Los restos mortales del alcalde socialista de Aguilar de la Frontera, “desaparecido” y
asesinado el dia 2 de agosto del año 1936, por la sin razón y la barbare, han podido ser
identificados gracias al proyecto de identificación genética que AREMEHISA, (Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) (Córdoba), viene desarrollando
desde comienzos del pasado año 2011.
Los acontecimientos ocurridos en la localidad de Aguilar de la Frontera, con motivo del
alzamiento militar del 18 de julio de 1936, trajeron consigo la “desaparición forzada” de numerosas
personas. Su desaparición física y documental, la falta de noticias veraces de lo sucedido en esos
días, sumada a la incertidumbre acerca de su paradero, causaron indecibles sufrimientos a las
familias afectadas. Sufrimientos que aún hoy desafortunadamente perduran, a pesar de haber
transcurrido mas de tres cuartos de siglo desde aquellos hechos.
La mayor parte de las personas “desaparecidas” fueron asesinadas. El único alivio para
los familiares es recibir, aún hoy, una confirmación fidedigna de la muerte y saber que los restos de
sus seres queridos han sido o pueden ser tratados con dignidad y con respeto, por su cultura o por
sus creencias religiosas.
Por eso, la recuperación y la identificación adecuada técnica y científicamente de las
personas “desaparecidas”, es, ha sido y sera parte fundamental del proceso de reparación a los
familiares en el que AREMEHISA, esta plenamente comprometida desde su creación.
La evolución de la ciencia forense y en particular de la genética mediante el análisis de
ADN, ha permitido que hasta el momento AREMEHISA, haya podido identificar plenamente 23
personas “desaparecidas” (entre ellas 5 mujeres) y se trabaje actualmente en el cruce de datos de
otras 14 personas más, de un total de 66 cuerpos exhumados en las sucesivas intervenciones
exhumatorías en las que AREMEHISA viene trabajando desde el año 2010 , para que sus familias
conozcan el último paradero de sus seres queridos, y poder de esta forma también hacer entrega de
los restos mortales identificados a sus familiares.
Hoy somos más conscientes que nunca de la importancia del cumplimiento de los
objetivos que nos marcamos hace mucho tiempo, recuperar e identificar. Gracias a ellos podemos
estar orgullosos de que que muchas familias, entre ellas también la del alcalde José María León
Jiménez, puedan por fin enterrar dignamente a los miembros de sus familias

Nació en Aguilar de la Frontera (Córdoba) el día diez y siete de Abril del año mil ochocientos
noventa y tres (1893), en el seno de una familia campesina, siendo el segundo de tres hermanos.
Contrajo matrimonio con Consuelo Lucena Pino, del cual nacieron seis hijos: Manuel, Juan,
Virginia, José, Consuelo y Rafael. Desde muy pequeño, su padre conocido popularmente en la
localidad por su nombre Manuel León, lo enseño a leer y escribir, costumbre no muy usual en la
época.
Paso su infancia y juventud, trabajando en el campo, donde a edad muy temprana se despertó en él
la inquietud por las cuestiones políticas . Ello le hizo ingresar en el Partido Socialista Obrero
Español, partido al cual estuvo siempre ligada su trayectoria política. En el año 1920 es ya concejal
socialista en la corporación municipal de Aguilar de la Frontera, junto con otros hombres históricos
en el socialismo de la localidad: Mariano Navarro Reina, Eduardo Varo Pino, Antonio Luque
Jiménez y Antonio J. Luque Cuenca.
Tras el paréntesis impuesto por la dictadura de Primo de Rivera, en el año 1930, José Maria es
nombrado concejal en un pleno compuesto por los nueve mayores contribuyentes de la localidad y
por nueve ex concejales del periodo electoral 1917-1923 (grupo en el que se encuentra él). En 1931,
bajo el gobierno del almirante Aznar, se produce una interesante votación en la corporación para
designar al nuevo alcalde de Aguilar de la Frontera. Dos candidaturas concurren a esta elección: De
una parte la del ex maurista José Ladrón de Guevara y Aumente, que representaba a la oligarquía
del pueblo. Y por la coalición republicana-socialista se presenta José Maria León Jiménez. En esta
época ya lidera la agrupación socialista local de la que era presidente. El 23 de marzo de 1931,
representa el programa republicano-socialista para participar en las elecciones municipales del mes
de Abril de 1931.
