados, exhumados e identificados. Han sido entregados a las familias, como siempre debió ser.

“ Desearía encontrar el rastro de mi abuelo y mis tíos abuelos, para poder así hilvanar la historia de una estirpe quebrada. Ojala lo logre algún día, buscando en este desierto de amnesia a nuestros desaparecidos. Ojala, las siete décadas trascurridas desde su muerte no minen nunca el animo ni el anhelo de alguien que aun les sigue buscando, les espera, piensa en ellos y sueña con su regreso.”

A finales del año 2006, yo mismo escribía esto, en un extenso escrito dirigido a las autoridades municipales locales. Y tras ese sentimiento, esa emoción inexplicable, me animaba el deseo de poder deshacer lo que sus verdugos hicieron con ellos, «desaparecer» física y documentalmente.

Esa idea me ha marcado durante muchos años de mi vida, por ello un día tome la determinación de buscarlos y devolver sus cuerpos «al aire puro de vivir» , para que nuestras familias pudieran de una vez honrar su muerte y cerrar un ciclo de luto y duelo interminable. Intentar restituir también sus vidas «borradas del mapa a punta de pistola» de nuevo a la sociedad, para que todo el mundo conociera sus historias personales, sus rostros a través de las fotografías guardadas con celo a lo largo de todos estos años por nuestras familias. Devolver sus nombres donde siempre debieron de estar en la conciencia y el recuerdo de todos nosotros, sacándolos del anonimato durante el que habían estado sumergidos durante décadas de ocultamiento premeditado. Considero un acto de justicia desde el punto de vista histórico y humano rescatar del olvido las identidades de todos aquellos hombres y mujeres, para que a partir de ahora estarán presentes en la memoria colectiva de nuestro pueblo”.

“ Dedicado a toda esa gente que aún sabe, por que ellos oyeron gritos de dolor y derramaron llantos, en un pueblo donde las gargantas quedaron enronquecidas y agotadas todas las lágrimas.”.

JOSÉ MARÍA TUBINO MONTESINOS … una historia que nos pertenece a todos.

(1872-1936)

Autor: Rafael Espino Navarro

José María Tubino Montesinos nació el día 7 de septiembre del año 1872, a las dos de la madrugada en la localidad de San Roque (Cádiz). Era hijo de José María Tubino González y de Adelaida Montesinos y García.

Venido al mundo en un familia acomodada de la época, poco se sabe de su infancia y de sus años juveniles. Su padre fue alcalde de San Roque, como queda documentado en la inauguración de la estación de ferrocarril de dicha ciudad, acaecida el 6 de octubre de 1890.

Estudia en Sevilla donde obtiene el título de Bachiller. Contrae matrimonio pocos años después de iniciada la veintena con su prima segunda, hija de Francisco María Tubino y Oliva(1), Carmen Tubino Nájera, natural de Madrid. El matrimonio establece su residencia habitual en la ciudad de Sevilla, donde José María trabaja como director del periódico “La Andalucía”(2). De este matrimonio nacerían algunos años más tarde y en esa misma ciudad sus tres primeros hijos. La primera de ellas será su hija Adelaida Tubino y Tubino, que nacería el día 3 de septiembre del año 1896; dos años más tarde, el día 1 de abril de 1898, nacería Carmen Tubino y Tubino, el día 18 de mayo del año 1900 nacerá su tercera hija María Josefa Tubino y Tubino, quien fallecería poco después, y el día 18 de enero del año 1902 nacería su primer hijo varón, José Tubino y Tubino, quien desafortunadamente moriría tan solo dos días mas tarde.

Durante esta etapa de su vida en la capital andaluza y compaginando, durante poco tiempo, la dirección del periódico “La Andalucía” (los últimos ejemplares que se conocen de este diario datan de finales de 1898), José María Tubino y Montesinos participará abiertamente en política. Entre los años 1899 y 1901 formará parte como concejal de la administración local del Ayuntamiento de Sevilla, presidido por Fernando de Checa Sánchez(3).

Su esposa, Carmen Tubino Nájera, fallecerá el día 8 de abril de 1910 en Sevilla, quedando José María viudo y con dos hijas, Adela y Carmen. Durante los dos años siguientes viajó por motivos profesionales y les enviaba a sus hijas cartas describiendo los paisajes y lugares que recorría.

En 1913 se traslada a Villafranca de Córdoba para llevar la dirección de una fábrica aceitera llamada “Las Mercedes”, siendo su primera experiencia en este trabajo que ya nunca dejaría. José María Tubino Montesinos conoce en esta localidad una joven muy guapa de la que se enamoraría y con la que contrae matrimonio, en segundas nupcias, el 3 de julio de 1914: Luisa Casasolariega de Tienda, natural de Villafranca de Córdoba e hija de Rafael Casasolariega Rodriguez y Catalina de Tienda y Calero. De este segundo matrimonio nacería su último hijo, José María Tubino Casasolariega, el día 3 de septiembre del año 1915, en la localidad de Villafranca de Córdoba, donde la familia Tubino había trasladado su residencia –vivían en la propia fábrica– desde que contrajeran matrimonio. Una curiosidad digna de destacar de José María es que al poco de llegar a esta localidad, en la portada de una finca cercana al pueblo llamada “Los Mugrones”, seguramente del mismo propietario que Las Mercedes, sembró dos eucaliptos, uno por cada hija, que en la actualidad se conservan, enormes, imponentes, centenarios testigos de su memoria.

El 27 de noviembre de 1.916 realizó un viaje a Aguilar de la Frontera para hacer una visita de tipo profesional a la fábrica “Las Puentes”. A su paso por Córdoba, mientras esperaba en la estación el trasbordo de tren, conoció a D. Florentino Sotomayor Moreno(4), quien le fue presentado por un amigo común.

Un año después, el 19 de octubre de 1917, José María Tubino era portador de una tarjeta de recomendación del presbítero de Villafranca de Córdoba, D. Acisclo Carmona López, recomendándolo a su amigo Sr. Luis (quizá se refiera a Ruiz de Castañeda) al haber sido contratado como nuevo administrador apoderado de D. Florentino Sotomayor. Se establece con su familia en la fábrica aceitera “Las Puentes” de Aguilar de la Frontera y comienza a trabajar en el proyecto de creación de una industria aceitera modélica de ámbito internacional.

Ese proyecto culminaría siendo una realidad, apenas dos años más tarde. En una finca olivarera adquirida por Florentino Sotomayor, “Las Puentes”, que contaba con más de nueve mil olivos, se inauguraría en el año 1919 la fábrica “Exportadora Sotomayor, S. A.”, dedicada a la fabricación, venta y exportación de aceites de oliva, jabones, aceituna de mesa, cereales y legumbres y al frente de la cual se encontraba José María Tubino Montesinos como administrador-apoderado de la misma.

Situada estratégicamente entre los límites geográficos de las localidades de Aguilar de la Frontera y Montilla, muy cercana al cauce del río Cabra y en el trazado de la carretera nacional que unía las capitales de Córdoba y Málaga, así como a la línea del ferrocarril, la fábrica aceitera de “Las Puentes” llegaría en muy pocos años, sin duda alguna, a ser calificada por la prensa escrita de la época como “ la más importante de cuantas en España se dedican a la elaboración de aceite” .

Su construcción fue encargada a una empresa cordobesa, también pionera en el sector de la fundición, “La Cordobesa”, bajo la dirección de Diego León Álvarez, al cual muy pronto uniría con José María Tubino una gran amistad. La fábrica fue equipada con los mejores avances tecnológicos de la época, para el pesado y envasado del aceite, siendo éste exportado principalmente a América.(5)

Pero, sin duda alguna, lo que llegaría a caracterizar hasta el extremo de lo inverosímil a la fábrica aceitera de “Las Puentes”, en unos tiempos convulsos e irrefrenables en las relaciones laborales mantenidas entre obreros y patronos, serían precisamente las buenas condiciones de trabajo y estabilidad que en la misma disfrutaban los obreros que trabajaban en la fábrica bajo la dirección de José María Tubino, hasta el punto de no protagonizar jamás ningún altercado, huelga o manifestación de protesta en contra de las condiciones laborales en las cuales desarrollaban su actividad diaria. Tanto fue así que incluso en la prensa de la época, esta característica, a decir verdad poco usual en esos años y en esta localidad, era destacada con estas palabras:

Fabrica de aceites y jabones “Las Puentes”, en Aguilar de la Frontera (Córdoba)

“… la fraternidad, entre patronos y obreros, conforta el ánimo el espíritu que se observa entre jefes y operarios. En una fortificadora democracia conviven los honrados trabajadores de “Las Puentes”. La siniestra mueca de Caín, afortunadamente no asomó por aquel delicioso paraje, en que grandes y chicos, modestos y poderosos, todos trabajan por el esplendor del negocio, poniendo en él, unos los privilegios de su talento, las fuerzas de sus brazos otros, impulsados por el respeto mutuo. Todos son uno, jefes y subordinados y todos unidos, no tienen otro fin que trabajar para el engrandecimiento de la fábrica. Debieran de servir de ejemplo en estos tiempos de egoísmo y tiranías ”.(6)

Junto a la fábrica se encontraban las viviendas ocupadas por los obreros (casi trescientas personas trabajaban en “Las Puentes”) y sus familias. Y junto a éstas un magnífico campo de fútbol, donde se celebraban encuentros deportivos de una sociedad deportiva compuesta por obreros y patronos y presidida por Luis Ruiz de Castañeda.(7)

José María Tubino, al igual que sus obreros, vivía con toda su familia también en las dependencias habilitadas para tal efecto en la fábrica y decían de él que …era un caballero muy culto, atento y perfeccionista. Estas características personales, unidas a su afán desmesurado de justicia y equidad, hicieron que en torno a él y a su gestión en la fábrica de “Las Puentes” se construyesen unas condiciones laborales basadas en el respeto mutuo y en la no explotación de los obreros por los patronos. Algo que como ya he dicho anteriormente no era muy usual ni en la localidad, ni en la época(8).

Anuncio publicitario incluido en la prensa de la época

“…la maquinaria, última palabra de la técnica en aceites, obra de la Fundición “La Cordobesa”. La lavadera, el termo-batidor, la remoledora de orujos, las magníficas bodegas con sus tanques de vidrio, sistema Borsarí, con cabida para cerca de treinta mil arrobas y los depósitos de chapa, que admiten unas veinte mil arrobas de caldo; las autobalanzas, maravilla de precisión mecánica construidas por obreros de la Maestranza de Sevilla. Los lavabos y dormitorios de los operarios, el magnifico patio, el comedor de los trabajadores. La residencia de los señores Sotomayor, en la que todos los muebles están hechos de la alameda de los árboles de la finca y por carpinteros de la fábrica. En la finca se producen nueve clases de aceitunas distintas, en sus más de nueve mil olivos. Pero si por algo se distingue la fábrica de “Las Puentes”, es por el trato afectuoso que se les concede a sus más de doscientos obreros.”

En octubre de 1922, la fábrica de “Las Puentes”, como espaldarazo a su modelo de gestión económica y de personal, recibiría la visita del Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Tomás Montejo y Rica, junto al senador Conde Jiménez, el gobernador civil Grande Baudesson y el alcalde de Córdoba Barros Rejano, entre otras significativas autoridades. Todos ellos serán recibidos por el Consejo de Administración de “Las Puentes” compuesto por las siguientes personas: Presidente, Florentino Sotomayor Moreno; vocales, Bartolomé Valenzuela y Eduardo Sotomayor; gerente, Luis Ruiz de Castañeda y director, José María Tubino Montesinos.

Por sus magnificas instalaciones, pasarían a lo largo de los sucesivos años en que la fábrica mantuvo su hegemonía económica y empresarial (siempre bajo la dirección de José María Tubino Montesinos) personajes como el doctor Gregorio Marañón, el filósofo y ensayista Ortega y Gasset y el catedrático de física y química Rafael Vázquez Aroca, entre otros miembros de la nobleza española, ministros, personalidades políticas españolas y extranjeras, quedando todos ellos admirados al ver en Las Puentes, unidas, la singularidad y la ejemplaridad industrial y empresarial.

José María Tubino junto a su esposa Luisa Casasolariega y su hijo Pepito Tubino,

en la fábrica “Las Puentes”, en la década de los años 20 del pasado siglo.

El doctor Zafra, escribirá en el libro de visitas de la fábrica en el mes de diciembre de 1920: “…al llegar a “Las Puentes”, no sólo admiro lo que para España, significa este hermoso movimiento industrial; hay algo más que emociona mi alma y es que el trabajo, debido a la iniciativa de don José María Tubino, ha podido convertirse en taller de educación social mediante la implantación de nuevas costumbres que hacen la vida más humana, única forma de conseguir el máximum de producción con el mínimun de esfuerzo”.