Tras estas elecciones, España “se levanta republicana”. El pueblo de Aguilar, demostró
sus deseos de cambio otorgando la mayoría a la coalición republicana-socialista (13 concejales
frente a 7 monárquicos). En los siguientes días se procede a la elección de alcalde y del equipo
municipal de gobierno. Siendo elegido como candidato de la coalición, el republicano José Jiménez
Carretero, quedando José Maria León Jiménez como primer teniente de alcalde. En los últimos días
de Julio, una moción de censura presentada por los concejales socialistas, convierte a José Maria
León, en el primer alcalde socialista de la historia de Aguilar de la Frontera. En febrero de 1936 –
tras el paréntesis del bienio radical-cedista en el que gobernaron las derechas- José María León, es
nombrado de nuevo alcalde de Aguilar de la Frontera.
El 18 de Julio de 1936, tras el levantamiento de los militares insurrectos, el teniente de la Guardia
Civil, había asegurado al alcalde la fidelidad de la benemérita al gobierno legitimo de la República.
No fue así, el día 19 de Julio, la guardia civil publicó el bando de guerra, y se incautó del
Ayuntamiento. José Maria León, permaneció oculto, hasta que el día 25 Julio, fue detenido por los
refuerzos de guardias civiles que se concentraron en Aguilar. Guardias civiles de Lucena,
Monturque y Cabra, reforzaron las fuerzas ya existentes batiendo el pueblo y tomando gran numero
de detenidos. Encarcelado en la cárcel de Aguilar de la Frontera, hasta el día 2 de agosto de 1936,
en que fue fusilado.
Mataron a un hombre que representó por muchos años las ideas y esperanzas de liberación de un
pueblo que quiso la libertad y la democracia. Un hombre integro en sus ideales, socialista y hombre
de izquierdas. Oculto su cadáver, no se sabe donde, intentaron durante largo tiempo silenciar su
existencia, silenciar su nombre y su vida. Una democracia que olvida a los que tanto lucharon por
ella y por la libertad, es una democracia incompleta y también desagradecida. Todos tenemos una
deuda pendiente con las personas que entregaron sus vidas sin pedir nada a cambio. Que fueron
enterrados sin dignidad y en el mas absoluto de los olvidos. Que este testimonio de la vida de un
gran defensor y luchador de la libertad, sirva para eliminar fantasmas del pasado y defender el
derecho a la memoria y a la recuperación de la Historia que posee cualquier persona

MICROBIOGRAFIA DE ANTONIO JIMÉNEZ JIMÉNEZ “Paquili”
Autor: Rafael Espino Navarro
“… ¿Dónde estará ahora? se preguntó sintiendo el mordisco de una soledad más
cruel que la orfandad, pero aquella herida le dolió menos que las agujas clavadas en todas las
respuestas que podía imaginar a la pregunta que la atormentaría a partir de aquella noche,
¿dónde estarás ahora, Antonio, dónde estarás?.”
Almudena Grandes.
Antonio Jiménez Jiménez a/ “Paquili”, nació el la localidad cordobesa de Montemayor, el día
14 de agosto de 1896. Era hijo de Francisco Jiménez Cuesta y de Elisa Jiménez Carmona. Jornalero
de profesión, Antonio no sabía leer ni escribir, como la mayoría de los jornaleros de esa época,
donde el analfabestimo superaba tasas del 32 % de la población.
Antonio Jiménez Jiménez, sería reclutado para su incorporación al Ejército, en el año 1917,
siendo excluido temporalmente del contingente de ese reemplazo.
Justamente en el año en el que cumpliría 21 años de edad, la coyuntura en el país estaba
caracterizada por la gran crisis del 17, que hizo peligrar al gobierno e incluso al mismo sistema de
la Restauración, coincidiendo además en el panorama internacional con la Revolución de febrero de
1917 en Rusia y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, situación esta que hizo que la
infracción y el incremento de los precios de los productos básicos para la subsistencia golpeara de
nuevo a las clases económicamente más débiles , los jornaleros del campo cordobés, jornaleros sin
tierra y sin recursos, fundamentalmente en Andalucía y Extremadura, donde los niveles de miseria
y hambre alcanzaban límites alarmantes.
Estas y otras injusticias sociales padecidas por las clases más desfavorecidas, harían que
Antonio Jiménez Jiménez, pronto militara en el partido Socialista Obrero Español y que formara
parte activa como miembro del Comité del Frente Popular de Montemayor.
Apenas le faltaba un mes para cumplir los 30 años de edad, cuando Antonio Jiménez
Jiménez, contrae matrimonio con la mujer que sería su esposa, el día veinticuatro de julio de mil
novecientos veintiseis con Luisa Arroyo Moreno, hija de José Arroyo Varona y de María Dolores
Moreno Nadales, nacida el día veinte de agosto del año mil novecientos.
De este matrimonio nacerían sus seis hijos. Francisco ( 1926), Elisa (1928), Pedro (1930)
Corpus (1935), José (1935) y Antonia Jiménez Arroyo (1937).
En 1936, Antonio Jiménez Jiménez, compaginaba su trabajo de jornalero del campo con
la regencia de un bar que ostentaba en un céntrico paseo de la localidad de Montemayor y con la
venta de helados en verano y de caramelos en invierno por las calles en esta localidad y en la de
Fernán Núñez, para poder alimentar a sus cuatro hijos ( su hijo José, mellizo de Corpus, fallecería
poco tiempo después de nacer) y un quinto más que esperaba, pues su esposa estaba de casi tres
meses, cuando el día 18 de julio de ese mismo año se vieron todos sorprendidos por el golpe de
estado perpetrado por los militares contra la República Española.
Montemayor caería pronto, muy pronto, al igual que casi todos los pueblos de la campiña
cordobesa en manos de la guardia civil. Conminados al alzamiento tras las ordenes recibidas desde
la capital y que directamente secundan el golpe de estado.
Apenas tres o cuatro días y algunos tiroteos callejeros, bastaron para ganar la localidad,
ante la débil resistencia obrera, mal organizada y peor armada. La Guardia Civil, inmediatamente
tomará el Ayuntamiento y el Centro Instructivo Obrero de Oficios Varios (La Casa del Pueblo),
comenzando automáticamente las detenciones de todos los dirigentes políticos y sindicales con
ostentación de cargos políticos o militancia activa en organizaciones republicanas y frente
populistas.
Serían detenidos, en la plaza del pueblo, en los centros obreros, en el campo y en sus
casas, e inmediatamente pasados por las armas.
Antonio Jiménez, sería detenido en su casa, la tarde noche del día quince de agosto de
mil novecientos treinta y seis. Un camión se detendría delante de su casa y una voz amiga, un
compañero del partido, (obligado a punta de pistola a delatar a sus compañeros) llamaría a su
puerta. La confianza en esa voz, en ese compañero, haría que Antonio no tuviese miedo a abrir y no
se planteara la huida. Nada más abrir la puerta sería detenido inmediatamente junto a otros
dirigentes de partidos de izquierdas en esa misma tarde noche, ante la mirada atónita de su esposa
embarazada y de sus cuatro hijos.
“ cuando lo detuvieron, a punta de rifle, le indicaron que subiese al camión, el estaba
en camisa y en tirantes, y les contesto que iba a entrar a coger la chaqueta, diciéndole uno de los
criminales asesinos, … que a donde iba no le hacía falta la chaqueta.”
Tras su arresto, sería maniatado, subido a un camión junto a otras personas y trasladado
de noche a las inmediaciones de la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera, distante de
Montemayor solo 19 kilómetros.
“ … se lo llevaron y jamás, su mujer, ni sus hijos volvieron a verlo. Algunos de sus
hijos, ya fallecidos, jamás han podido saber donde estaba el cuerpo de su padre, asesinado.”
Al apuntar el sol del día 16 de agosto de 1936, Antonio Jiménez Jiménez, sería
asesinado, en las inmediaciones de la Fuente de la Higuera, en el término municipal de Aguilar de la
Frontera, con al menos otras dos personas más de Montemayor, algunas otras de la localidad de
Fernán Núñez y otras de la propia localidad de Aguilar de la Frontera.
Su cuerpo, sin vida, sería trasladado al cementerio local de Aguilar, para ser arrojado
y ocultado junto a los de otras 17 personas más (entre ellas dos mujeres) en la fosa número 19, del
cuartel 1 de la zona 2 del cementerio de Aguilar de la Frontera.