En unos tiempos de convulsión social y diferencias encarnizadas entre patronos y obreros, llama la atención de cualquier visitante a la fábrica el clima y ambiente de compañerismo existente entre la dirección de la misma y los obreros. El ingeniero Gaspar Gómez Salas, escribiría el día 31 de diciembre de 1920: “…si como ingeniero no puedo menos de admirar las excelentes condiciones industriales de la fábrica “Las Puentes”, hay otra nota más simpática aún que me dejó encantado en mi visita, y es la cariñosa confraternidad que observé entre el director gerente D. Luís Ruíz de Castañeda y el administrador-jefe D. José M. Tubino con los obreros de la fábrica, que como patriota me complazco en felicitar efusivamente.”

El día 22 de febrero de 1922, un universitario que se encuentra, en una larga estancia de cuatro meses, haciendo su tesis doctoral en la fábrica, escribe “…en estos tiempos de luchas sociales y de envidias de clases no tiene parangón la labor del presidente y del director de la fábrica de “Las Puentes”. Basta con ver los dormitorios sanos y los lavabos higiénicos, las cocinas y hasta el campo de foot-ball, para comprender que estos señores están decididos a dar lecciones de socialismo a sus compañeros y a las clases populares. De forma reciproca, la veneración que tienen los obreros hacia sus jefes demuestra que aquéllos, a su vez, han sabido entender la exquisitez en el trato.”

El doctor Gregorio Marañón, a su vez, escribirá en el mes de enero de 1931 “…tienen el aceite, maravilloso, en casa; el vino y el sol, a la puerta: cerca, para pronto, un buen gobierno; no necesitamos más para ser felices.”

José María Tubino dedicó todos los esfuerzos profesionales al progreso de la fábrica y el sector productivo en el que operaba la misma. Su vida transcurrió entre el trabajo diario y su familia a la que dedicaba mucho de su tiempo libre. Era una persona simpática y amable, pero a la vez cumplidor y exigente.

No era usual en la época que un hombre se encargara de los cuidados de su hijo de dos años, pero se conserva una carta que escribió a su mujer, ausente por viajar a Villafranca, en la que le cuenta en un gracioso párrafo: “…El niño, divinamente: sólo se echó a llorar un poquillo llamándote a la 1 ½ de la madrugada, que se despertó porque tenía una pulga que le hizo unas cuantas ronchas en la espalda. Le hablé, se durmió y despertamos esta mañana a las 8” .

Vista aérea de la fábrica Las Puentes (Aguilar de la Frontera)

El reconocimiento nacional e internacional (la fábrica mantenía relaciones comerciales en Italia, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Uruguay y entre su personal se contaba un técnico alemán, Hans Masnís ) pronto llegaría, al igual que los galardones y premios recibidos, destacando entre todos ellos el obtenido en la asistencia a la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929), donde la fábrica obtuvo un premio importante, un reloj de oro, tipo bolsillo, con cadena, con las iniciales de Sus Majestades los Reyes de España. D. Florentino Sotomayor se lo ofreció a José Mª Tubino diciéndole: “Pepe, éste para ti, que te lo has ganado”.

La asistencia a pruebas de molinos aceiteros innovadores para la época, su nombramiento para jurado de la Exposición Regional de Aceites de la Cámara Oficial de Industria y Comercio de Córdoba como representante de Aguilar de la Frontera, y otros asuntos relacionados siempre con su trabajo, constituirían para José María Tubino, parte de la actividad profesional a la que él tan exigentemente se prestaba. A estas mismas actividades, las cuales realizaba como parte de una estrategia personal de novedoso y revolucionario marketing industrial, acompañaron otras actividades sociales, entre las que sin duda alguna hemos de resaltar como principales e importantes, además de familiares, la boda de su hija Adela Tubino Tubino con Juan Luque Bonilla en 1930 y la muerte de su jefe y amigo D. Florentino Sotomayor Moreno, ocurrida el día 6 de abril de 1934.

El primero de estos acontecimientos, la boda de su hija, tuvo lugar el día 20 de septiembre de 1930, y la firma de esponsales se celebró en las mismas instalaciones de la fábrica de “Las Puentes”. El acto religioso, curiosamente y por petición de la novia, fue oficiado por un párroco de Montilla, Rafael Castaño Cañete, párroco de San Francisco Solano, firmando como testigos el director del Banco Español de Crédito, Rafael Pedraza Cobos y Gabriel Varo Maldonado.

El fallecimiento de su buen amigo, D. Florentino Sotomayor Moreno, significaría un duro, un tremendo golpe sentimental y emocional para José María Tubino, al cual unía una gran y sincera amistad, hasta el punto de ser considerado casi como de la familia y contar siempre con él incluso en delicados asuntos familiares. Sin duda alguna su muerte marcaría un antes y un después en la vida de José María. Tras su muerte, sus herederos, algunos años mas tarde, venderían la fábrica “Las Puentes” a D. Rafael Salgado Cuesta, dueño de la empresa exportadora de aceites Salgado S.A.

Florentino Sotomayor Moreno (izquierda) y José María Tubino Montesinos (derecha)

Inmerso plenamente en su trabajo y dedicado por completo a su familia, José María Tubino Montesinos contemplará, desde la distancia que le ofrece su abandono voluntario de la política activa, los nuevos cambios políticos y sociales sucedidos a comienzos de la década de los años treinta.

Los acontecimientos que se sucederán durante todo el período republicano, sin duda alguna constituirán para José María y para su proyecto empresarial todo un reto, para seguir impulsando ese socialismo empresarial en el cual creía y del que será un férreo defensor. Su alejamiento con las posturas empresariales ancestrales y arcaicas, basadas en la explotación y en la injusticia del hombre por el hombre, si cabe se acrecentará mucho más durante los cinco años en los que la mayoría del país sueña con cambios modélicos y ejemplares en las relaciones laborales y políticas de las clases sociales más desfavorecidas.

Este posicionamiento personal es la clave para poder entender la relación inexistente con personajes de la política local y comarcal durante los años en los que José María Tubino dirige la fábrica de “Las Puentes”. Durante los mismos llama enormemente la atención que no exista presencia institucional, ni empresarial, ni tan siquiera a titulo personal de ninguna de las personas que ostentaban cargos públicos y manejaban las riendas de la política local en Aguilar de la Frontera, en ninguno de los muchos actos públicos organizados y celebrados en la fábrica de “Las Puentes”.

El golpe de estado perpetrado el día 18 de julio de 1936 contra el gobierno constitucional de la II República, libremente elegido en las urnas, sorprendería a José María Tubino en la fábrica de “Las Puentes”. Tras el comienzo de la represión, apenas tres o cuatro días más tarde, y sabiendo todos en la localidad que estaban buscando, deteniendo y asesinando a todas aquellas personas que habían tenido vinculación y militancia política en partidos políticos y organizaciones obreras, él se mantuvo firme en su puesto de trabajo al que se debía desde su llegada a Aguilar de la Frontera. José María nada tenía que temer, pues nada había hecho, siempre lo dijo así. Pudo huir de haber sido de otra forma, pues tenía un coche en propiedad, un Peerless americano (además de poder haber utilizado alguno de los muchos vehículos existentes en la flota de la fábrica), que pudo haber utilizado para buscar el refugio y la protección de personas influyentes que lo protegieran. Pero no fue así.

“ jamás perdió su orgullo, era un hombre integro y valiente.”

José María Tubino Montesinos, sería detenido en su casa, en su vivienda, en la fábrica de “Las Puentes”. La detención la práctico la guardia civil por una denuncia. Hay quien dice que le denunció algún rico de la zona, debido a la animadversión que le tenían por el buen trato y deferencia hacia todos sus trabajadores. Hay quien dice que le denunciaron porque en la fábrica existían dos teléfonos y le acusaron de manejos con esa doble línea. Hay quien dice que en los sótanos de las bodegas de la fábrica tenía un arsenal de armas. Hay quien dice que fue denunciado por una persona influyente de Aguilar, por dar cobijo y esconder a alguien a quien la guardia civil buscaba. Hay quien dice que le denunciaron porque tenía una emisora de radio clandestina. Pero la versión que cobra más fuerza y que siempre su viuda sostuvo como la más probable de todas fue la denuncia y delación de una persona conocida, de quien José María, con su bondad natural, honradez y simpatía nunca pudo imaginar que labrara su desgracia personal y la de su familia.

Fueron a por él y lo encontraron en su casa, en sus ocupaciones diarias, junto a su familia, su mujer e hijos, que pudieron ver como lo detenían. Bajó de sus habitaciones cuando lo llamaron, con calma, con entereza. Al ver lo que estaba ocurriendo y ante la mirada atónita de su hijo, le dijo:

“ …hijo mío, si algún día te detienen y te llevan, que sea como a mí, por no haber hecho nada”. Tras estas palabras intentó encender un cigarrillo y uno de los guardias civiles le dijo: “quítate ese cigarro de la boca o te lo arranco de una hostia”.

Sacado a la puerta de su casa, fue inmediatamente maniatado a una cuerda de presos que esperaban fuera, vigilados por la guardia civil. Pudo, sin embargo, despedirse brevemente de otro buen amigo y trabajador de la fábrica, Paniagua, a quien le dijo “ …a seguir siendo buenos.”

La guardia civil requisó un camión para trasladar a los detenidos al cuartelillo y a uno de los conductores de la fábrica, al chófer personal de José María Tubino, su chófer y amigo Luis Almeda, nombrado siempre por él como “Luis el chófer” y conocido en el pueblo como “Luis el de los Puentes”, para que condujera el camión que sería utilizado a partir de ese mismo día en otros muchos macabros viajes.

José María Tubino Montesinos fue ingresado en la cárcel municipal, en el cuartelillo existente en la calle Pescadería, donde permaneció junto a otras personas detenidas varios días, en los que la familia pudieron llevarle algo de comida y a duras penas interesarse por su situación.

La madrugada del día 16 de agosto, José María sería sacado del cuartelillo, junto a otras seis personas más (entre los que se encontraban los hermanos Modesto y José Carmona Padilla a/ “Los Cerotes” y asesinado en las tapias exteriores del cementerio de Aguilar de la Frontera.

Su destino se cruzaría ese mismo día con el de otras diez personas más, trasladadas en un camión desde las localidades de Montemayor y Fernán Nuñéz. Todos serían asesinados. Diez y siete personas. Dos de ellas mujeres y una de ellas embarazada de cuatro meses. Crueldades de la vida, curiosamente serían asesinados en las inmediaciones de la fábrica de “Las Puentes”, en la curva de las salinas, entres los puentes que dan nombre a la misma: el puente de la vía férrea y el de la antigua carretera nacional sobre el río Cabra, en la entrada de la población de Aguilar.

Tras perpetrar el asesinato, sus cuerpos fueron trasladados al interior del cementerio Municipal de Aguilar de la Frontera (casi con toda seguridad en el camión requisado por la guardia civil, propiedad de la fábrica de “Las Puentes”). Sus cuerpos, sus frágiles cuerpos, serían arrojados para ocultar los asesinatos al interior de la fosa de mampuesto familiar número 19, en la zona 3, del cuartel número 1. En esa misma fosa fueron arrojados también los cuerpos de las siete personas sacadas esa misma madrugada del cuartelillo.

Fosa número 19 de la zona 3, del cuartel número 1

A su yerno, Juan Luque Bonilla, le dijeron esa misma mañana, en tono de humor, cuando fue a llevarle el desayuno al cuartelillo: “Tu suegro ya está en Las Puentes, no tienes que traerle más de comer”. Dicen que Juan montó en cólera y estrelló en el suelo el tazón de leche mientras les imprecaba, pero le amenazaron con hacerle lo mismo que a él si no se iba. Cuando volvió y contó lo sucedido, la familia, sumida en el dolor, comprendió que jamás volvería a ver a José María.

La certeza del asesinato y su incansable búsqueda por recuperar el cuerpo de su esposo, llevó a su familia a indagar y contactar con uno de los empleados del cementerio, que durante esos días realizaban la labor de camilleros, trasladando los cuerpos sin vida de las personas que llegaban en el camión, asesinadas, de las puertas del cementerio al interior del mismo, para ser arrojados a las distintas fosas comunes que habilitaron para ocultar sus cuerpos… ocultar sus vidas… perpetrar la última fase de su desaparición física. Esta persona informa a la familia que el cuerpo de José María Tubino había sido separado del resto de cuerpos y enterrado en una sepultura familiar, individualmente, solo. La familia, tras las gestiones realizadas y pasados los años, en los comienzos de la década de los años cuarenta, pudo identificar el lugar donde debería encontrarse el cuerpo de José María, con una sencilla y humilde lápida, con ayuda de buenas amistades en el pueblo y la colaboración del marido de Adela Tubino, Juan Luque Bonilla. Ese sencillo gesto, realizado por su hijo, conferiría a José María el honor de ser el segundo represaliado en Aguilar de la Frontera, cuya familia podía disfrutar de una identificación personal en su sepultura “individual”(9).