“… cuando lo asesinaron, dejo viuda y cuatro hijos y su mujer embarazada de la que
sería su hija menor y que jamás conocería a su padre Antonia Jiménez Arroyo.”
El cuerpo de Antonio Jiménez Jiménez, sería ocultado, para así iniciar su desaparición
física y documental. Una desaparición prolongada en el tiempo, una “desaparición forzada” , con
detención, asesinato y ocultamiento premeditado de su cuerpo.
Sus hijos pasaron años, muchos buscando una pista para poder recuperar el cuerpo de
su padre y darle digna sepultura. Algunos de ellos murieron ya si poder ver cumplido este último
deseo. Pero su hija menor, Antonia Jiménez Arroyo, jamás desesperó, jamás se rindió y a pesar del
tiempo trascurrido desde aquellos echos (mas de tres cuartos de siglo), mantuvo de la esperanza de
poder ver cumplido ese deseo, antes de morir.
Gracias, a su constancia y búsqueda, hoy por fin podrá ver cumplida esa promesa, pues
la próxima semana, AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de
Aguilar de la Frontera) (Córdoba), procederá a la entrega de los restos mortales de su padre Antonio
Jiménez Jiménez a “Paquili”, a su hija, tras haber sido exhumado su cuerpo e identificado
genéticamente a través de las pruebas de ADN.
Después de 76 años, Antonio Jiménez Jiménez, podra descansar por fin en su pueblo natal
, junto a su viuda Luisa Arroyo Moreno, fallecida pocos años después, el día 10 de noviembre de
1948.
Pero a pesar de todo, este país todavía tiene una deuda pendiente con la familia de Antonio
Jiménez. Incomprensiblemente, después del tiempo trascurrido, su muerte, su
desaparición,legalmente aún no ha sido realizada en el Registro Civil. No existe partida de
defunción que acredite su muerte, su desaparición.
Su viuda, Luisa Arroyo, intento conseguirla algunos años después de su asesinato, sin que
la misma se pudiese llevar a cabo. Jamás se registró.
“… tiempo después, le dijeron a su viuda, que si firmaba un documento diciendo que su
marido había muerto en el frente, librarían a sus hijos del servicio militar obligatorio y les
pagarían los estudios, a lo cual ella contesto, que su marido no había muerto en ningún frente, que
se lo habían llevado de su casa y lo habían asesinado, fusilandolo.”
“… a partir de ahí y como se negó a firmar, el futuro de sus hijos fue el hambre y la
miseria, ya que para más inri, le requisaron, todos los enseres del bar que regentaba, así como la
tienda de helados del verano”.
La represión económica, también alcanzó a otros miembros de su familia, pues sus
hermanos Luisa y Juan Pedro Jiménez Jiménez, fueron también objeto de la represión económica
que el nuevo régimen y la nueva justicia surgida del “glorioso movimiento” impuso a través del
control social y las responsabilidades políticas.
A pesar, de todo, la tierra, hoy nos devuelve la memoria, la tierra nos devuelve a
Antonio Jiménez Jiménez a/ “Paquili”, y su familia condenada a llorarle para siempre con un llanto
silencioso, ya podrá llorar su vida y su muerte, con otras lágrimas distintas, lejanas, pero próximas.
Y esas lagrimas próximas, harán que cientos de familias, con historias iguales y a la
vez diferentes, alberguen aún esperanza, al conocer esta historia casi increíble, demasiado dura,
demasiado trágica, pero que esta sucediendo de verdad.

Lo hará con personal voluntario y con los recursos de la propia asociación. Aún quedan por desenterrar las de caridad situadasen la zona este
JOSÉ SIERRA 11/03/2012 Diario CÓRDOBA

Ya ha comenzado la tercera fase de las exhumaciones que la asociación de memoria histórica Aremehisa está desarrollando en el cementerio de Aguilar de la Frontera. En esta ocasión solo se plantean extraer los cuerpos de las dos fosas existentes en la zona suroeste del cementerio, las únicas de las que existe alguna constancia documental en el libro de enterramientos, aunque denominados como «desconocidos». Se trata de represaliados que no fueron ejecutados en el propio cementerio, como los exhumados hasta ahora, sino que murieron en el pueblo durante los primeros días del alzamiento (julio de 1936) tras un tiroteo con la Guardia Civil. Una de las fosas es de propiedad municipal y la otra se encuentra en la misma situación que la intervenida en la pasada campaña: sobre los cuerpos de los represaliados se ha construido un panteón familiar en el terreno puesto a la venta por el Ayuntamiento en 1998. Mientras se interviene en la primera fosa se están recabando el permiso municipal y el de los propietarios del panteón que, tras ser informados, no han mostrado ningún impedimento. Esta circunstancia obliga a realizar una permuta administrativa de la propiedad y a trasladar las personas ya inhumadas en el panteón.

Salvo sorpresa, solo se espera encontrar un cuerpo en la primera de las fosas y entre cinco y seis en la segunda, salvo que se utilizara, como ha ocurrido ya en otras ocasiones, para ocultar los cuerpos de otros represaliados. Durante esta campaña solo se trabajará durante los fines de semana debido a la situación laboral de los técnicos. Los trabajos de exhumación serán desarrollados por voluntarios y con los recursos propios de la asociación, tal como ocurrió con la campaña del 2011.

Ya han sido identificados la mitad de los 66 cuerpos sacados hasta el momento

11/03/2012

Con el cuerpo extraído ayer son ya 66 los exhumados por Aremehisa en este cementerio de Aguilar. A 65 de ellos ya se les han practicado las pruebas de ADN, al igual que a unos 80 familiares, para poder cruzar los datos, por lo que puede afirmarse que es éste el mayor proyecto de identificación genética que, hasta ahora, se ha desarrollado en Andalucía. Según Rafael Espino, presidente de Aremehisa, «el objetivo final no es la exhumación, sino la identificación de los restos y su entrega a los familiares». Según señala, el proceso de identificación está ya en su fase final, habiendo tenido un resultado positivo en el 50% de los casos. En los últimos días se han identificado los cuerpos de Fernando Valle Luque y su mujer, María Antonia Jiménez Alcaide, embarazada de cinco meses, naturales de Fernán Núñez, muertos el 16 de agosto de 1936.

La historia de la conmemoración del 8 de marzo hace referencia histórica a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.
Como ellas, otras muchas mujeres a lo largo de la historia han muerto defendiendo la justicia social y la igualdad. Esta es la historia de una de ellas, MARÍA ANTONIA JIMÉNEZ ALCAIDE, que junto a su marido FERNANDO VALLE LUQUE y estando embarazada de cinco meses, encontraron la muerte al alba del día 16 de agosto de 1936 en Aguilar de la Frontera …
FERNANDO VALLE LUQUE Y MARIA ANTONIA JIMÉNEZ ALCAIDE
Autor: Rafael Espino Navarro
María Antonia Jiménez Alcaide, a/ “La Fina”, nació en la localidad cordobesa de
Fernán Núñez, el día veinte y siete de junio de mil ochocientos noventa y cinco. Era hija de
Francisco Jiménez y de María Alcaide. Fernando Valle Luque, también había nacido en la misma
localidad, el día catorce de septiembre del mil ochocientos noventa y cuatro. Hijo de Agustín Valle
y de Antonia Luque.
Ambos contrajeron matrimonio en dicha localidad a mitad de la segunda década del
pasado siglo y fijaron su residencia en la calle Suñer y Capdevila, número 39, donde poseían un
comercio de tejidos. De la unión de este matrimonio nacerían cuatro hijos llamados Antonia,
Manuela, Agustín y Marina Valle Jiménez.
Por su actividad comercial, ambos eran muy conocidos y queridos en la localidad, ya
que vendían telas en su propia casa, en la tienda y también a domicilio en otras localidades cercanas
a Fernán Núñez, dejando que los tejidos adquiridos los pudiesen pagar “ al sello” ( a plazos), dada
la falta de recursos económicos en la mayoría de las gentes humildes y campesinas con las que
solían tener negocios.
Sin ideología política alguna ni militancia sindical conocida, ambos ostentaban grandes
dosis (ya mas de una vez demostrada) de solidaridad y honestidad.
El golpe de estado perpetrado contra la República legalmente establecida el día 18 de
julio de 1936, sorprendió al matrimonio en su localidad natal, dedicado en pleno a su actividad
comercial y al cuidado de sus cuatro hijos y al cuidado también de la salud de la propia María , ya
que estaba embarazada de un quinto hijo, en su cuarto mes de gestación.