Lápida sobre la tumba de José María Tubino Montesinos

Días después de su asesinato, su hijo José María Tubino Casasolariera sería llamado a filas por el Ejercito Nacional, en el que combatió durante toda la guerra civil. Tras su vuelta, concluida la contienda, continuaría trabajando y viviendo en la fábrica, con su madre, su hermana Carmen, su mujer, Manuela López Rivas y el hijo de ambos, José Luis Tubino López. No disfrutó mucho de su nuevo estado porque enviudó y posteriormente contrajo una grave enfermedad, seguramente como consecuencia de la guerra, que le dejaría secuelas de por vida (le llevaron a una temprana muerte a los 59 años). Recuperado y reintegrado a la normalidad, casó en segundas nupcias con Mercedes Solís Casasolariega en 1944, naciendo de esta unión dos hijos: Mercedes y Rafael Ángel. La familia siguió viviendo en “Las Puentes” hasta 1946 en que se trasladó definitivamente a Villafranca de Córdoba, con su madre, su mujer e hijos, donde establecieron su domicilio particular durante toda su vida.

“ a mi abuela ni siquiera le quedó una mísera pensión para subsistir. En pocos días perdió a su marido y casi a su hijo (mi padre), que, ironías de la vida, lo reclutó el bando golpista (autodenominado nacional), para combatir al lado de los que le habían asesinado a su padre. Mi abuela pasó en pocos días de ser la señora de D. José María Tubino Montesinos, director apoderado de la empresa aceitera “Las Puentes S.A.”, a ser una viuda del silencio, la viuda de un republicano, de un masón. Encima de que la dejaron viuda, tuvo que llevar sobre sus hombros la “vergüenza” de ser la viuda de un “rojo”. Esa fue precisamente la estrategia de los asesinos, quitar de en medio a los que pensaban de otra manera, asesinándolos, y además haciendo desaparecer su rastro, como si no hubiesen existido jamás. Pero eso tampoco lo consiguieron. Mi abuela, que fue una mujer valiente, nunca ocultó ser la viuda de Tubino, de lo que se sintió siempre muy orgullosa. Pero había también en ella un fondo de tristeza que la hacía exclamar frecuentemente, con voz emocionada y segura: “malditas guerras…”, “malditos asesinos…” y con gran valentía comenzaba a enumerar desde “el Caudillo”, hasta el último de los que la perjudicaron”(10)

La familia habría de esperar diez años para obtener un documento oficial que acreditase la muerte de José María Tubino. Su partida de defunción se practicó fuera de plazo legal, el día veinte y dos de mayo de mil novecientos cuarenta y seis. Y en ella aparece un eufemismo que literalmente dice: “falleció en esta ciudad a consecuencia de los sucesos a que dieron lugar con motivo del Movimiento Nacional”.

Sus hijas Adela Tubino Tubino y Carmen Tubino Tubino permacerán ya siempre en Aguilar de la Frontera. Jamás olvidarán a su querido padre. Carmen vivirá soltera en la casa de su hermana Adela, hasta su muerte, acaecida el día 26 de julio de 1968. Antes de morir, Carmen Tubino traslada un último deseo, una última petición a su hermana Adela. “…quiero que mi cuerpo descanse junto al de nuestro padre”. Tras su muerte este deseo no pudo llevarse a cabo, las condiciones políticas de esa época eran aún inapropiadas para poder realizarlo y fue inhumada en una propiedad familiar. Pero Adela nunca olvidó el último deseo de su hermana y once años más tarde pudo por fin verlo realizado. El día 21 de agosto de mil novecientos setenta y nueve (en plena transición, recién estrenada nuestra actual democracia) los restos de Carmen Tubino Tubino fueron exhumados, trasladados e inhumados en el panteón familiar donde descansaba el cuerpo de su padre José María Tubino Montesinos, para estar eternamente junto a él, dando cumplimiento a su último deseo(11).

Desde ese año, 1979, hasta el mes de agosto del año 2007, todo permaneció así, inalterable. Ese mismo mes descubrí, casi por casualidad, el panteón donde se identificaba la sepultura de José María Tubino Montesinos. Curiosamente, aunque nadie visitaba la tumba con asiduidad, las flores que tenía, cada cierto tiempo eran cambiadas y repuestas por otras nuevas. Desde ese mismo día comenzó una búsqueda de información acerca del enterramiento y la urgente localización de familiares y descendientes de José María. Esa búsqueda duró tres años. Tres años de indagar en el pasado, de preguntas sin respuestas, de búsqueda de algún testimonio (que apareció en el mes de junio de 2010 y me puso sobre la pista correcta). Tres años de búsqueda de familiares, que nos llevó a seguir la pista de posibles descendientes de José María Tubino en San Roque (Cádiz), en Madrid, en Villafranca de los Barros (Badajoz) en Villafranca de Córdoba y en Córdoba.

Cuando AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba)) comenzó la I Fase de la exhumación de las fosas de la Guerra Civil del Cementerio Municipal de Aguilar de la Frontera, ya tenia constancia documental de que el enterramiento de José María era una fosa común utilizada en agosto de 1936, para ocultar un numero indeterminado de cuerpos de personas asesinadas en las misma. Curiosamente se solicitó al Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera la autorización administrativa para poder exhumar ese emplazamiento, pero el Ayuntamiento la denegó, a pesar de no contar con expediente alguno de propiedad.

Por fin, tras años de intensa búsqueda, el día 4 de junio pude encontrar a una mujer, amiga íntima de Carmen Tubino, que era la que cambiaba las flores de su tumba, y su testimonio me hizo comenzar a trabajar en otras pistas. El día 23 de junio pude cruzar un correo electrónico con uno de los dos únicos nietos, vivos actualmente, de José María Tubino Montesinos, su nieto Rafael Ángel Tubino Solís, a quien siempre estaré eternamente agradecido por su amabilidad, su humanidad tan a flor de piel que transmite inmediatamente confianza y por su enorme compromiso y comprensión. Tras una larga charla telefónica el día 26 de junio en la que fue informado de todos los hallazgos e información relativos al enterramiento de su abuelo, el día 5 de julio del 2010, Rafael Ángel visitó el cementerio de Aguilar de la Frontera. Con lagrimas en los ojos y el llanto emocionado contenido, firmó las correspondientes autorizaciones para la inmediata búsqueda, exhumación e identificación de su abuelo. Y la fosa número 18 por fin pudo ser abierta el día 7 de julio del 2010. Habían transcurrido casi 74 años. Un día más tarde aparecerían los primeros cuerpos.

Su tía Carmen Tubino estaba allí. Su último deseo se convirtió en la llave que descifró el entramado creado para ocultar los cuerpos de las personas fusiladas en Aguilar de la Frontera. Debajo de ella, la sospecha dejó paso a la evidencia. La fosa número 18 formaba parte de una completa y macabra combinación numérica de tumbas, perfectamente planificadas para albergar y ocultar durante más de 70 años el horror y el dolor no amortajado. La fosa número 18 contenía en su interior un total de 10 hombres (entre ellos el alcalde socialista de Aguilar de la Frontera en 1936 José María León Jiménez) y una mujer de 24 años de edad, Carmen Sillero Veira a/ “Carmela la gallega”, mujer del socialista Rafael Romero Leiva a/ “el carcelero” e hija del guardia civil de Aguilar de la Frontera Francisco Sillero Leiva.

Las primeras apreciaciones técnicas nos devolvían una verdad aplastante. La tierra nos devolvía su memoria, revelándonos que entre los diez hombres arrojados a la fosa número 18 no se encontraba el cuerpo de José María Tubino Montesinos, al no encontrarse entre ellos ningún varón con edad similar a los 63 años que José María tenía el año de su asesinato, por lo que se puede asegurar que la familia fue engañada (se han constatado al menos otros dos casos similares) por la persona que aseguró que habían dado sepultura a su cuerpo en ese emplazamiento y además solo.

¿Es posible mayor crueldad? Para la dictadura la guerra civil aún no había terminado en la década de los años cuarenta. Y solo el odio y la sinrazón les pudo llevar a tomar decisiones de esa índole, engañando a la viuda y a sus hijos… la misma imagen misma del dolor, que solo pretendían recuperar su cuerpo y darle una digna sepultura. Solo pensarlo hoy después de tantos años, de tanto sufrimiento, de tanto dolor… solo pensarlo me llena de indignación.

José María Tubino Montesinos fue asesinado, como tantas otras personas inocentes, por las hordas de asesinos que, desinhibidos, exaltados y excitados por el poder que sobre la vida y la muerte les confirieron los famosos bandos de guerra publicados en los primeros días del alzamiento militar, convirtieron las noches y el alba de los días de aquel caluroso verano de 1936 en un aquelarre de sangre.

Asesinos, gente que mataba por el placer de matar, asesinos entregados con servil entusiasmo a la abyecta tarea de hacer desaparecer a sus vecinos y paisanos, por el solo hecho de no poder soportar que la localidad fuera gobernada por partidos y personas con proyectos y sueños de progreso, de justicia e igualación social, de convivencia y de un mejor reparto de lo mucho o lo poco que era necesario para no morir de hambre.

Arrojados a la gran fosa común de la ignominia española, abierta por la guerra y ampliada por la victoria. Una gran fosa común mandada excavar por una gran parte de la sociedad para albergar sin vida, sin nombre, los restos de las personas asesinadas, convirtiendo a este país en general y a esta localidad en particular en un campo sembrado de sepulturas secretas, sin permitir durante más de tres cuartos de siglo recobrar su nombre, recobrar su dignidad.

Para la familia de José María, su viuda, sus hijos/as, sus nietos/as, el tiempo detuvo su reloj vital un día 16 de agosto de 1936. Las circunstancias de su desaparición física significó, al igual que para otras muchas familias, no volver a verlo jamás, por lo que en su interior comenzaron a regañadientes a entender que ya nunca más se produciría un reencuentro. Pero a pesar de todo supieron apretar su corazón y mantener una dignidad ejemplar y nunca, nunca, pudieron entender ni aceptar el imposible atemperamiento de la memoria, la imposición social y la política del olvido, porque el derecho a la memoria no prescribe.

Hubo que recurrir a la mágica alquimia de la ciencia, la identificación genética por ADN, para poder identificar a José María Tubino Montesinos en la fosa número 19. Su hija, su querida hija Carmen Tubino, de nuevo volvió a prestar un impagable favor a esta causa. El ADN tomado de sus restos mortales coincidió totalmente con el extraído a su padre. Volvían a unirse después de la muerte, proclamando un mensaje: “la muerte nunca tiene la última palabra”. Y por fin pudimos tener acceso a la verdad de lo que hicieron las manos asesinas.

El día 13 de mayo de 2012 tuvimos la oportunidad de asistir al reencuentro de la memoria. A la negación del olvido. En la nave laboratorio, ubicada en el interior del cementerio local de Aguilar

Inhumación de los restos mortales de José María Tubino Montesinos y su hija Carmen Tubino Tubino

en el cementerio municipal de Villafranca de Córdoba el 13 de mayo del 2012.

de la Frontera y ante numerosos representantes de la actual corporación municipal, encabezada por su alcalde Francisco Paniagua Molina, y concejales de los grupos políticos de UPOA, Izquierda Unida y Partido Andalucista, pudimos asistir al acto para rendir un último y sencillo homenaje que Aguilar de la Frontera tenía pendiente con su persona y conocer y trasladar el respeto y la consideración a su familia.

Posteriormente, los restos mortales de José María Tubino Montesinos y los de su hija Carmen Tubino Tubino fueron trasladados por la familia y miembros de AREMEHISA al Cementerio Municipal de Villafranca de Córdoba, donde se inhumaron a las doce y media de la mañana, junto a los de su viuda y madre política.

En el camino un tiempo para la reflexión y el recuerdo de muchas personas que no pudieron estar allí pero que han contribuido con su trabajo y pleno compromiso a que de nuevo se restituya la reparación de unos acontecimientos que jamás debieron de ocurrir. Y la reflexión profunda de saber que con este acto de justicia y reparación hoy volvemos a cerrar otra página de la historia de esta localidad, donde nos hemos atrevido a tomar decisiones que otros no se atreven todavía a tomar por miedo aún o recelos del pasado.