Los acontecimientos de los días siguientes se sucederían en Fernán Núñez, muy
rápidamente al igual que en casi todos los pueblos de la campiña cordobesa. La suerte de la
República tocaba a su fin, toda vez que desde la capital cordobesa y desde Sevilla, se llamaba a las
autoridades militares a secundar el alzamiento. Como en otras localidades, pronto las corporaciones
municipales clausuradas, así como los centros obreros y sus dirigentes serían detenidos por la
guardia civil, que inmediatamente proclamo el bando de guerra, tras las instrucciones recibidas
desde la capital.
En Fernán Núñez, la resistencia obrera, provocaría que la guardia civil, hubiera de
buscar refugio recluyéndose en el cuartel a la espera de refuerzos.
Durante varios días las fuerzas obreras fueron dueñas de la situación, entablándose una
lucha armada entre estas y los guardias civiles acuartelados dentro del cuartel. Tras varios intentos
de negociación para que la guardia civil se rindiese, el día 24 de agosto, el comité obrero enviaría a
las dependencias cuartelarías a dos personas para intentar negociar con las mismas la salida de las
mujeres y niños del cuartel asediado.
Dos mujeres fueron las encargadas de esta misión Dorotea García Cuesta a/ “Cerulla” y
María Antonia Jiménez Alcaide a/ “La Fina”, que se ofreció voluntaria por conocer personalmente a
casi todas las mujeres y niños de los guardias civiles encerrados, pues casi todas ellas habían sido
clientas de su tienda de tejidos.
María Antonia, viendo el cariz que estaba tomando la situación, propuso acercarse al
cuartel con un mensaje para las familias de los guardias, al efecto que tanto las mujeres como los
niños pudiesen salir del mismo sanos y salvos y alojarse mientras todo se solucionaba en su propia
casa.
Dorotea y María Antonia, actuaron de emisarias y llevaron el siguiente mensaje al
teniente de la guardia civil Cristóbal Recuerda Jiménez :
“Al teniente de la guardia civil y demás soldados a sus órdenes en este cuartel de
Fernán Núñez. El Gobierno del Frente Popular es dueño de la situación en toda España, en este
pueblo también lo es, excepto en ese cuartel, el cual si no hace lo que se le comunica, también lo
tomaremos por las malas, puesto que contamos con fuerza y con elementos para destrozar dicho
edificio, Por tanto este único aviso es el que damos, puesto que somos hombres humanitarios y
sabemos lo que se aprecia la vida y en particular la de los hijos y por tal motivo, sometemos a
vuestro conocimiento el siguiente comunicado:
Uno. En primer lugar, os manifestamos que inmediatamente salgan de ese
cuartel, todas las mujeres y niños que haya, para garantizarles las vida que puedan correr.
Dos. Si desea usted escapar con vida, necesitamos que inmediatamente después
que las mujeres y los niños se encuentren a salvo, se salgan ustedes, dejando las armas en el
cuartel, y saliendo con las manos en alto en señal de paz, bien entendido que no tienen que tener
armas, puesto que serán cacheados y al que se le encuentre algún arma será fusilado
inmediatamente. Si hacen esto, serán garantizadas vuestras vidas y la de los suyos, por tanto os
damos esta facilidad para que podáis irse donde os convenga, disfrazados de obreros.
Fernán Núñez, julio del 36. El comité revolucionario.
Centro Obrero de Agricultores y Oficios Varios. Fernán Núñez”. (1)
El teniente de la guardia civil se negó a negociar la salida contestando que …
“realizaran el ataque si tenían valor para ello”.
Al día siguiente, saldrían de la capital una columna con objeto de liberar Fernán
Núñez, al mando del comandante Manuel Aguilar Galindo, entraron en la localidad ese mismo día
librándose a su paso algunos tiroteos y escaramuzas que concluyeron con la liberación de la guardia
civil sitiada en el cuartel y la toma completa de la localidad.
La población quedo bajo jurisdicción militar,, ese mismo día comenzándose
desde ese mismo momento, la requisa de armas, las detenciones y fusilamientos de las fuerzas
obreras y dirigentes políticos, a pesar de haber proclamado “que el que no tuviese las manos
manchadas de sangre , nada tenía que temer”.