Una localidad, Aguilar, que cierra páginas hasta ahora desconocidas y lo hace de acuerdo con la normalidad que se supone ha de ser hoy enterrar de una vez a todos los muertos y “desaparecidos”, victimas de la represión del franquismo.

Sus frágiles cuerpos fueron inhumados en un espacio rodeado de muros de piedra, junto a los suyos, como siempre debió ser. He de decir que contemplando su inhumación los olores me han traído aromas del tiempo y el pasado lejos ya de un posible futuro de dolor, sin nadie a quien llorar ni enterrar.

Lo más indignante, lo que sigue aún doliéndome de aquella atroz injusticia, repudiada por el mundo entero, es que todavía, setenta y seis años después de aquellos asesinatos, seguimos con la asignatura pendiente de rehabilitar oficial y públicamente a José María Tubino Montesinos y a tantos hombres y mujeres condenados ilegalmente por la sin razón y la barbarie.

N O T A S

1/ FRANCISCO MARÍA TUBINO Y OLIVA nació en San Roque (Cádiz) el 12 de Septiembre de 1833 y fallecido en Sevilla el 6 de Noviembre de 1888. Periodista, escritor, arqueólogo, y una de las más importantes figuras del protoandalucismo; de una prolífica obra y una vasta cultura sociológica, con una asombrosa puesta al día de las corrientes intelectuales de su tiempo. Realizó sus primeros trabajos como periodista en periódicos como La Palma o La Moda, colaborará con prensa de Cádiz, Sevilla y Málaga, llegará a ser director de El Porvenir, y ya en Diciembre de 1857 será redactor de La Andalucía -del que en 1860 será también propietario- tras la fusión de La Palma de Sevilla y La Palma de Cádiz.

Al morir, el periódico pasará a cargo de su hermano Juan Manuel Tubino.

Desde 1858 intentará hacer cristalizar el proyecto de una Unión Andaluza, sin carácter institucional, y cuyos objetivos serían principalmente acabar con el aislamiento de las “pequeñas repúblicas” que son las provincias andaluzas y conseguir su acción mancomunada, y denunciar “un olvido total por parte de los gobiernos constituidos” hacia Andalucía y organizar, sobre todo a través de los parlamentarios andaluces, la presión sobre Madrid.

La aportación de Tubino está claramente reflejada en dos campos: la investigación en el arte andaluz, y el estudio sobre los grandes problemas sociales, políticos y filosóficos de su época. Se encuadrará dentro del federalismo orgánico, fundamentado en el krausismo, junto con la mayoría de las figuras del republicanismo andaluz, como Castelar y Salmerón, pero frente a posturas de otras figuras tan notables como Salvochea, de un federalismo proudhoniano y pimargalliano.

Destacan numerosas de sus obras: Gibraltar ante la historia, la diplomacia y la política (1863), Patria y Federalismo (1873); o La Corte en Sevilla. Crónica del viaje de SS.MM. a las provincias de Andalucía (1862), que narra el viaje de Isabel II a Andalucía provocado por los espectaculares sucesos acaecidos un año antes con la rebelión de Pérez del Álamo y el alzamiento de Loja, y donde expondrá un contundente memorial de agravios andaluces contra el poder central. El Ayuntamiento de San Roque, con motivo del primer centenario de su muerte, publicó en facsímil una de sus mejores obras: “Estudios Contemporáneos”.

Hennessy, en su obra La República Federal en España (1962), diría de Tubino que encarna “un regionalismo andaluz consciente, que encuentra su expresión en el diario La Andalucía”.

Fuente: Universo Andalucista. Email: universoandalucista@gmail.com

2/ El Periodico “La Andalucía” lo heredaría la hija de Francisco María Tubino y Oliva, (Carmen Tubino Nájera) a la muerte de éste en Sevilla en el año 1888.

Fundado en 1858, comenzó el día 1 de enero de ese mismo año. Salía con tirada diaria, excepto los lunes, en números de cuatro páginas, en gran tamaño y en papel común.

Los directores del mismo desde su creación fueron: Francisco María Tubino, Manuel Gómez, Zarzuela, Cayetano Segovia, Leoncio Lasso, Juan Manuel Tubino y José María Tubino Montesinos, que lo sería hasta 1899.

“La Andalucía”, fue fundada como una sociedad, de la cual era representante D. Angel Luna, fundador del periodico “La Palma” de Cádiz. A esa sociedad, le compró el periodico D. Francisco María Tubino, quien en 1887, lo cedió a su hermano D. Juan Manuel Tubino, y a la muerte de éste pasó a la hija de D. Francisco María Tubino. (HISTORIA Y BIBLIOGRAFIA DE LA PRENSA SEVILLANA Manuel Chaves Rey, páginas 144 a 147).

3/ José María Tubino Montesinos formará parte de la corporación municipal del Ayuntamiento de Sevilla, durante los años 1899 y 1900, al lado del alcalde conservador (el Partido Liberal–Conservador (conocido generalmente como partido conservador) fué una formación política española creada por Antonio Cánovas del Castillo. Estuvo activo entre 1876 y 1931). Fernando de Checa Sánchez, tenía a su cargo una corporación de 46 concejales, todos electos, divididos en 10 tenientes de alcalde y 35 corregidores, entre los cuales se encontraban nombres que a lo largo de todo el siglo XX habrían de ser tenidos en cuenta, Vicente Chiralt, Carlos Cañal, Rafael Isems, Alfredo Eraso, Pedro Fernández Palacios, Agustín Vázquez Armero, Calixto Paz, Emilio Llach y el propio José María Tubino y Montesinos. ( SEVILLA. Crónicas XX. 1895-1920. Tomo I . Nicólas Salas)

En la renovación bianual de 1899, tras las elecciones del 14 de mayo de 1899, bajo la presidencia del alcalde Fernando Checa y Sánchez, se constituye el nuevo gobierno municipal, el día 28 de julio de ese mismo año. En la lista de concejales, José María Tubino Montesinos ocupa el número 27, con 680 votos. Es miembro de las Comisiones de Hacienda, Mataderos, Beneficencia, Sanidad e Instrucción Pública, Ferias y Festejos y Régimen Interior. En la lista de regidores de 16 de abril de 1901, ocupa el número 24. En la constitución del nuevo gobierno de 1 de enero de 1902, ya no aparece. (Archivo Histórico Municipal de Sevilla, libros de composición del Ayuntamiento de Sevilla. A.M.S., libros P/6749 y L/4369), para el período comprendido entre 1897-1902.)

4/ FLORENTINO SOTOMAYOR MORENO (1875-1934), Doctor en derecho, ganadero y político conservador cordobés, natural de Bujalance (varías veces senador y diputado además de concejal del Ayuntamiento de Córdoba).

Fue uno de los mayores propietarios agrícolas de la provincia de Córdoba. Llegó a tener trabajando para él a mas de 2000 personas. Era propietario de bastas extensiones de campiña entre las localidades de Bujalance y Castro del Río, las cuales incluían numerosas propiedades y cortijos (Cortijo de Padagna, La Hinojosa, etc.). Su ganadería brava estuvo principalmente establecida en sus cortijos “Cuevas Bajas” y “Córdoba la Vieja”, ubicados en las estribaciones de Sierra Morena. Fallece el 6 de abril de 1934 en Córdoba.

5/ Como muestra de los ideales monárquicos a la Casa Real del dueño de la fábrica “Las Puentes”, en la misma se embotellaba un aceite con la marca “Príncipe”, en cuya etiqueta aparecía la fotografía de los hijos de los reyes Don Alfonso y Doña Victoria. La marca “Pili” era otra de las marcas que se comercializaban en Nueva York.

6/ Diario la Voz, 10 de noviembre de 1922.

7/ Luis Ruiz de Castañeda fue fundador del Sporting Fútbol Club de Córdoba en 1920. Era el principal club de la ciudad y contaba con el mayor apoyo de la afición local, siendo en 1924 cuando Luis Ruiz de Castañeda –presidente del club–, se dirige a la Casa Real con la pretensión de que S.M. el Rey D. Alfonso XIII concediese a este club cordobés el título de Real, petición que obtuvo el 27 de junio, pasando a denominarse Real Córdoba Sporting Club. Andando el tiempo este club, unido al Electromecánicas, se convertiría en el actual Córdoba Club de Fútbol.

8/ Como ejemplo del afecto y camaradería existente entre la dirección y los obreros en la fábrica de “Las Puentes”, apuntar que entre todos los obreros, realizaron una suscripción para comprar y regalarle al apoderado José María Tubino una bicicleta marca Peugeot, de cadete, para su hijo Pepito Tubino (cariñosamente conocido así por todos).

9/ El primero sería Antonio Manuel Palma Moreno.

10/ Testimonio de su nieto Rafael Ángel Tubino Solís.

11/ Los restos mortales de Carmen Tubino y Tubino, serían inhumados en la fosa número 18 de la zona 3 del cuartel 1, presumiblemente en la fosa donde a la familia le dijeron que se había enterrado solamente el cuerpo de su padre José María Tubino Montesinos

El próximo lunes día 30 de julio, aprovechando que el Director General de Memoria Democrática, Luis Naranjo Cordobés , visitará Aguilar de la Frontera, invitado por AREMEHISA, para conocer “in situ”, el alcance de los trabajos y de la labor realizada hasta el momento por esta Asociación y los proyectos que aún quedan pendientes, como continuación a la reunión de trabajo que mantuvieron a comienzos de este mismo mes, se ha organizado una reunión provincial de Asociaciones de Memoria Histórica de la provincia de Córdoba, para ese mismo día por la tarde a las 6 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, con el objeto de tratar distintos temas relacionados con la Recuperación de la Memoria Histórica, con el siguiente orden del día:
– Explicación de las líneas generales de trabajo de la Dirección General.-
– Ley de Memoria Democrática de Andalucía.
– Creación del Consejo Andaluz de Memoria Democrática.
– Orden de subvenciones.
– Censo de Asociaciones.
– Problemáticas especificas de la provincia de Córdoba.

1921 Orígenes del PCE en Aguilar de la Frontera.- (I parte)
Autor: Rafael Espino Navarro

“… los que presenciamos aquel momento de 1918-1919 no olvidaremos nunca el asombroso espectáculo. En el campo, en los albergues y caseríos, donde quiera que se reunían campesinos, a las habituales regocijadas conversaciones de variados asuntos había sucedido un tema único, tratado siempre con seriedad y fervor: la cuestión social. En los descansos del trabajo (los cigarrillos) durante el día, y por la noche, después de la cena, el más instruido leía en voz alta folletos o periódicos, que los demás escuchaban con gran atención. Todo aquello era la verdad pura, que ellos habían sentido toda su vida, aunque no acertaran a expresarla.” (11)

Como acontecimiento político de gran relevancia a lo largo de esos años destacaremos la celebración de los Congresos Extraordinarios Socialistas donde entre otras cosas en los mismos se debatía la decisión de mantenerse adherido a la II Internacional (socialista). El celebrado en 1920, así lo confirmó. Sin embargo y a raíz de la derrota en ese mismo congreso de la vertiente partidaria de la II Internacional (terceristas), el día 13 de abril de 1921, estos manifestaron su intención de escindirse del PSOE y adheriste a la III Internacional (comunista) creando el Partido Comunista Obrero Español junto al Partido Comunista Español, que se escindió el año anterior del partido socialista.

La presencia local de esta organización comunista, será muy débil, en sus orígenes, llegando a alcanzar en la tercera década de este siglo un protagonismo relevante. ( Los primeros núcleos se establecerían en la fabrica Carbonell & Compañía que existía en la localidad) Sus primeras acciones políticas locales no dejan de ser difíciles y débiles, máxime si consideramos que cuando prácticamente las primeras acciones comienzan a ser sólidas estas son coincidentes con la dictadura de Primo de Rivera.

Las juventudes de ambos partidos, ambas provenientes de las federaciones juveniles socialistas, emprendieron también un proceso de fusión que culminó con la creación de la Unión de Juventudes Comunistas de España.

A esta Unión de Juventudes, se adhirieron inmediatamente las Juventudes Socialistas de Aguilar de la Frontera, lo mismo que otras juventudes de la provincia como Montilla y Puente Genil.(22)

Como dato a destacar, sobre todo haciéndolo de forma totalmente comparativa con la suscripción efectuada por los obreros de la fabrica Carbonell & Compañía, en apoyo de Rusia, de la cual hablaremos mas adelante, resaltar la iniciativa “patriótica” que como respuesta a la misma tuvo el apoderado gerente de esta fabrica en Aguilar de la Frontera Manuel Rojas Roldán, quien hizo dejar de forma obligatoria a todos los obreros y oficinistas un día de haber ( no cobraron ese día, pero sí trabajaron), para apoyar a los soldados heridos en la campaña militar emprendida en Melilla. Como respuesta a esta iniciativa, algún tiempo después los obreros de la fabrica recaudaran de sus jornales cierta cantidad de dinero para ayudar de forma totalmente desinteresado a la hambruna que padecía el pueblo ruso.