“… a partir del día 25 la represión fue terrible: violación de mujeres, peladas al
cero, les daban aceite de ricino y las paseaban por el pueblo. Raro era el día que no salía el
camión de madrugada para fusilar a personas inocentes, y volvían cantando el cara al sol”. (2)
María Antonia Jiménez Alcaide, sería denunciada “ por ser cómplice de los
sublevados, al haberse ofrecido a actuar de mediadora.”
Días más tarde, sería detenida en su propio domicilio. Un grupo de
falangistas la detuvo el día 15 de agosto de 1936, en el interior de su casa, poco antes de las diez de
la noche.
Su marido Fernando Valle, se encontraba en la puerta de la casa tomando el
fresco en uno de los veranos más calurosos del pasado siglo, con su hijo con su hijo Agustín en
brazos, cuando el grupo de falangistas, encabezados por el cabo de la guardia civil, llegaron
buscando a su mujer para … “llevarla al cuartel”. Entraron en su domicilio y detuvieron a María
Antonia, maniatandola para llevársela por la fuerza.
Fernando Valle, se negó por rotundo a abandonar a su mujer, diciendo… “donde vaya
mi mujer voy yo” , a lo que los falangistas le contestaron “muy bien, tu también te vienes entonces
con nosotros”. Tras un registro en su domicilio, le acusaron de esconder armas. Escopetas de caza.
Sus cuatro hijos, ( de edades comprendidas entre los 16 y los 4 años ), pudieron
presenciar como se llevaban a sus padres. Nunca más volverían a verlos.
“… la mirada que mi madre me dirigió, no podré olvidarla nunca” (2)
Pocas horas después de su detención, María Antonia Jiménez Alcaide
(embarazada ya de cinco meses) y con 40 años de edad y su marido Fernando Valle Luque con 41
años, fueron subidos, maniatados a un camión, junto con otras personas de la misma localidad y de
otras limitrófes, que desde Fernán Núñez inicio un mortal y planificado recorrido en dirección al
término municipal de Aguilar de la Frontera, a 26 kilómetros de distancia.
Al alba del día 16 de agosto de 1936, serían vilmente asesinados, junto a sus
compañeros de infortunio, detenidos también en las localidades de Montemayor y en Aguilar de la
Frontera.
Sus cuerpos sin vida, serían trasladados al cementerio municipal de Aguilar de la
Frontera, donde desde hacía ya varías semanas se venían realizando este tipo de ejecuciones todos
los días. Junto a diez y seis personas más (entre ellas otras dos mujeres), fueron arrojados a casi tres
metros de profundidad a la fosa común número 19.
Sus hijos, huérfanos de padre y de madre, Antonia, Manuela, Agustín y Marina,
pronto, muy pronto supieron de la implacable justicia del nuevo régimen nacional.
Un nuevo régimen que dos meses más tarde, asesinaría también a uno de sus
tíos Juan Jiménez Alcaide, uno de los hermanos de María Antonia, de 45 años de edad y también
comerciante de profesión el 7 de octubre de 1936.
Y una implacable justicia, que iniciaría una persecución implacable para
expropiar los bienes y propiedades de otro de los hermanos de su madre, Alfonso Jiménez Alcaide,
que sufriría en sus carnes la represión económica del nuevo régimen, al verse sometido a la Ley de
Responsabilidades Políticas.
Los bienes económicos e inmuebles del matrimonio , que poseían una tienda de
tejidos y la casa del Casino, donde instalaron un café, les fueron embargados y expropiados.
“ de la casa del Casino, mis padres habían pagado un plazo y les quedaban
otros dos por pagar al dirigente de la CEDA Manuel Jiménez Benito. Esté tras los asesinatos de
mis padre, recuperó la casa ( hoy llamada “El Mercantil”) y la alquiló a la Falange y se apoderó
también de una pastelería y tienda de ultramarinos de un hermano de “La Fina”, Juan Jiménez
Alcaide, al que habían matado en Córdoba”. (4)
Una nueva justicia, que participó en su desaparición, física y documental, pues
sus asesinatos, su desaparición, su muerte, no se registro oficialmente en el registro Civil, hasta el
año 1953, diez y ocho años más tarde de haberles quitado la vida.
Pasado, el tiempo, el 29 de abril de 1940, el Juzgado Municipal de Fernán
Núñez, realizó una petición al alcalde de Aguilar de la Frontera, para conocer el paradero final de
Fernando y María:
“ Espero merecer de Vd., se informe a este juzgado, si fueron inhumados en el
cementerio de esa localidad los cadáveres de los que fueron vecinos de esta villa Fernando Valle
Luque y esposa María Jiménez Alcaide a quienes les fue aplicado el bando de guerra el 16 de
agosto de 1936, en ese término.