A lo largo de estos últimos años, la represión policial y militar se endureció de forma considerable contribuyendo este hecho al descenso mayoritario de la agitación y reivindicación social y obrera.

Por otra parte, el protagonismo religioso en estos años será afrontado de forma decidida por el celoso capellán Pedro Benítez Rasero, el cual seria ferviente organizador de todos los actos públicos religiosos celebrados en Aguilar. Religiosidad dicho sea por otra parte que decayó en gran medida entre la clase obrera durante todo este tiempo y que seguiría estando asociada de forma muy paralela a la oligarquía rural y a la pequeña burguesía afluyente.

Los trabajadores y el campesinado, seguiran apostando por la lucha en defensa de la igualdad social, económica y plural. Como dato significativo de esto, hay que decir que los trabajadores de la mayor fábrica existente en la localidad, Carbonell y Cía., suscribieron en casi su totalidad a finales de marzo de 1922, una campaña de donaciones económicas a paliar, el hambre del pueblo ruso, que tras la finalización de la primera guerra mundial, afectaba en aquel país a mas de diez millones de personas. Buena parte de estos trabajadores, se sumaron a esta campaña, aportando parte de sus bajos y pobres salarios:

Rafael Angulo, Rafael García, Francisco Romero, Pablo Payo, Gregorio Luque, Francisco Arrebola, Angel Blanco, Francisco Mejías, Juan Castro, Francisco Arjona, Manuel Rosa, Rafael

Zamora, Manuel Reyes, José Calero, Joaquín García, Juan A. Arrebola, Juan A. Romero, Isidoro Llamas, Juan Aguilar, J. Manuel Conde, Pablo Villar, Isidro Carmona, Francisco Lucas, Antonio González, Cristóbal Murilla, Tomás Cabanillas, Francisco Ruedas, Antonio Lucas, Luís Luna, Francisco Urbano, Francisco Criado, Gabriel Díaz, José Ríos, Juan Paniagua, Luís Aragón, José Soria, Manuel Llamas, Francisco Calero, Juan A. Arrebola (hijo), Juan Romero, Manuel Pino, Antonio Morales, José Pino, Antonio León, Antonio Mata, Antonio Estrada, José Lucena, José Rodríguez, Francisco López, Francisco Bareas , Antonio Navarro, Jesús Aragón, Joaquín Zurera, Manuel Zamora, Francisco Zamora, Joaquín García, José Delgado, Antonio Gómez, Juan Carmona, Manuel Pino Romero, José Lucas, Juan Urbano, Juan Castillo, Ricardo Valverde, Eduardo Yago, Manuel Aguilar, Juan Ruíz, Antonio Zamora, Rafael Varo (padre), Rafael Varo (hijo), Daniel Aragón, Andrés González, José Criado, Cristóbal López, Francisco Aguilar, Luís Sánchez, Andrés Mora, Pedro Estrada, Francisco Toscano, Pedro Estrada, Rafael Urbano, Joaquín Priego, Manuel Pino Prieto, Francisco García (hijo) y Pedro Algaba.

Con esta y otras iniciativas de unión y solidaridad obrera, estos trabajadores, comenzaron a sentar las bases, de lo que seria el sindicato de “La Juventud Fabril”, ligado a los trabajadores de la fabrica Carbonell & Compañia, que a lo largo de las años venideros protagonizaran situaciones de protesta y reivindicación de mejora de sus condiciones laborales y económicas, marcando con ello el referente político y sindical de los trabajadores de las fabricas en la localidad y creando en su seno una de las primeras células del Partido Comunista de España en Aguilar de la Frontera .

En un ambiente social, donde las autoridades comienzan a desarrollar los primeros planes de modernización del municipio, (alumbrado eléctrico publico, pavimentación de las calles mas céntricas y comerciales, etc.), la situación del campesinado no tiene visos de alcanzar una solución ni política, ni económica, pues la política sigue discurriendo por derroteros que en nada les son favorables y la económica continua en manos de los de siempre, situación esta que no hace sino afianzar en los trabajadores del campo la creencia de que la unión en sus agrupaciones y centrales obreras es la única solución al problema que padecen.

En esta zona de la comarca, el socialismo y seguirá manteniendo su baluarte principal en las localidades de Puente Genil y Montilla así como en Aguilar de la Frontera, donde las Agrupaciones socialistas y comunistas surgidas de la etapa anterior, entre los años 1905 y 1918, seguirán con su actividad y mantendrán activa la defensa de sus intereses hasta el golpe de estado de Primo de Rivera en el año 1923.

Respecto a las organizaciones obreras desde el inicio del golpe de estado, la tranquilidad fue la nota destacada en casi todo el movimiento obrero en Aguilar, solo alterada a finales de diciembre de 1923, al parecer por un intento comunista desencadenado a nivel general que preparaba movilizaciones importantes. Aguilar y Montilla, parece ser que se encontraban inmersas en la preparación del mismo, para el día 28 de diciembre de 1923.

La actividad de la agrupación comunista de Aguilar de la Frontera, se dejará sentir por estas fechas, una vez conformada y dirigida completamente. Será a finales de este año cuando la Dirección General de Seguridad, informará de que existen “elementos” comunistas que comienzan ya a preparar un movimiento revolucionario. Las distintas comandancias y jefes de vigilancia de las localidades donde han sido detectadas estas agrupaciones son alertados y se detiene a todos los dirigentes comunistas implicados en la acción. Los comunistas de Aguilar de la Frontera una vez más se encontrarán incluidos entre las agrupaciones a nivel nacional que coordinan la acción. Los principales dirigentes fueron detenidos y encarcelados.

“ … se ha averiguado que venían funcionando juventudes y agrupaciones comunistas en Bilbao, Eibar, Baracaldo, Ortueta, Gallerza, San Julián, La Arboleda, Detesto, Dos Camáenos, Arrigorrieta, Montilla, Aguilar de la Frontera, Villanueva de la Reina, Mieres, Sama, Oviedo, Crevillente y otras poblaciones. Para eludir en lo posible la constante vigilancia de que eran objeto los elementos sospechosos, apelaban a toda clase de ardides.

Uno de ellos era la transformación de tas agrupaciones comunistas en sociedades deportivas y de fútbol, buscando de este modo el medio de poder realizar con toda facilidad y sin peligro sus propagandas.”

A lo largo de los años comprendidos entre 1917 y 1923 se vivió un periodo caracterizado por la inestabilidad gubernamental, prueba de ello es que se sucederían en España en tan solo seis años quince gobiernos encabezados por ocho ministros distintos. Después de la crisis de 1917 se intentó la formación de diversos gobiernos de concentración nacional, pero estos se disolvían al cabo de pocos meses. Los problemas derivados de la reivindicación perdieron importancia a medida que la agitación social aumentó. La conflictividad social se daba a nivel europeo debido a la resonancia que tuvo la revolución soviética entre la clase obrera. La situación política española se complicó más en 1921 con el desastre militar de Annual en Marruecos. Las tropas españolas dirigidas por el general Fernández Silvestre fueron derrotadas por los independentistas marroquíes dirigidos por Abd el-Krim. La ocupación española de Marruecos era una cuestión de honor para España ya que era el único lugar donde España tenía colonias, pero esta ocupación les salía poco rentable económicamente y los marroquíes no cesaban de atacar a los españoles. La derrota de Annual dividió aún más a los políticos y a la opinión pública. La investigación sobre la derrota de Annual exigida por la izquierda se plasmó en el Informe Picasso que implicaba al gobierno, a altos militares y al rey. La acumulación de graves problemas que los sucesivos gobiernos no podían afrontar y la presión de las fuerzas republicanas y de izquierda llevaron al régimen de la Restauración a su fin.

LA SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE AGUILAR DE LA FRONTERA

Autor: Rafael Espino Navarro

Las Sociedades Económicas de Amigos del País, surgieron en España, al igual que en algunos otros países de la vieja Europa en la segunda mitad del siglo XVIII. La prima Sociedad Económica de Amigos del País creada en la ciudad de Aguilar de la Frontera, se remonta al año de su fundación, 1786, junto a otros que surgen en localidades limítrofes como Lucena, Montilla y Cabra, algunos años antes.

Se crean justamente para potenciar y promover desde ellas el desarrollo social y económico de España. La España de la época.

Habremos de esperar casi un siglo, hasta el día 26 de abril de 1884, para que los Estatutos y Reglamento de la original y primitiva institución, sean modificados y ratificados por el Gobernador Civil de la provincia de Córdoba.

Dicha modificación es aprobada en una reunión extraordinaria celebrada para el efecto el día 22 de marzo de ese mismo año, siendo remitidos los Estatutos modificados al Gobernador J. García Espinosa, el día 11 de Abril y sancionados por dicha autoridad, como ya hemos dicho anteriormente el día 26 del mismo dándose cuenta de la modificación de los Estatutos al Señor Ministro de la Gobernación para los efectos que marcaba la Ley de 1 de Junio.

Una gran parte del contenido de los Estatutos y del reglamento de 1884, serán modificados, por la dirección de la Sociedad Económica, compuesta por Rafael Paniagua Rasero, en el cargo de Director de la misma, Luís Maldonado Luque, como Censor, y Alberto Blanco Jordán, que era maestro normal y propietario de la escuela pública superior de Aguilar de la Frontera, actuará como Secretario General de la Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Aguilar de la Frontera.

La mayor parte de los socios integrantes de la Sociedad( divididos en honorarios, numerarios, corresponsales y de merito) pertenecerán a los sectores más importantes de la burguesía de la sociedad aguilarense, contándose entre ellos, figuras importantes de la nobleza, de la Iglesia, del mundo comercial y empresarial, así como numerosos cargos públicos y hacendados locales.

La modificación plasmará en los nuevos Estatutos, los fines y propósitos para los que trabajará la Sociedad de Amigos del País de Aguilar de la Frontera,en su intento por fomentar todo lo que pueda conducir al bien de la localidad, tanto en su prosperidad natural, así como en su adelanto e intelectual cultura. Para poder lograr ese objetivo, solicitarán ayuda a cuantas instituciones puedan contribuir a la consecución del mismo y para ello se dividirá o articulará en tres secciones: Agricultura, Industria y Comercio. Ciencias, Artes e Instrucción. Y Beneficencia. Trabajando cada sección bajo las ordenes de un Presidente y Secretario de la Misma.

El número de socios era ilimitado y esto estaban obligados a satisfacer mensualmente una aportación que ascendía a 50 céntimos de peseta, con los cuales se sufragaban los gastos corrientes y ordinarios de la Sociedad. También era obligatorio portar una medalla con las armas de la ciudad de Aguilar de la Frontera en el anverso y el lema de Sociedad Económica de Amigos del País de Aguilar en el reverso, que prendía de una cinta de color azul y plata colocada en el ojal o en el cuello.

La Junta Directiva de la Sociedad de Aguilar, se distribuirá entre los cargos de Director, Vice-director, Censor, Tesorero, Secretario, un contador y un bibliotecario, habiendo de tener cada uno de ellos un sustituto, que les supla en sus ausencias y enfermedades.

La Sociedad, desarrolló actividades referentes a cuestiones agrícolas, comerciales e industriales, de importancia y extensión local. De igual forma estudio y propuso importantes y urgentes mejoras relativas a la higiene y salubridad publica, a si como las relativas a la clase obrera, interviniendo en cuantas cuestiones se provocaron entre en capital y el trabajo conjuntamente con la Real Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País, de la cual, todavía en septiembre de 1922, formaba parte como socio comisionado en Aguilar de la Frontera, el cura párroco Pedro Benítez Rasero.

A la sombra de muchas de ellas y casi siempre bajo la dirección de miembros eclesiásticos, se crearon multitud de Cajas de Ahorros, algunas de las cuales han perdurado hasta nuestros días.

El condicionamiento y los cambios socio económico y político del país, perjudico muy gravemente a este tipo de sociedades, poniéndolas al borde de la desaparición o abocándolas a su desaparición total.

Somos Araceli Pena Sanz de Girona y Guadalupe Martin Gomez residente en Cordoba, nietas respectivamente de Alfonso Sanz Martin nacido en Trevelez, Granada, y muerto en una emboscada de la Guardia Civil en la sierra de Adamuz el 24 de agosto de 1947 y de Antonio Gomez Soto muerto en el arroyo Tamujoso de Adamuz el 3 de setiembre de 1948.
Nuestros dos abuelos fueron enterrados en el cementerio de Adamuz según consta en los respectivos certificados de defunción, junto a ellos fueron enterrados también otros guerrilleros, héroes que lucharon hasta el ultimo aliento por la restauración de la legalidad vigente arrasada por una guerra injusta y del todo punto ilegal ya que derrocó un régimen elegido democráticamente por todos los españoles sustituyéndolo por una dictadura militar.
A estos luchadores por la libertad se les denomino bandoleros, ladrones, rojos, asesinos, fueron vilipendiados, humillados e insultados tanto en el momento de su muerte como en los larguísimos 40 años que duro la dictadura, sus familias tuvieron que huir y esconderse en España y Europa para evitar la cárcel, los campos de concentración, la muerte y la miseria a la que los condenaron simplemente por ser “familiares de” se les negaron permisos de trabajo, se les requisaron propiedades, se insulto a sus mujeres e hijos simplemente por luchar por unos ideales porque , la historia esta escrita por los que ganan aunque los que ganan sean los asesinos, torturadores y ladrones.
Nada puede hacer que se recuperen tantas vidas perdidas, tantos sueños, tantas ilusiones, toda una generación perdida con la complicidad y a veces participación de los demás estados europeos y americanos que intentaban recuperarse dando la espalda a la lucha republicana española.
Han pasado ya mas de 35 años en democracia y aun persiste la vejación dado que la gran mayoría de estas personas permanecen en el anonimato y sus nombres y sus familias continúan sin el reconocimiento debido y sumidas en un olvido que les insulta mas si cabe.
Queremos dar un paso adelante en pro de la libertad y la justicia, en Adamuz el pueblo de nuestros abuelos, no existe ninguna placa ni monumento conmemorativo para las personas que allí murieron, descubrir o abrir sus tumbas después de 65 años y de remodelaciones irrespetuosas en el cementerio no es posible pero si que se puede homenajear a los que allí cayeron y esto es todo lo que perseguimos, encontrar a familiares que nos quieran dar su apoyo y colaboración para solicitar un reconocimiento para estos héroes por la libertad porque si los olvidamos y en pro de la tranquilidad dejamos sin cicatrizar nuestras heridas la historia puede volverse contra nosotros.
Somos Guadalupe y Araceli, nuestros email son celi.pena@gmail.com y lupemg69@gmail.com y queremos contactar con familiares de las personas que murieron en Adamuz u oriundas de Adamuz que murieron en la guerra o postguerra. Cualquier información es valida, se acepta todo tipo de ayuda y/o contacto.
Los nombres que sabemos de momento según diversos libros son los siguientes, evidentemente la lista puede ser más amplia.
Justo Barrios Herruzo “Julio de Obejo”. Natural de Obejo (Córdoba). Muerto el 21 de agosto de 1947 en Rermochos, término de Adamuz
Francisco Cebrián Fernández. Natural de Adamuz. Muerto el 10 de septiembre de 1949 en Arroyo Perojil, término de Adamuz.
Pedro Coleto Díaz “Claudio”. Natural de Villanueva de Córdoba. Muerto el 17 de junio de 1948 en Las Mojoneras, término de Adamuz.
Juan García Serrano “Maleno”. Natural de Villanueva de Córdoba. Muerto el 17 de junio de 1948 en Las Mojoneras, término de Adamuz.
Antonio Gómez Soto “El Manco de Adamuz”. Natural de Albuñán (Granada). Muerto el 3 de septiembre de 1948 en Arroyo Tamujoso, término de Adamuz.
Francisco Lagares González “Jaime” o “Sojito”. Natural de La Palma del Condado (Huelva). Muerto el 13 de septiembre de 1947 en el Pantano del Guadalmellato, término de Adamuz.
Diego Luque Lindo “El Lindo”. Natural de Adamuz. Muerto el 28 de agosto de 1949 en Peña Alcón, término de Adamuz.
Rafael Luque Lindo “Rafaelito el Lindo”. Natural de Adamuz. Muerto el 1 de abril de 1949 en La Garita, término de Obejo (Córdoba).
Juan Mejías Cerezo. Natural de Adamuz. Muerto el 8 de marzo de 1948 en El Portezuelo, término de Pozoblanco (Córdoba).
Pedro Merchán Vergara “Paisano”. Natural de Adamuz. Muerto el 15 de mayo de 1952 en Casas de Moya, término de Camp de Roures (Valencia).
Pedro Muñoz Vega “Perico el Manco”. Natural de Adamuz. Muerto el 6 de enero de 1949 en el Hotel Romeral de Córdoba.
Diego Pérez Ortega “El Inglés·. Natural de Adamuz. Muerto el 13 de junio de 1946 en El Dorado, término de Pozoblanco (Córdoba).
José Plaza Mejías “El Burraco”. Natural de Adamuz. Ajusticiado en 1948.
Rafael Quesada Carvajal “El Perejil”. Natural de Villafranca de Córdoba. Muerto el 3 de septiembre de 1948 en Arroyo Tamujoso, término de Adamuz.
J.A. Redondo Monteagudo. Natural de Adamuz. Muerto el 11 de noviembre de 1948 en Arroyo Tamujoso, término de Adamuz.
Claudio Romera Bernal “Romera”. Natural de Adamuz. Muerto el 11 de septiembre de 1949 en Moradillas del Cuadrado, término de Adamuz.
Genaro Ruiz Zamora. Natural de Villanueva de Córdoba. Muerto el 17 de junio de 1948 en Adamuz.
Bartolomé Salinas Boyero “Chivito”. Natural de Bujalance (Córdoba). Muerto en 1943 en los montes de Adamuz.
Bernabé Sánchez Torralbo. Natural de Adamuz. Muerto el 24 de septiembre de 1948 en Arroyo Valdelaguerra, término de Adamuz.
Alfonso Sanz Martín “El Corneta”. Natural de Trevelez (Granada). Muerto el 24 de agosto de 1947 en Adamuz.
Pedro Torrecilla Alias. Natural de Adamuz. Muerto el 26 de octubre de 1948 en Arrollo Tamujoso, término de Adamuz.

… 18 de julio, nunca más.-
Autor: Rafael Espino Navarro.-

“Es ley de guerra que los vencedores traten a los vencidos a su antojo”

Cayo Julio César

La represión comenzó con el golpe de estado de forma generalizada y brutal. Desde el mismo día 18 de julio de 1936 y hasta el fallecimiento del caudillo el 20 de noviembre de 1975, los españoles vivieron, una larga y cruenta guerra civil y una posguerra de casi cuarenta años, caracterizadas ambas etapas por la aplicación de una predeterminada estrategia represiva fríamente calculada desde sus orígenes. “… La acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo que es fuerte y bien organizado.“ “… serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o huelga”. Así se expresaba “el director” unas semanas tan solo antes del golpe de estado y a medida que avanzaba el ejército rebelde en sus posiciones las represión se cebó sobre todo en la clase obrera y campesina, así como en los afiliados a sus organizaciones.

La Junta de Defensa, no tardo mucho tiempo en dotarse de instrumentos jurídicos para proceder a una sistemática y ejemplar represión. Los bandos del 17 y 18 de julio, declaraban el estado de guerra, asumiendo todos los poderes la autoridad militar; el 18 de julio esta misma Junta declaraba en rebelión militar a cualquiera que hubiera defendido, activa o pasivamente el orden constitucional vigente en la II Republica. Las matanzas indiscriminadas de las primeras semanas, se convertían en ejecuciones militares decretadas por tribunales militares por adhesión a la rebelión militar. La represión no se detuvo en las personas, alcanzó también a todas sus organizaciones, partidos y agrupaciones políticas que hubieran formado parte del Frente Popular. El 18 de agosto Queipo de Llano decía en la radio …” el ochenta por ciento de las familias andaluzas están de luto y no vacilaremos en recurrir a medidas más rigurosas”.

La sociedad española vivió bajo el estado de guerra declarado desde el día 28 de julio de 1936 hasta mediados del año 1948. Los militares y sus afectos civiles inundaron todo el aparato del estado, haciéndose cargo de la gestión de la economía del país y creando tribunales especiales encargados de administrar la justicia de los vencedores, con una técnica metódica e implacable. Las nuevas autoridades se propusieron erradicar por completo todo lo que la sociedad liberal del medio siglo de restauración y todo lo que la sociedad democrática de cinco años de republica habían visto surgir. El nuevo régimen instauró la represión y el miedo, como política de estado, en lugar de fundamentar la paz en una reconciliación, que curiosamente, serían los propios vencidos los que la harían posible cuarenta años después a expensas de renunciar a la verdad y a la justicia.

Desde 1936 hasta 1939, y luego bajo el régimen, desde 1939 hasta 1975, la única versión oficial que se dio en nuestro país y la cual se encargó el régimen de transmitir a la sociedad española fue la del olvido, el miedo y la impunidad. La represión alcanzó a dirigentes políticos de organizaciones de izquierda, maestros, intelectuales, escritores, científicos, y personas anónimas cuyo único delito consistió en mantenerse leales al Gobierno constitucional vigente. Fueron objeto de depuración, una depuración iniciada por la sanguinaria maquinaria franquista, cuyo único y principal objetivo consistió en exterminar y arrancar de raíz todo vestigio de germen republicano que pudiera poner en peligro el naciente régimen de terror. Los sometidos a depuración hubieron de abandonar a sus seres queridos al ver peligrar sus vidas, padecieron largos años de encierro en míseras prisiones, sufrieron torturas indiscriminadas, persecución, indignas humillaciones, destierro, desapariciones forzadas y ejecuciones por fusilamientos.

Se les mató en las cunetas, en las tapias de los cementerios, se ejecutó planificadamente el 10 % de las poblaciones donde entraban los militares rebeldes, se premeditó eliminar a maestros, poetas, médicos y jornaleros, todo con un único objetivo histórico, perpetuarse en el poder personal y oligárquico motivado por la explotación del hombre, para aniquilar y triunfar sobre la lucha de clases del proletariado y campesinado, utilizando la represión, la sumisión, el amiguismo y la violencia de las armas.

Las atrocidades cometidas durante los años de guerra se ocultaron, se manipularon y se silenciaron maquiavélicamente por parte del nuevo régimen surgido, como parte de una estrategia de posesión de la verdad. Se difundían públicamente las atrocidades de los “rojos”, – Causa General, creada por Decreto de 26 dé abril de 1940- ( ni una sola recogerán de esta población), pero, se guardaban bajo una pesada loza de olvido, las practicadas por los afectos al movimiento nacional durante la guerra y la posguerra. Bajo una encubierta apariencia de investigación imparcial y rigurosa, se manipulo la información, con el pretexto de exagerar los abusos del enemigo y así poder justificar los propios. Aplicar la política del olvido y el miedo institucionalizado garantizó durante toda la permanencia de la dictadura su efectividad.

Muchas personas – no todas- han vencido ya, la política del miedo, totalmente o en parte, siendo lo suficientemente valientes para hablar. Hablar , venciendo el miedo aún a pesar de llevar más de cuarenta años, sufriendo “en silencio” el temor de no poder hablar, pues solo tenían derecho a callar y sufrir, a agradecer día a día que aun seguían vivos, a temer por sus seres queridos, a ser parientes de los “marxistas” o “rojos”. Así de terrible e injusta fue la vida para centenares de familias, condenadas a vivir en una atmósfera de temor y miedo constante y permanentemente, durante mucho, muchísimo tiempo.

Igualmente el olvido, ha dejado paso a la memoria, que hoy por hoy vive tiempos de éxito, pues salvo en casos excepcionales, podemos decir que en los últimos años se le ha concedido un tiempo muerto. La demanda social, de memoria ha crecido sobre todo en las nuevas generaciones que ya temen saber , son los nietos, a la que nadie había hablado de nada, y sienten la necesidad de saber, de preguntar, de recomponer su historia familiar quebrada en el tiempo y oculta en el pasado. Esa nueva generación, busca respuestas y tras siete décadas, el recuerdo y la palabra, sustituyen hoy al miedo y al olvido. Son los descendientes de las victimas, que asumen su legado ideológico y se hacen depositarios de los principios que defendieron incluso con sus vidas, asumiendo la responsabilidad de preservar su memoria y su dignidad, por que básicamente es una cuestión de calidad democrática y defensa de los derechos humanos.

Durante muchos días grupos armados patrullaron el pueblo sacando a las personas de sus casas, deteniéndoles en los bares y en los campos, con cualquier pretexto. Obligados a subir a camiones fueron llevados a lugares alejados del pueblo y despojándoles de los objetos de valor y de la documentación, eran asesinados y abandonados los cadáveres o arrojados en cunetas y fosas comunes. En este pueblo de poco más de 13.000 habitantes la represión a su paso dejo un reguero de dolor y de muerte inimaginable a su paso – cientos de personas huidas, exiliados de por vida, que solo regresaron muerto el dictador, encarcelamientos, campos de concentración, suspensiones de puestos públicos, depuración de funcionarios, incautación de bienes y más de ciento cincuenta personas fusiladas y desparecidas – dejando secuelas vivas en cientos de familias que desconocen donde se encuentran los restos de sus familiares, diseminados por todo el termino municipal y ocultos en grandes fosas comunes.