Dios guarde a Ud. muchos años.
Fernán Núñez 29 de abril de 1940 “
Y al cual el entonces alcalde de Aguilar de la Frontera, le contesta en los
siguientes términos:
“ Contesto a su atento escrito fecha 29 del pasado mes de abril, por el cual me
interesaba informe sobre si habían sido inhumados en el cementerio de esta ciudad, los que fueron
vecinos de esa Fernando Valle Luque y su esposa María Jiménez Alcaide a quienes les fue aplicado
el bando de guerra el 16 de agosto en este término municipal.
Lamento no poder informar a ese Juzgado sobre estos extremos. En los libros
del cementerio municipal, no aparece dato alguno que con ello se relacione y por cuanto afecta a
informes que he adquirido – razón por la que antes no he contestado a su citado escrito – resulta
que, en efecto, en aquellos días fueron enterrados varios cadáveres de hombres y mujeres, a
quienes se encontró en las proximidades de esta ciudad, pero sin que conste nombre ni dato alguno
que pueda servir para su identificación, y para en este momento, responder categóricamente a la
pregunta que se me hace.”
Esa identificación, gracias a la búsqueda emprendida por sus hijos Manuela y Agustín
Valle y sus nietos Carmen Yuste Valle, Fernando Yuste Valle, Enrique Santos Valle, Elisa Valle
Hernández, Fernando Valle Hernández, Rosa Mª. Valle Hernández y Montserrar Valle Hernández
hoy, afortunadamente, después de más de tres cuartos de siglo, ha sido posible.
Con la intervención de exhumación y la identificación génetica por ADN llevados a
cabo por AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la
Frontera (Córdoba), María Jiménez Alcaide y su esposo Fernando Valle Luque han podido ser
identificados para poder ser devueltos de nuevo a sus familiares, para que el después, se pueda
hacer presente para siempre.
“… con el cuchillo de aquel absurdo, también el tiempo fue partido en dos mitades, el
antes y el después de la brusca pérdida. En su larguísimo “después” en las historias vitales de los
hijos de María quedaron heridas por secuelas psíquicas Hoy solo queda con vida su hijo Agustín.
Pero de una u otra forma todos han pasado su vida recordando y transmitiéndonos el recuerdo y
luchando por encontrar las comprensión de unos hechos que resultan en verdad incomprensibles.
Por eso ahora, en este “después”, que es nuestro presente, los nietos y las nietas de
María y de Fernando, no buscamos comprender, sino más bien edificar un sentimiento que junte lo
que el crimen y la guerra separaron, un sentimiento que será una casa, donde los hijos se reúnan
de nuevo con sus padres. Y buscamos también las difíciles palabras, palabras que no resuenen con
rencor, pero sí con justicia, para transmitir a nuestros propios hijos el orgullo por aquellos que el
tiempo, esta vez ya no nos va a arrebatar”. (5)
Hoy con esta mirada realizada desde el otro lado del tiempo, quiero acudir de nuevo a
la memoria, para cargar de sentido estas vidas, estos nombres y apellidos. Para tener el privilegio de
ver por un instante el rostro de esta mujer y de este hombre congelados en una fotografía en blanco
y negro.
He querido descorrer el cerrojo cerrado del silencio y contar la verdad, para que ese
pequeño milagro del tiempo y la historia nos devuelvan de nuevo a María y a Fernando, a través de
su ya permanente presencia, capaz de sobrevivir al tiempo y a la guerra, por que la vida de estas dos
personas admirables no termino con su muerte.
NOTAS
(1) “La campiña roja” la represión franquista en Fernán Núñez (1936-1943) Arcángel
Bedmar.Pag. 38.
(2) Testimonio de su hija Manuela Valle Jiménez. “La campiña roja” Arcángel Bedmar. Pag. 64
(3) Testimonio de su hija Manuela Valle Jiménez “La campiña roja” Arcángel Bedmar. Pag. 63
(4) Testimonio de su hija Manuela Valle Jiménez “La campiña aroja” Arcángel Bedmar. Pag.
63
(5) Escrito de la nieta Rosa Mª. Valle