Es nuestro deseo de esta manera devolver parte de esa historia que ha de ser de todos y que fue arrebatada a tiros a los habitantes de esta población, recuperar parte de la vida de las personas asesinadas a través de sus nombres y que las futuras generaciones conozcan los capítulos silenciados de nuestra historia, que conozcan quienes fueron esos hombres y esas mujeres que defendieron con sus vidas los valores de la democracia, sobre los que hoy se asienta, nuestro estado de derecho. Devolver un pequeño espacio en esa memoria de todos, a sus ideas, a su lucha, a sus creencias, a su cultura nos devolverá un patrimonio colectivo, el cual estamos llamados a preservar y conservar. La búsqueda de la verdad, los hechos ocurridos, el derecho y la razón en este sentido tienen un objeto común: aclarar la significación de las desigualdades existentes en esos tiempos en un estado de dominación, donde todos los hombres no eran iguales ni libres.

18 de Julio… nunca más

LAS ASOCIACIONES PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE AGUILAR DE LA FRONTERA (AREMEHISA) Y LA DE CASTRO DEL RÍO, SE REÚNEN CON EL DIRECTOR GENERAL DE LA MEMORIA DEMOCRÁTICA EN SEVILLA .-

Los presidentes de las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (AREMEHISA), Rafael Espino Navarro y la de Castro del Río, Francisco Merino Trujillo, acompañados por el familiar y miembro de AREMEHISA, Rafael Raya Bonilla , mantuvieron en el día de ayer, una reunión de trabajo en la capital andaluza con el Director General de Memoria Democrática de Andalucía, Luis Gabriel Naranjo Cordobés y miembros de su equipo en la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales.

Luis Naranjo, fue informado de los trabajos de búsqueda y localización, exhumación e identificación genética, realizados por AREMEHISA, en la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera, en los últimos años, a sí como de todos los pormenores relacionados con el proyecto de identificación por ADN, que ha permitido hasta el momento identificar y entregar a las familias a 26 personas en esta localidad, quedando aún pendiente para la finalización del mismo los resultados del procesado de las últimas muestras enviadas al laboratorio.

Fue también informado de todo proceso histórico, científico y técnico realizado para la consecución satisfactoria de este ambicioso proyecto y de los trabajos que aún quedan pendientes en el cementerio municipal de Aguilar de la Frontera, para logran recuperar los cuerpos de todas las personas “desaparecidas” en dicha localidad, así como la forma en que AREMEHISA, planifica abordarlos a lo largo de los próximos años.

Francisco Merino, informo detalladamente al Director General de los trabajos de exhumación llevados a cabo en la localidad cordobesa de Castro del Río, durante los años 2010 y 2011, así como del estado actual de las exhumaciones y las preocupaciones e inquietudes de los familiares, relativas a los mismos para que los trabajos se concluyan lo mas pronto posible.

Ambos presidentes trasladaron a Luis Naranjo el convencimiento y la necesidad de que la Junta de Andalucía estuviese presente en todos los proyectos de exhumación realizados en la comunidad autónoma, con o sin subvención de la Junta, para que a través de la presencia en las mismas se garantice y se cargue de significado institucional la reparación y dignificación de las victimas, además de garantizar un correcto proceso, legal, histórico, científico y técnico.

En un cálido ambiente de entendimiento y colaboración, fueron tratados también aspectos como una comunicación fluida entre todos los organismos implicados en la recuperación de la memoria, el cambio de la actual ley andaluza, la creación de un Consejo Andaluza de la Memoria Histórica y la visita de Luis Gabriel Naranjo Cordobés a la localidad de Aguilar de la Frontera, en los próximos días, conformaron parte del resto de la agenda de trabajo de la reunión.

Autor: Rafael Espino Navarro

“… yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vecinos acomodados, para que éstos les otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad; los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en las sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjado en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de siervos, en el hornillo común; trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula, y he sentido indignación al ver que sus mujeres se deforman consumidas por la miseria en las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan; cómo sus inteligencias pierden, atrofiadas por la virtud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en escuelas como cuadras o permaneciendo totalmente incultas, requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desojados. Y, después, he sentido vergüenza al leer en escritores extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras para vergüenza de España y de Andalucía.

Blas Infante, Ideal Andaluz. Sevilla. Arévalo, 1915

El día 29 de enero de 1913, se creó en Aguilar la sociedad “El Porvenir del Trabajo”, con predominio e influencia ideológica prominentemente socialista, coincidiendo esta a lo largo de este periodo con la creación de otra muchas Agrupaciones que comenzaran a aparecer en los pueblos limítrofes principalmente en Lucena (1908), Montilla (1909) y Puente Genil (1913). Dentro del Circulo Liberal Conservador de Aguilar, por estas mismas fechas se constituye también la fracción maurista, encabezada por uno de sus mayores defensores José Ladrón de Guevara y Aumente. Este formaría parte también de la corporación municipal, en la cual se encontraban Antonio Valdelomar Aguilar-Tablada, Juan Aragón Luque, Francisco Cabezas Sauce, Miguel Cáliz, Córdoba, Manuel Cecilia Córdoba, Miguel Leiva Jiménez, Rafael López Jiménez, Francisco J. Luque Jurado, José Maldonado Paniagua, Leoncio Mejías Carmona, José Pérez García, Claudio Sánchez González, Manuel Serrano Carmona, Francisco Toro González y José Toro Gutierrez.

Ese mismo año registra también su nacimiento el Círculo Católico de Obreros y Patronos de Aguilar, y como respuesta a las sociedades obreras surgidas en toda la provincia, comenzarán también a hacer acto de presencia en distintos pueblos de nuestro entorno, Montemayor , La Rambla, etc … distintos círculos católicos de obreros.

No sería esta la primera vez que se crea en esta localidad el citado Círculo de Obreros Católico. El primero data del 1 de junio de 1877 y se ubicó en el ex convento de “La Coronada”. Fue financiada su realización por donativos que alcanzaron la cifra de 754 reales. Su mentor fue el párroco local Rafael Sánchez , quien algunos días más tarde de su inauguración se dirigía a los afiliados manifestando:

“… la clase obrera y campesina debe respetar y amar a la clase acomodada, para que ésta a su vez tenga confianza y cariño al obrero y al trabajador.”

Llegó a alcanzar poco mas de cien socios, antes de su completa extinción y su Junta Directiva estuvo formada por la siguientes personas:

Cargo
Nombre
Profesión

Presidente
José María Luque Palma
Labrador

Vice-presidente
Juan Alonso Ruiz Cantero
Maestro albañil

Consiliario
Pedro Rindavert
Plesbítero

Tesorero
José Barragan
Barbero

Vocal
Antonio Giménez Castro
Herrero

Vocal
José Albala
Zapatero

Secretario
Juan Manuel Valle
Carpintero

Vice-secretario
José Dávila
Músico

Bibliotecario
Francisco Asís Castro
Sastre

Recaudador
Leoncio Espinar
Encalador

Los Círculos Católicos estaban íntimamente ligados a la iglesia, a la religión católica y a personajes de la alta oligarquía local y buscan una asociación alternativa entre obreros-iglesia y patronos. Suelen ser por norma general centros de reclutamiento de “esquiroles” , comúnmente llamados amarillos, y procuran por todos los medios atraer obreros de los centros republicanos y socialistas, para inculcar en ellos las ideas contrarias a la “revolución” y al “socialismo”.

Esta será la respuesta de la iglesia a la situación de los obreros. La creación de estos círculos. Su objetivo será buscar la armonía social, mediante la “cooperación” entre patronos y obreros, rechazando la huelga y cualquier otro método de protesta social .

Casi siempre funcionan más como cooperativas que como asociaciones reivindicativas y al frente de ellos casi siempre se encuentra un director sacerdote o persona muy religiosa ocupando el cargo de consiliario y que pretende inculcar en los obreros doctrinas y dogmas de obediencia, resignación y virtud .

“…al obrero a quien Satanás le dice «ruge, levántate … y tuyo será el reino de la tierra» es preciso oponer al obrero a quien Jesús le dice: «trabaja, obedece, practica la virtud y tuyo será el reino de los cielos».

“ … necesario es destruir ese antagonismo que existe entre el obrero y el patrón y hacer que éste sea para él un padre que vele por sus intereses materiales, intelectuales y morales.”

“… el obrero que tuviese entre los suyos nota de holgazán o razón justificada para ser excluido de los trabajos de su oficio propio, el que fomentase huelgas, o de algún modo promoviese disturbios que afectasen al orden, quedara privado de socorro …”

Montilla Agraria, órgano del sindicato agrario de Montilla, número 14, año II

En este línea, la actitud de los Círculos y de la iglesia frente al socialismo es de una clara oposición tajante, pues se plantean como una ofensiva contra cualquier movimiento social de signo y carácter no católico, pidiendo además ayuda a las clases acomodadas “ … que os precias de conservadoras y que tanto temen la llegada del socialismo.” lanzando claros mensajes de oposición y enfrentamiento:

“… no hay salvación para las sociedades sino en la verdad, y no hay verdad sino en el catolicismo. Es preciso elegir: o catolicismo y vida o ateísmo y muerte: o catolicismo y libertad, o ateísmo y esclavitud.”

Sin embargo, y a pesar de sus denodados esfuerzos, estos círculos católicos, no logran atraer a demasiados obreros a sus filas debido a que desde mediados del siglo XIX, las distintas doctrinas de los grupos republicanos van a través de su política a realizar todo tipo de medidas que conduzcan a la supresión de la influencia del clero en la sociedad.

Montilla Agraria, órgano del sindicato agrario de Montilla, número 14, año II

Esta sociedad se impregna de un anticlericalismo que en parte y a veces es manifiestamente común desde las altas esferas políticas del país. Al poder legislativo abiertamente anticlerical en las etapas liberales y republicanas, hay que añadir también el anticlericalismo obrero derivado de la excesiva influencia y dominio del clero en todos los ordenes de la vida.

Tan es así, que en el mismo se llega a ver a los curas o sacerdotes como legitimadores ancestrales de la explotación a la que están sometidos los obreros.

Sus privilegios, exenciones y riquezas harán que la clase obrera sienta una animadversión congénita hacia todo lo que huele a iglesia.

El mismo Pablo Iglesias, expresa en este sentido:

“… Yo creo que para un verdadero socialista el enemigo principal no es el clericalismo, sino el capitalismo que en los presentes momentos históricos aparece como esclavizando a los pueblos. Pero esto no opta para que hagamos todo lo posible contra el poder del clericalismo, que ha venido a ser, más o menos voluntariamente, según los países, un poderoso auxiliar de las clases explotadoras.” EL SOCIALISTA (Revista 21. Página 709-710)

Y Francisco Zafra Contreras igualmente expresará:

“ El clero, que siempre se alió con la nobleza para sostener sus mismos privilegios, también levantó bandera para reclutar traidores, que haciendo de esquiroles, les defendiera sus intereses.”

Si buscamos los motivos del anticlericalismo mas radical de la clase obrera en general y del republicanismo y socialismo en particular, hemos de observar que fueron varias causas que lo denotan: En primer lugar la situación creada con el cambio de régimen político que llevó al trono a Alfonso XII, los grupos políticos, a sí como las organizaciones que combatieron frontalmente el poder de la Iglesia, fueron duramente reprimidas. A esto hay que unir la campaña anticlerical sobre todo de las ordenes religiosas, del partido liberal entre 1893 y 1913, basada fundamentalmente en la toma de medidas legislativas y la alianza con republicanos y socialistas en apoyo de esta política. Elías de Mateo, nos dice también que la opinión pública española no fue muy favorable para el clero al analizar la desacertada política colonial y la actuación de las ordenes religiosas en la misma. Estos y algunos hechos más (la semana trágica, la famosa ley del candado, el mantenimiento de los privilegios de la iglesia, exenciones y riquezas acumuladas a través de siglos de explotación por las ordenes y congregaciones religiosas),harán que la mayor parte de los obreros y jornaleros se alineen en elementos de choque encuadrados dentro del cambio de sociedad , el deseo de librar a la sociedad de su influencia y la abolición de sus privilegios.

En Aguilar, el Centro Obrero, observaba en este sentido un distanciamiento total y absoluto de todo lo que representaba el clero y sus doctrinas. Tan es así, que sus miembros mantenían la costumbre de no acudir a ningún entierro que fuese civil. Los entierros y funerales, constituían otra más de las ceremonias religiosas donde la demostración y ostentación de la posición social del difunto en vida también se mantenía tras su muerte. La división ejercida por la iglesia en el trato dispensado a los difuntos, no hacia sino acrecentar aún mas el resentimiento hacia ella. Las más importantes familias de la alta burguesía podían escoger los lugares más céntricos y los mas privilegiados del campo santo, erigiendo en los mismos suntuosos mausoleos y criptas. Las clases medias podían escoger para su último descanso “acomodado” los nichos individuales que ya se comenzaban a edificar en los nuevos cementerios municipales de nueva creación a finales del siglo

XIX o comienzos del XX, en forma de bloques de pisos. Mientras tanto las clases bajas solo podían optar a ser enterrados en una gran fosa común, o en el mejor de los casos, en un enterramiento en el suelo sin identificación, el cual se perdía en muy poco espacio de tiempo. Los cementerios se encontraban divididos en “civiles” y “cristianos”. En los civiles, recibían sepultura aquellas personas que morían sin estar en gracia de dios, personas sin bautizar, suicidados, practicantes de otras religiones, etc.. y en la cristiana los que morían en gracia divida. A pesar de mantener la iglesia un acentuado matiz “clasista”, en todas las cuestiones y ceremonias religiosas, y pese a los índices de alejamiento de las practicas religiosas en la mayoría rural de la población, y a pesar de todo muchos de estos acudían a la iglesia en los momentos transcendentales de la vida. La iglesia no trataba por igual a todo el mundo, jamás lo hizo así. Aún aplicando el sacramento igual para todos, el ceremonial que se desarrollaba cambiaba según el estado o estatus social de la persona. En los bautizos, se encontraban ya diferencias sociales que podían apreciarse con toda claridad. El ceremonial, al igual que en las bodas, incluía según la clase social a la cual se pertenecía unos derechos parroquiales que cobraba evidentemente el clero por ejercer sus funciones y que variaba considerablemente de cuantía. A pesar de que tampoco eran partidarios de celebrar las bautizos, realizando es este caso, solo la correspondiente inscripción en el Registro Civil. Otra observación a tener en cuenta en cuenta cuando sí se practicaba el bautismo, era adjudicarles a los recién nacidos dos nombres; uno del santoral católico y otro que nada tenia que ver con aquel y que era el nombre por el cual se le habría de nombrar y reconocer en círculos familiares y vecinales. La animadversión hacia “lo religioso” llegó a manifestarse también en los actos religiosos callejeros, siendo las procesiones religiosas objeto de boicot y protesta popular que llegó en algunas ocasiones a protagonizar escenas de enfrentamiento verbal y tensión social al enfrentarse en ellas los grupos confesionales puramente elitistas y aristocráticos fundamentalmente compuestas por grupos católicos de significación política carlista e integrista con las llamadas en la época “turbas”.

Durante todos estos años precedentes, los éxitos alcanzados por las recientemente surgidas sociedades obreras, fueron escasos. A partir de los próximos años no será así. A partir de ahora colaboraran codo con codo sindicalistas y socialistas. Y se fijaran reivindicaciones comunes. Se movilizará masivamente el campo de este pueblo, afianzando a través de estas movilizaciones un grado de unidad sin parangón en los años precedentes.

La influencia indiscutible de los líderes obreros, que fueron surgiendo de entre los mismos trabajadores, ayudaron a mantener vivas las ideologías en periodos o épocas en las que estas fueron fuertemente reprimidas. Aglutinado el movimiento obrero sobrevivió alrededor de estos lideres, que fueron en su inmensa mayoría personas con unos conocimientos mínimos, en una zona en la que el analfabetismo alcanzaba al 90 % de la población.

Al frente de todas estas sociedades y agrupaciones encontramos hombres que supieron estar a la vanguardia del proletariado debido a su espíritu combativo y libertario, Gabriel Morón (socialista) en Puente Genil o Francisco Zafra Contreras(socialista) en Montilla.

De izquierda a derecha, Francisco Zafra Contreras, Gabriel Morón Días y Antonio Cabezas Jiménez

Y tal fue el caso también de Antonio Cabezas Jiménez “Cabecitas”, primer secretario de la Agrupación Socialista (10), en Aguilar. Sus enormes dotes como líder obrero, le llevarían junto con otros compañeros a ser uno de los impulsores que propagaron y difundieron el socialismo en Aguilar de la Frontera.

Autor: Rafael Espino Navarro

Apenas quedan 24 días para que se cumpla el 76 aniversario de la desaparición y asesinato del socialista y cabo de la policía municipal en el año 1936, Rafael Ortiz Cruz a/ “el agachao”.

Nacido en el año 1887, tenía 49 años cuando le detuvieron en su casa, el día 28 de julio de 1936, delante de su mujer Antonia Dolores Paniagua Megias y sus dos hijos Francisca Ortiz Paniagua y Antonio Ortiz Paniagua.

Jornalero de profesión, Rafael militó desde su fundación en la Agrupación Socialista de Aguilar de la Frontera, llegando a ostentar el cargo de cabo de los municipales durante algunos años del período republicano, bajo del ordenes del Sub-jefe Antonio Perez Romero y del jefe de la guardia municipal Julio de la Rosa Lechuga.

Vivía en la calle San Cristobal, número 55 y no sería el único ( sí el primero) de los guardias municipales a los cuales buscan desde el inicio del golpe militar para ser detenidos y asesinados.

Al igual que el cabo de la guardia municipal, Rafael Ortiz Cruz, serían también asesinados en Aguilar, en solo unos días el guardia Diego López Paniagua, el día 2 de agosto de 1936, y el guardia Rafael Ortiz Jiménez, el día 15 del mismo mes y año, pertenecientes también ambos a la Agrupación local del PSOE .

Además de los hermanos de los guardias, Manuel Palma Jiménez y José Mediavilla Córdoba, que serían también detenidos y asesinados al no encontarlos a ellos. Al igual que sucedío con los primos hermanos , (los hermanos Francisco y Manuel Navarro Navarro ) del también guardia municipal socialista José María Carretero Navarro a/ “Pañoleta”.

Rafael Ortiz Cruz, abandonaría el cuartelillo municipal, algunos días más tarde del alzamiento militar. Dejaría en el mismo colgado en una percha su uniforme de cabo, argumentando que él no lucharía ni detendría a sus compañeros.

Tras los bombardeos de la primera semana, Rafael, recalaría junto a algunos de sus compañeros de Agrupación, en una finca, en el campo, donde permanecieron ocultos a la espera de un pronto desenlace, tras los acontecimientos de los primeros días.

Acuciado por la falta de noticias familiares, decidió una noche volver al pueblo para ver a su mujer y sus hijos, a pesar de las insistentes negativas de sus compañeros para que desistiera de esa idea debido a la vigilancia extrema a la que estaban siendo sometidos y a las detenciones y asesinatos que ya se estaban comentiendo .

Fue detenido el día 28 de julio, en su casa, en la calle San Cristobal. Varios hombres armados, alertados de su presencia, fueron a buscarlo. Detenido, maniatado, lo sacaron de su casa ante la mirada atónita de su mujer y sus hijos.

Atado a la cola de un caballo, fue paseado y arrastrado ante su familia y vecinos por las calles de la localidad. Jamás volvieron a verlo con vida.

El mismo día de su detención y “desaparición” , el día 28 de julio de 1936, el alcalde de Aguilar de la Frontera, al frente de la Comisión Gestora Municipal , el General Auditor de la Armada, José Carrillo Carmona, nombraba los nuevos cargos que pasarían a tomar posesión de sus plazas como municipales interinos del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera.

Entre otros pasarían a formar parte de la nueva Guardia Municipal, como jefe de la misma Narciso Carretero Merino, como sub-jefe Antonio Aguilar Toledo,” Aguilarito” como cabo Juan Palacios Romero a/ “Maroto” y entre otros municipales Antonio Salés González a/ “Salecillo”.

El asesinato de Rafael Ortiz Cruz, se registraría en el Registro Civil de Aguilar de la Frontera, fuera de plazo legal y casi como todos los demás con un eufemismo que aún hoy indigna leer … “ falleció en esta localidad el día 28 de julio de 1936, a consecuencia de la represión de los elementos izquierdistas que se opusieron al Glorioso Movimiento Salvador de España”, el día 31 de diciembre de 1937.

Su viuda y sus hijos , no tuvieron tiempo para la despedida. Nunca supieron a ciencia cierta que ocurrió con él, solo que le asesinaron. Durante muchos años, fueron sometidos a la humillación y la vergüenza de tener que convivir públicamente con sus asesinos, con las personas que le detuvieron y asesinarón. Cruzarse con ellos por las calles , mirarles a la cara y no poder hacer nada, fue lo más duro.

El cabo Rafael Ortiz Cruz, pasó a ser un “desaparecido” del franquismo, otro más. Su familia, tuvo que sufrir en silencio el lado oculto y despreciado de la realidad mas cruenta, viéndose sometidos a tener que mirar el mundo con los ojos de los olvidados.

Su mujer Antonia, fallería el día 22 de junio de 1968, sin dejar ni un solo día de pensar en él. Se llevó con ella lo que más quería, una fotografía de Rafael Ortiz “el agachao”, la única existente, que conservó unida a ella durante toda su vida … y su muerte.

Tras ella, su hijos Francisca y Antonio, no dejaron nunca de buscar una pista que pudiera acercarles a su padre. Ya murieron también ambos. Pero tras ellos continuaron sus hijos, los nietos que piensan que cuando una injusticia se ha cometido, mientras esta no sea reparada, permanecerá por siempre ahí, oculta y esquiva, a la espera de una conciencia moral que la descubra públicamente y la repare.

Y hoy por fin han podido asistir todos ellos a esa muestra de reparación publica. Hoy a casi 76 años de la “desaparición de su abuelo Rafael Ortiz Cruz, han asistido visiblemente condolidos a un acto de justicia y memoria.

De justicia, por que después del tiempo transcurrido, afortunadamente Rafael Ortiz Cruz, ha podido ser encontrado, exhumado, identificado a través de las pruebas genéticas de ADN, entregado a la familia e inhumado en un panteón familiar, junto a su viuda.

Y de memoria, por que por fin han podido tener acceso al conocimiento de la verdad … de esa verdad que la tierra devuelve aunque sea tres cuartos de siglo más tarde.

“… Rafael Ortiz Cruz, tras ser maniatado utilizando para ello una manga de su camisa, sobre la que anudaron también alambre, fue atado a la cola de un caballo y arrastrado por las calles de Aguilar. Posteriormente sería asesinado. Su cuerpo fue ocultado en la fosa número 6, del cuartel 1 de la zona 3 en el interior del cementerio de Aguilar de la Frontera, donde varías horas después ocultaron también los cuerpos de otros cinco hombres asesinados también ese mismo día (entre ellos José Bonilla Varo). Una fosa muy especial, pues la misma tenía expediente de propiedad. Un expediente de cesión a perpetuidad que data de 1943 a favor de Manuel Díaz-Caneja y Candanedo, secretario de la Falange Local y secretario también del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, durante esos años, que fue solicitado por él mismo, el día 27 de enero de 1943, curiosamente … para la construcción de una fosa común, en el cementerio, y concedido por la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, presidida por el alcalde Francisco José Tutón Mena, en acuerdo alcanzado en la sesión del día uno de febrero de 1943, resolviendo el mismo acceder a la petición y conceder la perpetuidad con carácter gratuito y libre de toda clase de derechos sobre esa fosa.”

… por que sin memoria y sin verdad, no hay justicia posible.

Ayer, día 4 de julio del 2012, los restos mortales de Rafael Ortiz Cruz, fueron inhumados junto a los de su viuda Antonia Dolores Paniagua Megias y los de su hija Francisca Ortiz Paniagua, donde siempre debieron estar.

El ADN de su nieto Rafael Ortiz León a/ “el agachao”, ha sido determinante para poder encontrar a su abuelo. La infatigable búsqueda de su nieta Rafaela Reina Ortiz, ha llegado a su fin.

Rafael Ortiz Cruz, no podrá nunca recuperar su vida, arrebatada por la injusticia y la sin razón, pero su historia … ha podido ser salvada del olvido, dejando ya por fin de ser un “desaparecido”, para encontrar su sitio en la historia , haciendo una vez más justicia a la verdad, contando sin miedo lo que se esconde detrás todas y cada una de las muertes causadas por el terrorismo fascista.

Una voz, silenciosa, resuena hoy con emoción, mas fuerte que nunca. Despierta profunda y resuena con dignidad, con el eco de la justicia y la verdad.

Rafael Ortiz Cruz, descansa por fin el paz.